09.05.2013 Views

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—¿No sabes cuándo naciste?<br />

—Más o menos.<br />

—¿Y no tienes miedo?<br />

—Y por qué.<br />

—Deja que lo sepa Cué. Por nada. Por lo menos sabes que naciste.<br />

—¿Estoy aquí no?<br />

—Prueba concluyente. Si estuvieras conmigo en <strong>un</strong>a cama, sería<br />

<strong>de</strong>finitiva. Coito ergo sum.<br />

Claro que no entendió. Me pareció que ni siquiera oyó. No tuve<br />

tiempo <strong>de</strong> asombrarme <strong>de</strong> mi tirada a fondo. Eso pasa cuando se sube <strong>un</strong><br />

tímido en <strong>un</strong> trampolín. —Latín. Quiere <strong>de</strong>cir que si pisas, piensas existes.<br />

Serás hijo <strong>de</strong> puta!<br />

—Como piensas, estás aquí, caminando, conmigo, bajo el calor <strong>de</strong> las<br />

estrellas.<br />

Si sigues hablando así terminarás, Tú Juana, yo Tartán. Anti-lenguaje.<br />

—Qué complica<strong>de</strong>ra la <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s. To lo complican.<br />

—Tienes razón. Toda la.<br />

—Y qué habla<strong>de</strong>ra. Habla que te habla.<br />

—Más razón. Te cabe el <strong>de</strong>recho. Le das en la yema a Descartes.<br />

Dije Des-cartes.<br />

—Sí, lo conoco bien.<br />

Debí pegar <strong>un</strong> salto. Tan gran<strong>de</strong> como el que dio Arsenio Cué <strong>un</strong> día<br />

en el Mambo Club, <strong>un</strong>a noche, <strong>un</strong>a noche toda llena <strong>de</strong> putas y <strong>de</strong> mesa con<br />

carteras encima y <strong>de</strong> música <strong>de</strong> alas —Alas <strong>de</strong>l Casino, <strong>de</strong> moda entonces,<br />

con <strong>un</strong>a pupila enamorada <strong>de</strong> su voz, que no hacía más que poner los cinco<br />

discos <strong>un</strong>a y otra vez, hasta que no solamente me sabía el final <strong>de</strong> <strong>un</strong> disco<br />

sino el comienzo <strong>de</strong>l siguiente, empatados, como <strong>un</strong>a sola canción larga.<br />

Cué empezó a pedantear como siempre, a hablar con <strong>un</strong>a puta, preciosa, <strong>un</strong>a<br />

ricura, y le dijo que yo me llamaba Senofonte y él Cirocué y que vine a<br />

combatir j<strong>un</strong>to a él en esta batalla <strong>de</strong> los sexos, nuestro Mamábasis, y <strong>un</strong>a<br />

puta en otra mesa, solitaria, algo vieja (en el Mambo <strong>un</strong>a mujer <strong>de</strong> treinta<br />

años era <strong>un</strong>a anciana, Balzanciana) y ella, <strong>de</strong> ojos dulces, le preg<strong>un</strong>tó<br />

suavemente a Cué, ¿Contra Darío Codomano? y se enfrascó en <strong>un</strong>a larga<br />

disertación sobre el Anábasis que casi parecía la retirada <strong>de</strong> las diez mil<br />

putas hacia el mar por lo bien que la conocía y resultó ser <strong>un</strong>a normalista<br />

que por azares <strong>de</strong> la historia (se hacía llamar Alicia, pero nos dijo su<br />

verda<strong>de</strong>ro nombre que, cosa curiosa, era Virginia Hubris o Ubría) y <strong>de</strong> la<br />

economía vino a parar en puta hace poco, al revés <strong>de</strong> las otras, que comenzaban<br />

por ahí <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que eran <strong>un</strong>as niñas ¿y pue<strong>de</strong>n creer que Arsenio

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!