09.05.2013 Views

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

sesperado lector tardío <strong>de</strong> Bak<strong>un</strong>in con su bomba a fortiori, <strong>un</strong> magnicida<br />

criollo? Me hice la triple preg<strong>un</strong>ta tres veces. Lo vi al entrar, estaba allí a la<br />

hora <strong>de</strong> almorzar, lo volví a ver al mediodía y por la tar<strong>de</strong>, cuando me iba,<br />

levantó sus seis pies <strong>de</strong> estatura al salir yo y bajamos j<strong>un</strong>tos. En ese<br />

momento llegaba el senador Solaún, dueño, administrador, jerarca nato.<br />

Saltó gordo y pequeño y ágil <strong>de</strong> la máquina, vestido todo <strong>de</strong> dril 100 blanco<br />

y con el sombrero <strong>de</strong> jipijapa calado sobre la cabeza calva. Se oyó <strong>un</strong><br />

redoble <strong>de</strong> tambores. Casi <strong>un</strong>a voz an<strong>un</strong>ció, «¡Señoras y señores! El senador<br />

Solaún sube la escalera. ¡Sin red, señoras y señores! ¡Sin red! Se suplica<br />

silencio, ya que el menor ruido pue<strong>de</strong> costarle la vida». El visitante y yo lo<br />

vimos a <strong>un</strong> tiempo pero estoy seguro <strong>de</strong> que no pensamos lo mismo. El<br />

hombre se encogió más <strong>de</strong> hombros, bajó la cabeza y sin mirar al Gran<br />

Solaún que subía la escalera, casi tendió <strong>un</strong>a mano en el gesto, más bien en<br />

la ausencia <strong>de</strong>l gesto <strong>de</strong> petición que salía <strong>de</strong> su figura: era la metafísica <strong>de</strong><br />

la mendicidad.<br />

—Señor Solaún —dijo el hombre con <strong>un</strong>a voz que no se habría oído a<br />

no ser por el silencio <strong>de</strong>l momento estelar <strong>de</strong> que éramos, él y yo, testigos<br />

mudos. Solaún, lo miró <strong>de</strong> arriba abajo y supe entonces que no hay que ser<br />

más alto que el otro para mirarlo <strong>de</strong> arriba abajo. El redoble cesó y fue<br />

sustituido por <strong>un</strong> rugido: no eran los leones, era Solaún que hablaba.<br />

—Pero por fa-vor, ¡cómo me va usted a interrumpir en la escalera!<br />

No necesitó <strong>de</strong>cir más, porque el visitante, el pedigüeño, el<br />

profesional <strong>de</strong>l sablazo <strong>de</strong>saparecieron y en el lugar que ocupaban había<br />

ahora solamente <strong>un</strong> pobre hombre encogido, burlado, puesto en ridículo<br />

final. Pensé reírme, aplaudir, protestar pero no hice nada <strong>de</strong> eso, porque<br />

miraba fascinado la escena. ¿O era miedo y no fascinación? Solaún me vio y<br />

le dijo al hombre:<br />

—Hable con mi secretaria —y siguió subiendo la escalera, pero esta<br />

vez era <strong>un</strong> hombre como otro cualquiera que subía con paso ordinario <strong>un</strong>a<br />

escalera corriente. Fui yo, no el intruso en la escalera quien siguió el consejo<br />

y ahora Yossie o quizás Josefa Martínez me bajaba el puente levadizo y<br />

salvaba yo el foso feudal con la torpe gracia <strong>de</strong>l villano admitido por la<br />

primera vez en el castillo.<br />

—Pase, pase —me dijo Viriato Solaún, con todo el obsequio que se<br />

pue<strong>de</strong> transmitir mientras se hace algo importante, vital: firmar <strong>un</strong> cheque a<br />

la esposa para ir <strong>de</strong> compras, hablar por teléfono con la chiquita <strong>un</strong>a vez<br />

más, encen<strong>de</strong>r ese Churchill (era ran rico que podía permitirse el lujo <strong>de</strong><br />

fumarse, metafóricamente, <strong>un</strong> primer ministro inglés cada hora) aromático<br />

<strong>de</strong> media tar<strong>de</strong>. —¿Qué se le ofrece, jovenzuelo?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!