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Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

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—No sé. El cuento es tuyo no mío.<br />

—No, el cuento es tuyo.<br />

—Es tuyo.<br />

—Es mío pero es sobre ti <strong>de</strong> manera que es tuyo.<br />

—De los dos.<br />

—Bueno, vaya, <strong>de</strong> los dos. El cuento es que (risitas) estábamos éste<br />

(risiticas) y yo y creo que Códac. No, no era Códac. Era Eribó. ¿Era Eribó?<br />

—No era Eribó.<br />

—No. Parece que Eribó no estaba. Estábamos entonces Acá (risita) y<br />

Códac...<br />

—Códac no estaba.<br />

—¿No estaba?<br />

—No estaba.<br />

—Bueno mejor haces tú el cuento, ya que te lo sabes mejor que yo.<br />

—Gracias. Tengo <strong>un</strong>a memoria inflable. Estábamos (risas) éste y<br />

Bustrófedon y yo, nosotros cuatro...<br />

—Hay no ahí más que tres.<br />

—¿<strong>Tres</strong>?<br />

—<strong>Tres</strong> sí. Cuenta. Tú y Bustrófedon y yo.<br />

—Entonces somos dos, porque Bustrófedon no estaba.<br />

—¿Él no estaba?<br />

—No, yo no lo recuerdo y tengo <strong>un</strong>a gran memoria. ¿Tú te acuerdas si<br />

estaba?<br />

—No, yo no sé. Yo no estaba.<br />

—Cierto. Bueno, estamos (risas) estábamos (risas) quedábamos en el<br />

parque (risas) Códac y yo... ¿Yo estaba?<br />

Tú eres el Memorión, ¿recuerdas? Mr. Memory. Mamory Blame.<br />

—Sí, sí estaba. Estábamos. No, no estaba. Debía estar. ¿No? Si no<br />

estaba, ¿dón<strong>de</strong> estoy? ¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Me perdí <strong>de</strong>snudo en el parque!<br />

¡Ataja!<br />

Risas <strong>de</strong> los dos. Siempre fueron <strong>de</strong> los dos, nuestras solamente, las<br />

risas. Ni siquiera se dieron cuenta ellas <strong>de</strong> que esta versión <strong>de</strong> Bustrófedon<br />

<strong>de</strong> la Sinfonía La Sorpresa era el cuento <strong>de</strong> n<strong>un</strong>ca empezar. Inventamos,<br />

entonces, nuevas diversiones. ¿Para quién? A quien no quiere caldo, tres<br />

tazas <strong>de</strong> sopa <strong>de</strong> caballo metafísico estáis Rocinante es que no como.<br />

—¿Quieren que les cante <strong>un</strong>a canción?<br />

Era <strong>un</strong>a pega que robó Bustrófedon a <strong>un</strong> reverendo insensato y<br />

Arsenio Cué perfeccionó hasta el infinito, al par que la hizo suya. Ladrón<br />

que. Ahora yo sería su frontón, su straight-man, su carnal Marcelo, y como

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