el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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“y… Dios se apresura a hacer[lo]” (Génesis<br />
41:17–20, 22–26, 28–30, 32).<br />
El momento de poner nuestra casa<br />
en orden<br />
Ahora, hermanos, quisiera decir con toda claridad<br />
que no estoy pr<strong>of</strong>etizando; no estoy prediciendo<br />
que vendrán años de hambre en <strong>el</strong> futuro, pero sí<br />
digo que ha llegado <strong>el</strong> momento de poner nuestra<br />
casa en orden.<br />
Muchos de nuestros miembros viven al borde de<br />
sus ingresos; de hecho, algunos viven con dinero<br />
prestado.<br />
Hemos sido testigos en semanas recientes de cambios<br />
grandes y alarmantes en las bolsas de valores<br />
d<strong>el</strong> mundo. La economía es algo frágil, y una baja<br />
en la economía de Yakarta o de Moscú puede afectar<br />
de inmediato a todo <strong>el</strong> mundo. Con <strong>el</strong> tiempo,<br />
puede llegar a afectarnos a nosotros, individualmente.<br />
Hay un presagio de tiempo tormentoso al<br />
cual debemos hacer caso.<br />
Espero, de todo corazón, que nunca tengamos una<br />
depresión económica. Yo viví durante la Gran<br />
Depresión Económica de la década de 1930 [en<br />
Estados Unidos]. Terminé mis estudios universitarios<br />
en 1932, cuando <strong>el</strong> índice de desempleo de esta<br />
región excedía al treinta y tres por ciento.<br />
En ese entonces, mi padre era <strong>el</strong> presidente de la<br />
estaca más grande de la Iglesia en este valle. Eso fue<br />
antes de que contáramos con <strong>el</strong> actual programa de<br />
bienestar. Él se pasaba las noches preocupado por los<br />
miembros y, junto con sus colaboradores, estableció<br />
un gran proyecto <strong>para</strong> cortar leña con <strong>el</strong> fin de abastecer<br />
las calderas y las estufas y mantener abrigadas<br />
a las personas durante <strong>el</strong> invierno porque no tenían<br />
dinero <strong>para</strong> comprar carbón. Entre los que cortaban<br />
leña había hombres que habían sido ricos.<br />
Advertencia referente a la deuda<br />
por consumo<br />
Repito, espero que nunca más volvamos a ver una<br />
depresión económica como ésa, pero me preocupa<br />
la enorme deuda a plazos que pesa sobre la gente de<br />
esta nación, incluida nuestra propia gente. En<br />
marzo de 1997, esa deuda sumaba 1.2 billones de<br />
dólares, lo cual representaba un aumento d<strong>el</strong> siete<br />
por ciento, com<strong>para</strong>do con <strong>el</strong> año anterior.<br />
En diciembre de 1997, entre 55 y 60 millones de<br />
familias de los Estados Unidos debían un saldo en<br />
D EUDAS 99<br />
sus tarjetas de crédito. Esos saldos promediaban más<br />
de siete mil dólares a un costo de mil dólares anuales<br />
por concepto de intereses y cuotas. La deuda d<strong>el</strong><br />
consumidor, en com<strong>para</strong>ción con <strong>el</strong> ingreso neto,<br />
aumentó d<strong>el</strong> 16,3 por ciento en 1993 al 19,3 por<br />
ciento en 1996.<br />
Todos sabemos que un peso que se pide prestado lleva<br />
consigo la pena d<strong>el</strong> pago de intereses. Cuando <strong>el</strong><br />
dinero no se puede saldar, viene la bancarrota. El año<br />
pasado hubo 1.350.118 bancarrotas en los Estados<br />
Unidos, lo cual representó un aumento d<strong>el</strong> 50 por<br />
ciento com<strong>para</strong>do con 1992. En <strong>el</strong> segundo trimestre<br />
de este año, casi 362.000 personas declararon bancarrota,<br />
un número récord <strong>para</strong> un solo trimestre.<br />
Somos engañados por la atractiva publicidad a la que<br />
estamos expuestos. Por t<strong>el</strong>evisión se nos comunica la<br />
tentadora invitación a pedir un préstamo de hasta <strong>el</strong><br />
125 por ciento d<strong>el</strong> valor de nuestra casa, pero no se<br />
hace ninguna mención d<strong>el</strong> interés que hay que pagar.<br />
El presidente J. Reuben Clark Jr. dijo desde este púlpito,<br />
en la reunión d<strong>el</strong> sacerdocio de la conferencia<br />
de [abril de] 1938: “…Una vez endeudados, <strong>el</strong> interés<br />
es su compañero cada minuto d<strong>el</strong> día y de la noche;<br />
no pueden huir ni escapar de él; no pueden desecharlo;<br />
no cede a súplicas, demandas ni órdenes; y<br />
cada vez que se crucen en su camino, atraviesen su<br />
curso o no cumplan sus exigencias, los aplastará”<br />
(“Conference Report”, abril de 1938, pág. 103; véase<br />
también de L. Tom Perry, “Si estáis pre<strong>para</strong>dos, no<br />
temeréis”, Liahona, enero de 1996, pág. 41).<br />
Vivan dentro de los límites de sus ingresos<br />
Naturalmente, reconozco que quizás sea necesario<br />
pedir un préstamo <strong>para</strong> comprar una casa, pero compremos<br />
una casa cuyo precio esté dentro de nuestras<br />
posibilidades, a fin de menguar los pagos que constantemente<br />
pesarán sobre nuestra cabeza sin misericordia<br />
ni tregua hasta por treinta largos años.<br />
Nadie sabe cuándo surgirá una emergencia. Estoy<br />
algo familiarizado con <strong>el</strong> caso de un hombre de<br />
gran éxito en su pr<strong>of</strong>esión que vivía con cierta holgura.<br />
Construyó una casa grande y, un día, fue víctima<br />
de un accidente grave. En un instante, sin<br />
previo aviso, casi perdió la vida y resultó lisiado.<br />
Su aptitud <strong>para</strong> ganarse <strong>el</strong> sustento quedó destruida;<br />
contrajo <strong>el</strong>evadas cuentas médicas además<br />
de otras que tenía que liquidar, lo cual lo dejó<br />
indefenso ante sus acreedores. En un momento<br />
pasó de la riqueza a la ruina.<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO