el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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56<br />
C OMPROMISO Y DEDICACIÓN EN EL MATRIMONIO<br />
minoría, y especialmente a las victimas de esa minoría,<br />
me ha impulsado a decir lo que he dicho. Hay<br />
un viejo adagio que dice: “Al que le quede <strong>el</strong> saco,<br />
que se lo ponga”.<br />
Lo que he declarado lo he hecho con <strong>el</strong> deseo de<br />
que sirva de ayuda, y en algunos casos, con <strong>el</strong><br />
espíritu de reprensión, seguido de una demostración<br />
de amor crecido hacia aqu<strong>el</strong>los a los que he<br />
reprendido.<br />
Lo hermoso de un <strong>matrimonio</strong> f<strong>el</strong>iz<br />
Qué hermosa es la ceremonia matrimonial d<strong>el</strong><br />
joven y la señorita que empiezan sus vidas juntos,<br />
arrodillados ante <strong>el</strong> altar en la Casa d<strong>el</strong> Señor, prometiéndose<br />
amor y lealtad durante esta vida y por<br />
toda la eternidad. Cuando los niños llegan a tal<br />
hogar, se les nutre, cuida, ama y bendice con la<br />
certeza de que su padre ama a su madre. En ese<br />
ambiente encuentran paz, fortaleza y seguridad.<br />
Al ver a su padre, desarrollan respeto hacia la<br />
mujer. Se les enseña autocontrol y autodisciplina,<br />
que traen la fortaleza <strong>para</strong> evitar una tragedia en<br />
<strong>el</strong> futuro.<br />
Los años pasan, y con <strong>el</strong> tiempo los hijos dejan <strong>el</strong><br />
hogar, uno a uno, y los padres se quedan solos otra<br />
vez. Pero tienen a un compañero con <strong>el</strong> cual pueden<br />
hablar, en <strong>el</strong> cual pueden apoyarse, al que pueden<br />
cuidar, animar y bendecir. Después, llega <strong>el</strong><br />
otoño de la vida y ven <strong>el</strong> pasado con satisfacción y<br />
f<strong>el</strong>icidad. Durante todo este tiempo ha reinado la<br />
lealtad y se han tratado con considera-<br />
ción y ternura. Ahora queda una cierta<br />
gentileza y moderación, efecto de una<br />
r<strong>el</strong>ación santa. Comprenden que la<br />
muerte puede llegar en cualquier<br />
momento, por lo general primero <strong>para</strong><br />
uno y después, tras una breve o larga<br />
se<strong>para</strong>ción, <strong>para</strong> <strong>el</strong> otro. Pero también<br />
saben que debido a que fueron s<strong>el</strong>lados bajo la<br />
autoridad d<strong>el</strong> <strong>eterno</strong> sacerdocio y que han vivido<br />
dignos de las bendiciones, sin lugar a dudas habrá<br />
una reunión muy dulce.<br />
Hermanos, esto es lo que nuestro Padre C<strong>el</strong>estial<br />
desea. Es la manera d<strong>el</strong> Señor; así lo ha indicado, y<br />
Sus pr<strong>of</strong>etas lo han reiterado.<br />
Se requiere esfuerzo, autodominio y altruismo;<br />
requiere la verdadera esencia de lo que es <strong>el</strong> amor,<br />
lo cual es una preocupación constante por <strong>el</strong> bienestar<br />
y la f<strong>el</strong>icidad d<strong>el</strong> cónyuge. No podría desear<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
El Señor nos enseña<br />
una y otra vez que<br />
debemos perseverar<br />
hasta <strong>el</strong> fin.<br />
nada mejor que esto <strong>para</strong> cada uno de ustedes, y<br />
ruego que ésta sea vuestra bendición individual, en<br />
<strong>el</strong> nombre de Jesucristo. Amén.<br />
PERSEVERAR Y SER ENALTECIDOS<br />
Élder Russ<strong>el</strong>l M. N<strong>el</strong>son<br />
D<strong>el</strong> Quórum de los Doce<br />
Apóstoles<br />
Véase Liahona, julio de 1997,<br />
págs. 79–82<br />
Se debe “permanecer en la lancha”<br />
Cuando mi esposa y yo estábamos recién casados y<br />
vivíamos en Miniápolis, decidimos disfrutar de una<br />
tarde libre con nuestra hijita de dos años de edad.<br />
Fuimos a uno de los muchos hermosos lagos de<br />
Minnesota y alquilamos una pequeña lancha.<br />
Después de remar y alejarnos de la orilla, nos detuvimos<br />
a descansar y a disfrutar de la tranquilidad.<br />
De pronto, nuestra hijita sacó una pierna por <strong>el</strong> costado<br />
de la lancha y se dispuso a tirarse por la borda,<br />
exclamando: “Ya es hora de bajarnos, Papi!”<br />
Rápidamente la detuvimos y le explicamos: “No,<br />
querida, no es hora de bajarnos; debemos permanecer<br />
en la lancha hasta que nos lleve de nuevo a tierra”.<br />
Después de mucha persuasión logramos<br />
convencerla de que <strong>el</strong> salir prematuramente<br />
de la lancha hubiera causado<br />
una desgracia.<br />
Los niños son propensos a hacer cosas<br />
p<strong>el</strong>igrosas como esas simplemente porque<br />
no han adquirido la sabiduría que<br />
poseen sus padres. De igual modo,<br />
como hijos de nuestro Padre C<strong>el</strong>estial,<br />
quizás nosotros queramos “bajarnos de la lancha”<br />
antes de llegar al destino al que Él quiere que lleguemos.<br />
El Señor nos enseña una y otra vez que<br />
debemos perseverar 1 hasta <strong>el</strong> fin 2 . Éste es uno de los<br />
temas predominantes de las Escrituras. Tal vez un<br />
ejemplo sirva <strong>para</strong> representar los muchos pasajes<br />
que transmiten un mensaje similar:<br />
“…bienaventurados aqu<strong>el</strong>los que procuren establecer<br />
a mi Sión… porque tendrán <strong>el</strong> don y <strong>el</strong> poder<br />
d<strong>el</strong> Espíritu Santo; y si perseveran hasta <strong>el</strong> fin, serán<br />
enaltecidos en <strong>el</strong> último día y se salvarán en <strong>el</strong><br />
reino <strong>eterno</strong> d<strong>el</strong> Cordero” 3 .