09.05.2013 Views

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

hasta el estrado y se quedó allí j<strong>un</strong>to a la orquesta.<br />

—No sabía que tocabas tan bien —me dijo cuando terminó la pieza.<br />

—Ni bien ni mal —le dije—. Lo suficiente para ganarme la vida.<br />

—No, tocas muy bien. Me gusta.<br />

No dijo si le gustaba que tocara o que tocara bien o si le gustaba yo<br />

tocando bien. ¿Sería <strong>un</strong>a beata musical? ¿O <strong>de</strong> la perfección? ¿Hice alg<strong>un</strong>a<br />

seña o indicación <strong>de</strong>latora?<br />

—En serio —me dijo—. Ya quisiera tocar yo como tú.<br />

—No te hace falta.<br />

Movió la cabeza. ¿Era <strong>un</strong>a beata? Pronto lo sabría.<br />

—A las niñas <strong>de</strong>l Yacht no les hace falta tocar el bongó.<br />

—Yo no soy <strong>un</strong>a niña <strong>de</strong>l Yat —dijo y se fue y no supe dón<strong>de</strong> le<br />

dolía. Pero seguí tocando.<br />

Seguía tocando y tocando vi a Arsenio Cué llamar al camarero y pedir<br />

la cuenta tocando y tocando <strong>de</strong>spertar a Silvestre y vi al prieto escritor<br />

levantarse y empezar a salir con Vivian y Sibila cogidas <strong>de</strong> los brazos y<br />

tocando Cué estaba pagando él solo bastante y tocando regresó el camarero<br />

y Cué le dio <strong>un</strong>a propina tocando que pareció buena por la cara <strong>de</strong>l camarero<br />

satisfecha tocando y lo vi irse a él también y re<strong>un</strong>irse todos en la puerta y el<br />

botones abrir las cortinas y tocando salieron por la sala <strong>de</strong> juego roja y ver<strong>de</strong><br />

y bien alumbrada y la cortina cayó sobre, <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ellos tocando. No me<br />

dijeron ni hasta luego. Pero no me importó porque estaba tocando y seguía<br />

tocando y todavía iba a seguir tocando <strong>un</strong> buen rato.<br />

IV<br />

Antes <strong>de</strong> esta noche <strong>de</strong>l Sierra vi muy poco a Vivian, pero vi bastante<br />

a Arsenio Cué y a mi amigo Silvestre. No sé por qué pero los vi. Un día yo<br />

salía <strong>de</strong> <strong>un</strong> ensayo (creo que era <strong>un</strong> sábado por la tar<strong>de</strong>) y me encontré con<br />

Cué solo que venía por la calle 21, asombrosamente a pie. Hacía mucho<br />

calor esa tar<strong>de</strong> y a<strong>un</strong>que estaba nublado hacia el sur no parecía que fuera a<br />

llover, pero Cué tenía puesta <strong>un</strong>a capa <strong>de</strong> agua (para él, su imper) y venía<br />

fumando en boquilla y caminando con su difícil paso zambo y echando<br />

humo por la nariz, por las dos, que era <strong>un</strong>a doble columna gris que le salía<br />

ostentosa sobre el labio. Me acordé <strong>de</strong>l dragón chiflado. Un dragón no tan<br />

chiflado que siempre llevaba espejuelos negros y <strong>un</strong> cuidado bigote.<br />

—No se pue<strong>de</strong> aguantar este sol —me dijo como saludo.<br />

—Te <strong>de</strong>bes estar ahogando —le dije y le señalé la capa.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!