el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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T ENTACIONES DE S ATANÁS Y EL HOMBRE NATURAL<br />
CONTROLAR EL TEMPERAMENTO<br />
VIOLENTO<br />
Presidente Gordon B. Hinckley<br />
Primer Consejero de la Primera<br />
Presidencia<br />
Véase Liahona, enero de 1992,<br />
págs. 56–63<br />
Permítanme leerles otra carta. Quien escribió la<br />
carta dice: “Mi esposo es un buen hombre con<br />
muchas cualidades y rasgos de carácter sobresalientes,<br />
pero a pesar de esto, su carácter es muy dominante…<br />
Además, pierde <strong>el</strong> control fácilmente y<br />
cuando esto sucede, me recuerda de todo lo terrible<br />
que puede hacer.<br />
“Presidente Hinckley… le suplico que recuerde a los<br />
hermanos que <strong>el</strong> maltrato físico y verbal de las<br />
mujeres es imperdonable, que nunca es aceptable y<br />
que es una forma cobarde de solucionar los problemas,<br />
especialmente cuando <strong>el</strong> abusador es un poseedor<br />
d<strong>el</strong> sacerdocio”.<br />
Creo que la mayoría de los <strong>matrimonio</strong>s en la Iglesia<br />
son f<strong>el</strong>ices, que ambos cónyuges en esas uniones<br />
experimentan un sentido de seguridad, amor y dependencia<br />
mutua y que comparten las cargas igualmente.<br />
Estoy seguro que los niños en esos hogares, por lo<br />
menos en la mayoría de <strong>el</strong>los, crecen con un sentido<br />
de paz y seguridad, sabiendo que ambos padres les<br />
aprecian y aman y dándose cuenta que sus padres se<br />
aman mutuamente. No obstante, hermanos, estoy<br />
seguro de que hay suficientes hogares donde éste no<br />
es <strong>el</strong> caso como <strong>para</strong> justificar lo que voy a decir.<br />
¿Quién puede calcular las heridas, su pr<strong>of</strong>undidad y<br />
dolor, causados por palabras expresadas con ira? Da<br />
lástima ver a un hombre, fuerte en muchos aspectos,<br />
perder control de sí mismo cuando deja que algo destruya<br />
su autocontrol, usualmente algo insignificante.<br />
En todo <strong>matrimonio</strong>, por supuesto,<br />
existen diferencias de cuando en<br />
cuando. Pero no encuentro justificación<br />
<strong>para</strong> <strong>el</strong> temperamento que explota con<br />
la más mínima provocación.<br />
El autor d<strong>el</strong> libro de Proverbios dijo:<br />
“Cru<strong>el</strong> es la ira e impetuoso <strong>el</strong> furor”<br />
(Proverbios 27:4).<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
¿Quién puede<br />
calcular las heridas,<br />
su pr<strong>of</strong>undidad y<br />
dolor, causados por<br />
palabras expresadas<br />
con ira?<br />
El carácter violento es una cosa terrible y corrosiva,<br />
y lo trágico de <strong>el</strong>lo es que no produce nada bueno.<br />
Sólo alimenta <strong>el</strong> mal con <strong>el</strong> resentimiento, la reb<strong>el</strong>ión<br />
y <strong>el</strong> dolor. A todo hombre o joven que me<br />
escucha, que tiene problemas <strong>para</strong> controlar la lengua,<br />
le sugiero que implore al Señor <strong>para</strong> que le dé<br />
fuerza <strong>para</strong> vencer su debilidad, que pida disculpas a<br />
su esposa y a sus hijos y que desarrolle <strong>el</strong> poder de<br />
disciplinar la lengua.<br />
A los jovencitos que están aquí hoy, les sugiero que<br />
controlen su temperamento en estos años formativos<br />
de su vida, en estos tiempos de pre<strong>para</strong>ción. Tal<br />
como les ha recordado <strong>el</strong> hermano [David B.]<br />
Haight, ésta es la temporada <strong>para</strong> desarrollar <strong>el</strong><br />
poder y la capacidad de disciplinarse. Quizá piensen<br />
que es de “machos” <strong>el</strong> enojarse, decir brutalidades y<br />
pr<strong>of</strong>anar <strong>el</strong> nombre d<strong>el</strong> Señor. Eso no es ser macho.<br />
Es una indicación de debilidad. El enojo no es una<br />
expresión de fortaleza, sino que es una indicación<br />
de la incapacidad de controlar los pensamientos, las<br />
palabras y las emociones. Por supuesto, es fácil enojarse.<br />
Cuando la debilidad d<strong>el</strong> enojo nos controla, la<br />
fuerza de la razón nos abandona. Cultiven <strong>el</strong> maravilloso<br />
poder de la autodisciplina.<br />
Lo hermoso de un <strong>matrimonio</strong> f<strong>el</strong>iz<br />
Qué hermosa es la ceremonia matrimonial d<strong>el</strong><br />
joven y la señorita que empiezan sus vidas juntos,<br />
arrodillados ante <strong>el</strong> altar en la Casa d<strong>el</strong> Señor, prometiéndose<br />
amor y lealtad durante esta vida y por<br />
toda la eternidad. Cuando los niños llegan a tal<br />
hogar, se les nutre, cuida, ama y bendice con la<br />
certeza de que su padre ama a su madre. En ese<br />
ambiente encuentran paz, fortaleza y seguridad. Al<br />
ver a su padre, desarrollan respeto hacia la mujer. Se<br />
les enseña autocontrol y autodisciplina, que traen la<br />
fortaleza <strong>para</strong> evitar una tragedia en <strong>el</strong> futuro.<br />
Los años pasan, y con <strong>el</strong> tiempo los hijos dejan <strong>el</strong><br />
hogar, uno a uno, y los padres se quedan solos otra<br />
vez. Pero tienen a un compañero con <strong>el</strong> cual pueden<br />
hablar, en <strong>el</strong> cual pueden apoyarse, al que pueden<br />
cuidar, animar y bendecir. Después,<br />
llega <strong>el</strong> otoño de la vida y ven <strong>el</strong><br />
pasado con satisfacción y f<strong>el</strong>icidad.<br />
Durante todo este tiempo ha reinado la<br />
lealtad y se han tratado con consideración<br />
y ternura. Ahora queda una cierta<br />
gentileza y moderación, efecto de una<br />
r<strong>el</strong>ación santa. Comprenden que la<br />
muerte puede llegar en cualquier