el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
232<br />
L A F AMILIA: UNA PROCLAMACIÓN PARA EL MUNDO<br />
al amor, a la esperanza y a la compasión que Él<br />
demostró. Ruego que nos tratemos unos a otros<br />
con más bondad, con más cortesía, con más<br />
paciencia e indulgencia” (véase Liahona, enero<br />
de 1995, pág. 8).<br />
Presidente Gordon B. Hinckley<br />
“Tanto <strong>el</strong> marido como la mujer deben reconocer la<br />
solemnidad y la santidad d<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> y tener<br />
presente que fue ideado por Dios.<br />
“Deben tener la buena voluntad de no mirar los<br />
pequeños errores, de perdonar y de olvidar” (véase<br />
Liahona, julio de 1991, pág. 80).<br />
“El estar eternamente alerta es <strong>el</strong> precio que hay<br />
que pagar por <strong>el</strong> desarrollo <strong>eterno</strong>. Tal vez en ocasiones<br />
tropecemos, pero le doy gracias al Señor<br />
por <strong>el</strong> gran principio d<strong>el</strong> arrepentimiento y d<strong>el</strong><br />
perdón. Cuando [dejamos de hacer lo que debemos],<br />
cuando cometemos un error, viene a nosotros<br />
la palabra d<strong>el</strong> Señor de que Él perdonará<br />
nuestros pecados y no los recordará más. Pero, no<br />
sé por qué, tenemos la tendencia a no olvidarlos<br />
nosotros mismos y a reprochárnoslos” (Liahona,<br />
enero de 1995, pág. 55).<br />
Presidente Thomas S. Monson<br />
“Hace poco leí sobre un anciano que durante <strong>el</strong><br />
funeral de su hermano, con <strong>el</strong> que había vivido<br />
desde la juventud en una pequeña cabaña de un<br />
solo cuarto en <strong>el</strong> estado de Nueva York, r<strong>el</strong>ató que,<br />
después de una p<strong>el</strong>ea que habían tenido, habían<br />
dividido <strong>el</strong> cuarto por la mitad con una línea trazada<br />
con tiza y ninguno de los dos había cruzado<br />
esa línea ni le había dirigido la palabra al otro<br />
desde ese incidente ¡que había ocurrido hacía<br />
sesenta y dos años! Qué terrible tragedia, todo<br />
por falta de misericordia y deseo de perdonar”<br />
(Liahona, julio de 1995, pág. 66).<br />
Élder Spencer W. Kimball<br />
“Si procurásemos obtener la paz, tomando la iniciativa<br />
a la hora de resolver las diferencias; si perdonásemos<br />
y olvidásemos de todo corazón; si<br />
purgásemos nuestra propia alma de todo pecado,<br />
acusación, rencor y culpa antes de tirar la piedra<br />
a los demás; si olvidásemos todas las <strong>of</strong>ensas en<br />
nuestra contra, ya sean reales o imaginadas, antes<br />
de pedir perdón por nuestros pecados; si pagásemos<br />
nuestras deudas, ya sean pequeñas o grandes, antes<br />
de requerir que se nos pague lo que se nos deba; si<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
consiguiésemos quitar la viga cegadora de nuestros<br />
propios ojos antes de exagerar <strong>el</strong> tamaño de la paja<br />
en los ojos de los demás; ¡cuán glorioso sería <strong>el</strong><br />
mundo! El divorcio se reduciría al mínimo; los tribunales<br />
se librarían de ciertos tristes y rutinarios<br />
procesos legales; la vida familiar tendría una calidad<br />
c<strong>el</strong>estial” (en Conference Report, octubre de<br />
1949, pág. 133).<br />
Élder James E. Faust<br />
“¿Cuál es la característica común de aqu<strong>el</strong>las personas<br />
que sólo tienen cinco panes de cebada y dos<br />
pececillos? ¿Qué hace posible que, con la influencia<br />
d<strong>el</strong> Maestro, sirvan, edifiquen y bendigan a los<br />
demás y así lleguen a influir <strong>para</strong> <strong>el</strong> bien en cientos<br />
y aun en miles de personas? Después de toda<br />
una vida trabajando con asuntos de hombres y<br />
mujeres he llegado a creer que es la habilidad de<br />
sobreponerse al egoísmo y al orgullo, enemigos<br />
ambos d<strong>el</strong> gozo pleno d<strong>el</strong> Espíritu de Dios y de la<br />
actitud humilde ante Dios. El egoísmo no deja que<br />
marido y mujer se pidan perdón mutuamente;<br />
impide que disfruten plenamente de la ternura de<br />
un amor superior. El egoísmo a menudo impide<br />
que padres e hijos se entiendan y aumenta nuestra<br />
idea de que somos una persona importante y<br />
valiosa; nos ciega ante la realidad. El orgullo nos<br />
impide confesar al Señor nuestros pecados y errores<br />
y esforzarnos por llegar al arrepentimiento”<br />
(Liahona, julio de 1994, pág. 5).<br />
Élder Robert D. Hales<br />
“…debo pedir perdón a mi Padre C<strong>el</strong>estial por las<br />
cosas que he hecho que hayan sido menos que perfectas<br />
y pido perdón a todas las personas a las que<br />
haya <strong>of</strong>endido a sabiendas o inadvertidamente por<br />
motivo de mi personalidad o de mi modo de ser”<br />
(Liahona, julio de 1994, pág. 90).<br />
Élder Robert L. Simpson<br />
“Ya sea en <strong>el</strong> primer año o en <strong>el</strong> vigésimo primero<br />
d<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong>, cada pareja debe descubrir <strong>el</strong> valor<br />
de las conversiones que deben tener al retirarse a la<br />
cama al finalizar cada día. Es <strong>el</strong> momento ideal <strong>para</strong><br />
repasar lo hecho, hablar d<strong>el</strong> mañana, y sobre todo,<br />
es <strong>el</strong> momento ideal en que <strong>el</strong> amor y aprecio<br />
mutuos pueden ser reafirmados. El fin de cada día<br />
es también <strong>el</strong> momento ideal <strong>para</strong> decir: ‘Mi amor,<br />
lamento mucho lo que pasó hoy; te ruego que me<br />
perdones’” (Liahona, julio de 1982, pág. 40).