09.05.2013 Views

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

visto y me preg<strong>un</strong>tó que si era buena y le contesté que la pintura sí pero la<br />

película no, que Kirk Fangó pintaba mientras lloraba y al revés y que<br />

Anthony Gauquinn era <strong>un</strong> bo<strong>un</strong>cer <strong>de</strong>l Saloon <strong>de</strong> Rechazados, pero que <strong>de</strong><br />

todas maneras esperara a saber la opinión profesional y sabia y sesuda <strong>de</strong><br />

Silvestre mi amigo. Finalmente le dije mi nombre, el verda<strong>de</strong>ro.<br />

—Es bonito —me dijo. No se lo discutí.<br />

Parecía que Arsenio Cué estaba oyéndolo todo porque se soltó <strong>de</strong> <strong>un</strong>o<br />

<strong>de</strong> los brazos <strong>de</strong> pulpo huesudo <strong>de</strong> su novia y me dijo:<br />

—Why don't you marry?<br />

Vivian se sonrió, pero fue <strong>un</strong>a risa automática, <strong>un</strong>a sonrisa <strong>de</strong> mención<br />

comercial, <strong>un</strong>a mueca en broma.<br />

—Arsen —dijo su novia.<br />

Miré a Arsenio Cué que insistía.<br />

—Yes yes yes. Why don't you marry?<br />

Vivian <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> sonreír. Arsenio estaba borracho, insistiendo con su<br />

índice y su voz. Tanto que Silvestre <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> mirar el show, pero sólo <strong>un</strong><br />

momento.<br />

—Arsen —dijo su novia, impaciente.<br />

—Why don't you marry?<br />

Había <strong>un</strong> pique, <strong>un</strong>a molestia insistente en su voz, como si yo hablara<br />

con su novia y no con Vivian.<br />

—Arson —gritó ella ahora. La novia no Vivian. —Es Arsen —le dije<br />

yo.<br />

Me miró con sus ojos azules y furiosos, <strong>de</strong>scargando sobre mí la<br />

impaciencia que era <strong>de</strong> Cué.<br />

—Ça alors —me dijo—. Cheri, viens. Embrassez-moi —eso se lo dijo<br />

a Arsenio Cué, por supuesto.<br />

—Oh <strong>de</strong>ar —dijo Cué y se olvidó <strong>de</strong> nosotros todos para h<strong>un</strong>dirse en<br />

aquellos cúbitos, en aquellos radios, en aquellas clavículas bilingües.<br />

Trilingües.<br />

—¿Qué le pasa? —preg<strong>un</strong>té. A Vivian.<br />

Ella los miró y me dijo:<br />

—Nada, que quieren convertir al español en <strong>un</strong>a lengua muerta.<br />

Nos reímos los dos. Me sentí bien y ahora era no solamente por su<br />

voz. Silvestre <strong>de</strong>jó el show <strong>de</strong> nuevo, nos miró muy serio y volvió a mirar el<br />

tren <strong>de</strong> senos, piernas y muslos que marcaba <strong>un</strong>a conga viajera por <strong>un</strong>a<br />

ilusoria vía férrea <strong>de</strong> música y color y escándalo. El número se llamaba El<br />

trencito <strong>de</strong>l amor y tenía música <strong>de</strong> La ola marina.<br />

—Vamos a ver la ola marina, vamos a ver la vuelta que da —dijo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!