09.05.2013 Views

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—¿Te parece bien el Monseñor?<br />

—Voy don<strong>de</strong> vayas. Considérame tu chaperón espiritual.<br />

Hizo <strong>un</strong>a reverencia.<br />

—Bueno, Vamos al Club 21. Voy a <strong>de</strong>jar el carro aquí. Siempre es<br />

bueno tener <strong>un</strong> amigo que engor<strong>de</strong> los caballos <strong>de</strong> fuerza con su ojo ubicuo.<br />

O bizco, pensé yo. Entramos al parqueo y <strong>de</strong>jamos el carro bajo <strong>un</strong>a<br />

luz. Cué regresó a sacar la llave. Miró al cielo. —¿Tú crees que llueva,<br />

padre Governa?<br />

—No creo. Todavía está la —tempestad sobre el mar. —Bueno.<br />

Supongo que la lectura <strong>de</strong> partes <strong>de</strong> guerra hace mejores soldados que el<br />

campo <strong>de</strong> batalla. Andamio.<br />

—Nada hay escrito sobre el tiempo.<br />

Me miró, con la cabeza la<strong>de</strong>ada, y el entrecejo fr<strong>un</strong>cido en burla,<br />

Cuéry Grant.<br />

—Me refiero a la meteorología —le dije.<br />

Pagó a la entrada.<br />

—¿No anda Ramón por aquí?<br />

—Qué Ramón.<br />

—El único Ramón, Ramón García.<br />

—Es que yo también me llamo Ramón, Ramón Suárez. —Mil<br />

perdones. ¿No está el otro Ramón?<br />

—Él anda <strong>de</strong> alquiler. ¿Lo quería para algo?<br />

Un mensaje a García, pensé y casi lo dije.<br />

—Nada más que saludarlo. Dígale que Arsenio Cué preg<strong>un</strong>tó por él.<br />

—Cué. Está muy bien. Se lo diré mañana o le <strong>de</strong>jo recado si no lo veo.<br />

—No tiene importancia. No es más que <strong>un</strong> saludo. —Será dado.<br />

—Gracias.<br />

—No hay por qué.<br />

Versalles. Si el Nacional hablara. Caminamos bajo las palmeras y me<br />

quedé mirando la ninfa que sostiene <strong>un</strong>a copa <strong>de</strong> agua eterna en la fuente <strong>de</strong>l<br />

hotel, <strong>de</strong>snuda, parada en p<strong>un</strong>ta y <strong>de</strong>scalza, ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> la noche pero<br />

iluminada por <strong>un</strong> reflector que se empeñaba en hacer notorio <strong>un</strong> acto <strong>de</strong> tan<br />

evi<strong>de</strong>nte ebriedad íntima, casi <strong>un</strong> narcisismo interior, como la niña que se<br />

mira <strong>de</strong>snuda al espejo <strong>de</strong>l baño y es sorprendida por <strong>un</strong> ojo vigilante y<br />

entrometido, ajeno. Era obsceno.<br />

—Linda, eh. Un poco loca con toda esa agua que bebe que no termina<br />

n<strong>un</strong>ca. Alégrate, Silvestre, que Pigmalión y Condillac no an<strong>de</strong>n sueltos.<br />

Arrebatada, como todas las mujeres. A<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>masiado limpia para mi<br />

gusto. She's spoiling her flavour.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!