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Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

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imagen obscena). ¿Qué es? Mostré el libro. Ella leyó como recién alfabetizada.<br />

Mas-Allá-<strong>de</strong>l-Río-y-entre-los-árboles. Aquí hizo casi <strong>un</strong>a mueca <strong>de</strong><br />

asco. ¿Jemingüey? ¿Usté lee a Jemingüey? Parece que dije alg<strong>un</strong>a vez que<br />

sí. ¿No está pasado <strong>de</strong> moda? Creo que sonreí: Es que yo estuve enfermo<br />

cuando chiquito Tito, lívido, le dijo algo al oído y al tiempo que ella abría la<br />

boca en <strong>un</strong>a exclamación sin p<strong>un</strong>to, yo <strong>de</strong>cía y me pongo al día. Ella sonreía<br />

ahora con todos sus labios largos y rosados (no llevaba maquillaje ese día,<br />

recuerdo), diciendo en su risa Es que yo soy TAN innorante, pero queriendo<br />

<strong>de</strong>cir Querido usté está atrasado en sus lecturas y diciendo en realidad<br />

Perdona pausa íntima ¿te puedo tutear? reinicio intimísimo.<br />

Sí le dije yo claro que sí y al <strong>de</strong>cirlo me apretó la mano en señal <strong>de</strong><br />

gracias. Gracias: ella era amiga también <strong>de</strong>l énfasis. Tendió la otra mano al<br />

libro. Presta me dijo me tengo que ir dijo y metió su mano <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mi<br />

chaqueta (fue entonces que supe que había soltado mi mano, que se quedó<br />

en el aire, recordándome aquel juego infantil <strong>de</strong>l reflejo muscular y el brazo<br />

y la pared: tensión dinámica) y sacó mi pluma Te voy a ap<strong>un</strong>tar mi número<br />

<strong>de</strong> teléfono mientras escribía para que me llames. Me lo <strong>de</strong>volvió todo (miré<br />

el número sin verlo) y me sonrió su sonrisa marcada Adiós Pero<br />

Posiblemente Hasta Luego. Chao fue lo que dijo, claro.<br />

La llamé <strong>un</strong> día cuando terminé <strong>de</strong> leer por tercera ocasión esta novela<br />

conmovedora y triste y alegre que es <strong>un</strong>o <strong>de</strong> los pocos libros <strong>de</strong> veras sobre<br />

el amor que se han escrito en el siglo, cuando vi su nombre escrito sobre la<br />

palabra FIN en <strong>un</strong>a letra gran<strong>de</strong> y dibujada pero agradable: <strong>un</strong> si es no es<br />

falsa/trabajada/viril. No estaba, pero hablé con Ella por primera vez. Quiero<br />

<strong>de</strong>cir, con Laura su amiga dijo <strong>un</strong>a voz que me pareció entonces <strong>de</strong>masiado<br />

melosa. Livia no está. ¿Quiere <strong>de</strong>jarle <strong>un</strong> recado? No, yo llamaría otro día.<br />

Colgué: es curioso, colgamos. Cortamos la com<strong>un</strong>icación, así, con <strong>un</strong> gesto,<br />

cuando habíamos conseguido hablar el <strong>un</strong>o con el otro. Creo que n<strong>un</strong>ca<br />

<strong>de</strong>spués (y hubo mucho tiempo para que ocurriera) estuvimos tan cerca,<br />

j<strong>un</strong>tos. Ella me dijo luego que se quedó pegada al teléfono (que estaba en<br />

los bajos, j<strong>un</strong>to al comedor lleno <strong>de</strong> huéspe<strong>de</strong>s) aquellas siete y cuarto <strong>de</strong> la<br />

noche, esperando que yo volviera a llamar. Me lo dijo cuando Livia me presentó<br />

<strong>un</strong> día, frente al canal. Se separó <strong>de</strong> <strong>un</strong> grupo para saludarme, porque<br />

sabía que no me gustan los grupos. Arsen me dijo hay <strong>un</strong>a pausa conocida<br />

mía que quiere conocerte. No tenía la menor i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> quién sería, tanto que<br />

iba a dar <strong>un</strong>a excusa y meterme en la máquina, cuando vi <strong>un</strong>a muchacha<br />

larga, pobremente vestida <strong>de</strong> negro, <strong>de</strong>lgada, <strong>de</strong> pelo castaño claro, casi<br />

arena, que sonreía j<strong>un</strong>to a la escalera: yo la había mirado al pasar por su<br />

lado, contento <strong>de</strong> ver aquel cuerpo esbelto y bien hecho y joven, y creo que

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