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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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86<br />

C ONVENIOS Y ORDENANZAS<br />

<strong>eterno</strong> nuestra f<strong>el</strong>icidad disipará las nubes de oscuridad<br />

y correrá <strong>el</strong> v<strong>el</strong>o de incredulidad.<br />

“PTH: …Los convenios no sólo nos comprometen a<br />

ser inmutables en nuestra devoción <strong>para</strong> con Dios,<br />

sino que también nos recuerdan que Dios siempre<br />

tendrá una devoción inmutable <strong>para</strong> con nosotros. Y<br />

aunque a veces desfallezcamos y nos equivoquemos,<br />

Él jamás desfallece, jamás se equivoca; siempre nos<br />

es fi<strong>el</strong>. En <strong>el</strong>lo radican la b<strong>el</strong>leza y majestuosidad<br />

inherentes a los convenios que hacemos con Dios.<br />

“JRH: Los convenios son contratos vinculantes,<br />

sagrados y perfectos entre Dios y Sus hijos. Son las<br />

solemnes promesas que nos hace la Deidad —un<br />

Dios que siempre cumple con Su palabra— de que<br />

<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o derramará bendiciones incontables sobre los<br />

que son fi<strong>el</strong>es y honren las condiciones establecidas<br />

en lo que han prometido. El individuo puede asegurar<br />

algo con juramento, pero sólo se establece un<br />

convenio cuando Dios lo hace también.<br />

“Sabemos que los juramentos nunca se deben tratar<br />

a la ligera, y <strong>el</strong> lenguaje que se usa en los convenios<br />

pertenece a un orden incluso superior. De acuerdo<br />

con su definición, los convenios invocan <strong>el</strong> más<br />

sagrado lenguaje que se puede pronunciar en este<br />

mundo. Dicho lenguaje establece un vínculo y una<br />

r<strong>el</strong>ación sin par en la experiencia humana. Es <strong>el</strong><br />

medio por <strong>el</strong> cual los integrantes de esta familia<br />

caída, la humana, pueden abrirse camino de vu<strong>el</strong>ta<br />

a la gloria eterna. Es <strong>el</strong> medio por <strong>el</strong> cual cada individuo<br />

puede ser, según <strong>el</strong> Señor mismo dijo, Su<br />

‘especial tesoro sobre todos los pueblos’ (Éxodo<br />

19:5). Por eso, guardar los mandamientos nos permitirá,<br />

a decir de las Escrituras, que se nos añada<br />

‘gloria sobre [nuestras cabezas] <strong>para</strong> siempre jamás’<br />

(Abraham 3:26)” (en Green y Anderson, To Rejoice<br />

as Women, págs. 99–100).<br />

Élder J. Ballard Washburn<br />

“Por lo tanto, vemos que en <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> marido<br />

y mujer entran en un orden d<strong>el</strong> sacerdocio llamado<br />

‘<strong>el</strong> nuevo y sempiterno convenio d<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong>’.<br />

En ese convenio se incluye la buena voluntad de<br />

tener hijos y de enseñarles <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io. Muchos de<br />

los problemas d<strong>el</strong> mundo [de hoy] son causados por<br />

<strong>el</strong> hecho de que algunos padres no aceptan las responsabilidades<br />

de este convenio. El evitar tener<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />

hijos cuando los padres gozan de salud contradice<br />

los términos de ese pacto.<br />

“Hace treinta y cinco años, cuando empecé a ejercer<br />

la medicina, era raro que una mujer casada pidiera<br />

consejos <strong>para</strong> no quedar embarazada; cuando dejé<br />

de trabajar, con excepción de algunas mujeres fi<strong>el</strong>es<br />

de la Iglesia, era raro que las mujeres casadas quisieran<br />

tener más de uno o dos hijos, y algunas no querían<br />

tener ninguno. Los de la Iglesia no debemos<br />

dejarnos llevar por las doctrinas falsas de este<br />

mundo que nos induzcan a quebrantar los sagrados<br />

convenios d<strong>el</strong> templo.<br />

“Vamos al templo a hacer convenios, pero volvemos<br />

a casa <strong>para</strong> cumplir con los convenios que<br />

hemos hecho. En <strong>el</strong> hogar es donde estamos a<br />

prueba; es <strong>el</strong> lugar donde aprendemos a tener los<br />

atributos de Cristo. En <strong>el</strong> hogar aprendemos a no<br />

ser egoístas y a esforzarnos por servir a los demás”<br />

(Liahona, julio de 1995, pág. 13).<br />

A propósito de nuestra r<strong>el</strong>ación basada<br />

en convenios con <strong>el</strong> Señor<br />

El élder M. Russ<strong>el</strong>l Ballard declaró lo siguiente<br />

respecto a la importancia de examinar nuestros<br />

convenios d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io:<br />

“El efectuar periódicamente un examen de los<br />

convenios que hemos hecho con <strong>el</strong> Señor nos<br />

ayudará a establecer orden en nuestras prioridades<br />

y equilibrio; nos hará ver de qué tenemos que<br />

arrepentirnos y en qué cambiar a fin de asegurarnos<br />

de ser dignos de las promesas que acompañan<br />

nuestros convenios y sagradas ordenanzas.<br />

Para [labrar] nuestra salvación tenemos que planificar<br />

bien y hacer un esfuerzo d<strong>el</strong>iberado y<br />

valiente” (Liahona, julio de 1987, pág. 12).<br />

Al observar las gráficas que aparecen en las siguientes<br />

páginas, repasa las promesas que hacemos y las<br />

bendiciones que se nos <strong>of</strong>recen por la obediencia a<br />

cada convenio d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io. ¿Sientes la necesidad<br />

de una mejora? ¿Qué puedes hacer <strong>para</strong> ser más<br />

fi<strong>el</strong> al guardar los convenios que nos pre<strong>para</strong>n <strong>para</strong><br />

<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> <strong>eterno</strong>? ¿ Qué puedes hacer <strong>para</strong> ser<br />

más fi<strong>el</strong> al guardar los convenios r<strong>el</strong>acionados con<br />

<strong>el</strong> nuevo y sempiterno convenio d<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong>?

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