09.05.2013 Views

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

acabar.<br />

—¿Salimos o no?<br />

—Sí salimos. Pero me alegro <strong>de</strong> haber bajado, porque el portero no te<br />

hubiera <strong>de</strong>jado entrar.<br />

—¿Cómo hacemos?<br />

—Espérame en la esquina <strong>de</strong>l Club 21. Enseguida voy.<br />

Lo cierto es que ya no tenía ganas <strong>de</strong> salir con ella. No recuerdo si fue<br />

porque pensé en el portero o si porque estaba seguro <strong>de</strong> que no llegaríamos a<br />

nada. Entre Vivian y yo había más <strong>de</strong> <strong>un</strong>a calle que atravesar. Dejé la calle<br />

metafórica, crucé la calle <strong>de</strong> la realidad y pensé en la calle <strong>de</strong>l recuerdo, en<br />

esta misma calle la noche que conocí a Vivian, que me encontré a Silvestre<br />

y a Cué que regresaban <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar a Vivian y a Sibila en sus casas.<br />

—¿Qué dice el Go<strong>un</strong>od <strong>de</strong>l pobre? —me dijo Cué haciendo alar<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

su cultura musical, <strong>de</strong> música europea—. ¿Tú no sabías que Go<strong>un</strong>od, sí el<br />

mismo <strong>de</strong>l Ave María, fue timbalero?<br />

—No, no lo sabía.<br />

—Pero tú sabías quién era G<strong>un</strong>ó no —me dijo Silvestre. Estaba<br />

borracho, cayéndose.<br />

—¿G<strong>un</strong>onó? —le dije—. No. ¿Quién era G<strong>un</strong>onó?<br />

—No, yo no digo G<strong>un</strong>onó, digo G<strong>un</strong>ó.<br />

Arsenio Cué se rió.<br />

—Te están bonchando, mon vieux. Voy cien pesos contra <strong>un</strong> cabo <strong>de</strong><br />

tabaco a que éste sí sabe quién fue Go<strong>un</strong>od. Él es <strong>un</strong> timbalero curto —así<br />

dijo, a propósito. —Como Go<strong>un</strong>od, alias G<strong>un</strong>ó.<br />

No había dicho nada. Todavía. Pero lo diría, Cué, mon vieux.<br />

—Arsenio —le dije y ya iba a <strong>de</strong>cir Silvestre cuando sentí <strong>un</strong> eructo a<br />

mi espalda y era Silvestre que casi se cae <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> él— y Silvestre, el dúo.<br />

¿Se rieron? ¿Se rió el dúo? Podía partirlos con <strong>un</strong>a carcajada, hasta<br />

con <strong>un</strong>a sonrisa o con <strong>un</strong>a mirada. Los dúos son así. Lo sé porque soy<br />

músico. Siempre hay <strong>un</strong> primo y <strong>un</strong> seg<strong>un</strong>do y a<strong>un</strong> al <strong>un</strong>ísono son frágiles.<br />

—Silvestre, ¿tú sabes que Cué acaba <strong>de</strong> meter la pata? —¿No me<br />

digas? —dijo Silvestre casi saliendo <strong>de</strong> su borrachera—. Cuenta tú cuenta.<br />

—Voy a contar.<br />

Cué me miró. Parecía divertido.<br />

—Arsenio Monvieux tengo algo muy triste que <strong>de</strong>cirte. Go<strong>un</strong>od no<br />

fue n<strong>un</strong>ca timbalero. El timbalero con quien lo conf<strong>un</strong><strong>de</strong>s, lo f<strong>un</strong><strong>de</strong>s fue<br />

Héctor Berlioz, el autor <strong>de</strong>l Viaje <strong>de</strong> Sigfrido por el Sena.<br />

Me pareció que por <strong>un</strong> momento Cué quiso estar tan borracho como<br />

Silvestre y Silvestre estar tan sobrio como Cué. O viceversa, como dirían los

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!