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Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

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—¿A Irenita?<br />

Lo miré con <strong>un</strong>a <strong>de</strong> sus miradas tópicas.<br />

—¿A la estatuica? Por favor, Silvestre.<br />

—No jodas.<br />

—Floro es <strong>un</strong> hombre, te advierto.<br />

—A Magalena, coño. No hago más que pensar en ella. Me hechizó. Es<br />

<strong>un</strong>a maga Lena.<br />

Cué se <strong>de</strong>tuvo y se agarró a <strong>un</strong>a columna <strong>de</strong> la marquesina, como si el<br />

muro <strong>de</strong>l jardín fuera el brocal <strong>de</strong> <strong>un</strong> pozo.<br />

—Dilo <strong>de</strong> nuevo.<br />

Me asombró también el tono en que habló.<br />

—Es <strong>un</strong>a maga Lena.<br />

—Repítelo, por favor. El nombre y el título nada más.<br />

—Maga Lena.<br />

—¡Ya sabía yo!<br />

Saltó hacia atrás y se pegó en la frente con la palma <strong>de</strong> la mano<br />

abierta.<br />

—¿Qué pasó?<br />

Nada nada me dijo y entró en el restorán.<br />

XX<br />

Arsenio Cué pidió pollo asado, papas fritas y compota <strong>de</strong> manzana y<br />

ensalada <strong>de</strong> lechuga. Pedí <strong>un</strong>a hamburguesa y puré y <strong>un</strong> vaso <strong>de</strong> leche.<br />

Comiendo él hablaba <strong>de</strong>l pollo, que es casi <strong>un</strong>a grosería. Me sentí repetido,<br />

<strong>de</strong> nuevo en Barlovento.<br />

—Se me ocurre —dijo— que hay alg<strong>un</strong>a relación (estrecha) entre la<br />

mesa y el sexo, que se comparten los mismos fetichismos en cama y en<br />

comida. Cuando era joven o cuando era más joven, cuando era adolescente<br />

—dijo adoles-cente—, hace <strong>un</strong>os años, me encantaba la pechuga y siempre<br />

la pedía. Un día <strong>un</strong>a amiga me dijo que los hombres preferían la pechuga y<br />

las mujeres el muslo. Ella según parece, comprobaba esa teoría todos los<br />

días a la hora <strong>de</strong>l almuerzo. Si ponían pollo en la casa <strong>de</strong> huéspe<strong>de</strong>s.<br />

—¿Quién se come las alas y el cuello y la molleja? Era yo, claro.<br />

Siempre me <strong>de</strong>jo llevar por el viento <strong>de</strong> la conversación.<br />

—No sé. Supongo que ése es el pollo <strong>de</strong>l pobre.<br />

Tengo <strong>un</strong>a hipótesis mejor. Te voy a a<strong>de</strong>lantar <strong>un</strong>a tríada posible.<br />

Jorge el piloto, el con<strong>de</strong> Drácula y Oscar Wil<strong>de</strong>. En ese or<strong>de</strong>n.

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