el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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“• Oremos diariamente con nuestros hijos.<br />
“• Leamos las Escrituras juntos. Recuerdo que mis<br />
propios padres leían las Escrituras mientras nosotros<br />
escuchábamos sentados en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o. A veces solían<br />
preguntar: ‘¿Qué significa ese pasaje <strong>para</strong> ti?’ o<br />
‘¿Cómo les hace sentir ese pasaje?’. Luego escuchaban<br />
mientras nosotros respondíamos con nuestras<br />
propias palabras.<br />
“• Leamos en la revista Liahona las palabras de los<br />
pr<strong>of</strong>etas vivientes y otros artículos de inspiración<br />
dirigidos a los niños, los jóvenes y los adultos…<br />
“• Efectuemos la noche de hogar cada semana. A<br />
veces, como padres, nos intimida <strong>el</strong> enseñar o <strong>el</strong> testificar<br />
ante nuestros hijos. Yo soy culpable de esto<br />
en mi propia vida. Nuestros hijos precisan que les<br />
comuniquemos nuestros sentimientos espirituales,<br />
que les enseñemos y les demos nuestro testimonio.<br />
“• Llevemos a cabo consejos familiares <strong>para</strong> analizar<br />
los planes y los intereses de la familia. Algunos de<br />
los consejos familiares más eficaces son los que se<br />
hacen a niv<strong>el</strong> personal con cada uno de los miembros<br />
de la familia. Ayudemos a nuestros hijos a<br />
saber que sus ideas son importantes. Escuchémosles<br />
y aprendamos de <strong>el</strong>los…<br />
“• Comamos juntos cuando sea posible, y tengamos<br />
conversaciones significativas a esa hora.<br />
“• Trabajemos juntos como familia, incluso cuando<br />
pueda ser más rápido y fácil hacer <strong>el</strong> trabajo nosotros<br />
mismos. Hablemos con nuestros hijos e hijas<br />
mientras trabajemos juntos. Yo tuve la oportunidad<br />
de hacer esto cada sábado con mi padre.<br />
“• Ayudemos a nuestros hijos a aprender la forma<br />
de tener buenos amigos y [recibamos a esos amigos<br />
con cariño] en nuestro hogar. Conozcamos a los<br />
padres de sus amigos.<br />
“• Enseñemos a nuestros hijos, por medio d<strong>el</strong> ejemplo,<br />
a administrar su tiempo y sus recursos.<br />
Ayudémosles a aprender la autosuficiencia y la<br />
importancia de pre<strong>para</strong>se <strong>para</strong> <strong>el</strong> futuro.<br />
“• Enseñemos a nuestros hijos la historia de nuestros<br />
antepasados y de nuestra propia familia.<br />
“• Establezcamos tradiciones familiares.<br />
Planifiquemos y tomemos vacaciones significativas<br />
juntos, considerando las necesidades, los talentos y<br />
las habilidades de los hijos. Ayudémosles a crear<br />
recuerdos f<strong>el</strong>ices, a mejorar sus talentos y a edificar<br />
sus sentimientos de autoestima…<br />
S ER PADRES: LA CREACIÓN DE UN HOGAR CENTRADO EN EL E VANGELIO 361<br />
“• Recordemos las palabras d<strong>el</strong> pr<strong>of</strong>eta José Smith:<br />
‘Nada tiene mayor efecto en una persona <strong>para</strong> inducirla<br />
a abandonar <strong>el</strong> pecado, que llevarla de la mano<br />
y v<strong>el</strong>ar por <strong>el</strong>la con ternura. Cuando las personas<br />
me manifiestan la más mínima bondad y amor, ¡oh,<br />
qué poder ejerce aqu<strong>el</strong>lo en mi alma!; mientras que<br />
un curso contrario tiende a agitar todos los sentimiento<br />
ásperos y contristan la mente humana’<br />
(Enseñanzas d<strong>el</strong> Pr<strong>of</strong>eta José Smith, pág. 292)”<br />
(Liahona, julio de 1999, págs. 38–39).<br />
Élder Jeffrey R. Holland<br />
“Aun <strong>el</strong> presidente Joseph F. Smith, que fue un<br />
amoroso y extraordinario padre, rogó: ‘¡Oh Dios, no<br />
permitas que pierda a los míos!’. Ése es <strong>el</strong> ruego de<br />
todo padre y también su temor. Pero nadie que continúa<br />
esforzándose y orando ha fracasado. Ustedes<br />
tienen todo <strong>el</strong> derecho de recibir aliento y de saber<br />
que al final sus hijos bendecirán su nombre…”<br />
(Liahona, julio de 1997, págs. 39–40).<br />
Obispo Robert D. Hales<br />
“Un hijo, aunque se le haya criado y enseñado con<br />
mucho amor y cuidado, puede <strong>el</strong>egir, al llegar a la<br />
edad adulta, no seguir esas enseñanzas por una<br />
variedad de razones ¿Cómo debemos reaccionar?<br />
Comprendemos y respetamos <strong>el</strong> principio d<strong>el</strong> albedrío.<br />
Rogamos que las experiencias de la vida le<br />
ayuden a recobrar su deseo y capacidad de vivir <strong>el</strong><br />
Evang<strong>el</strong>io. De todas maneras, seguirá siendo nuestro<br />
hijo por lo que debemos continuar amándolo y preocupándonos<br />
siempre por él. No cerramos ni las<br />
puertas de nuestra casa, ni las de nuestro corazón.<br />
“Algunas personas piensan que no pueden aceptar o<br />
cumplir con un llamamiento en la Iglesia si uno de<br />
sus hijos se está descarriando. Al aceptar <strong>el</strong> llamamiento<br />
y al esforzarnos por desempeñarlo de la<br />
mejor manera, podremos tener una pr<strong>of</strong>unda<br />
influencia espiritual en aqu<strong>el</strong>los a quienes más amamos.<br />
Si nos imaginamos que otras familias no tienen<br />
ninguna dificultad, es porque simplemente no<br />
las conocemos bien…<br />
“Ciertamente los padres cometerán errores al<br />
desempeñarse como tales, pero por medio de la<br />
humildad, la fe, la oración y <strong>el</strong> estudio, toda persona<br />
puede aprender a superarse y, al hacerlo,<br />
traer bendiciones a los miembros de la familia y<br />
enseñarles tradiciones correctas <strong>para</strong> las generaciones<br />
futuras.<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO