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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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132<br />

E XPIACIÓN Y MATRIMONIO ETERNO<br />

Nuestras pruebas tienen propósito<br />

Sí, la paz es algo de gran valor, una pr<strong>of</strong>unda necesidad,<br />

y son muchas las cosas que podemos hacer<br />

<strong>para</strong> obtenerla, pero, por los motivos que sean, en<br />

la vida hay momentos en que la paz ininterrumpida<br />

parece <strong>el</strong>udirnos por una temporada. Podemos preguntarnos<br />

por qué tenemos tales momentos, particularmente<br />

cuando tal vez estemos esforzándonos<br />

más que nunca por ser merecedores de las bendiciones<br />

de Dios y por recibir Su ayuda. Cuando nos acosan<br />

problemas, penas y tristezas, y no parecen ser<br />

culpa nuestra, ¿cómo debemos interpretar su inoportuna<br />

apariencia?<br />

Con <strong>el</strong> tiempo y la perspectiva, reconocemos que<br />

esos problemas en la vida vienen por un propósito,<br />

aunque sólo sea <strong>el</strong> de permitir que <strong>el</strong> que enfrenta<br />

tal desesperación se convenza de que realmente<br />

necesita una fuerza mayor que la suya, y que realmente<br />

necesita la ayuda que se nos <strong>of</strong>rece d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o.<br />

Los que no sienten necesidad de la misericordia<br />

usualmente no la procuran y casi nunca la otorgan.<br />

Los que nunca han padecido tristeza, debilidad,<br />

soledad o abandono tampoco han tenido que invocar<br />

al ci<strong>el</strong>o <strong>el</strong> alivio de ese dolor tan personal. Por<br />

cierto, es mejor encontrar la bondad de Dios y la<br />

gracia de Cristo, aun a costa de la desesperación,<br />

que arriesgar <strong>el</strong> vivir nuestra vida con una satisfacción<br />

moral y material tal que nunca hayamos sentido<br />

la necesidad de la fe, ni d<strong>el</strong> perdón, ni de la<br />

redención o d<strong>el</strong> alivio.<br />

Una vida sin problemas o limitaciones o desafíos —<br />

una vida sin “oposición en todas las cosas” 13 , como<br />

dijo Lehi— sería, aunque parezca ilógico, menos<br />

gratificadora y menos ennoblecedora que una en la<br />

que hay que enfrentar, inclusive enfrentar con frecuencia,<br />

la dificultad, la desilusión y <strong>el</strong> pesar. Como<br />

dijo la amada Eva, si no fuera por las dificultades<br />

que se enfrentan en un mundo caído, ni <strong>el</strong>la ni<br />

Adán ni ninguno de nosotros habríamos conocido<br />

“<strong>el</strong> gozo de nuestra redención, ni la vida eterna que<br />

Dios concede a todos los que son obedientes” 14 .<br />

“Lo más noble y santo de nuestra<br />

naturaleza”<br />

Así que la vida tiene su oposición y sus conflictos y<br />

en <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io de Jesucristo se encuentran las respuestas<br />

y la certidumbre. En una época de terrible<br />

guerra civil, uno de los líderes más dotados que<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />

intentara mantener unida a su nación dijo algo que<br />

podría aplicarse a los <strong>matrimonio</strong>s, las familias y las<br />

amistades. Mientras oraba y suplicaba por la paz y<br />

la buscaba de cualquier manera que no destruyera la<br />

unión de su país, Abraham Lincoln dijo lo siguiente<br />

en su discurso inaugural, en esos oscuros momentos<br />

por los que pasaba <strong>el</strong> país: “Aunque <strong>el</strong> furor haya<br />

extremado nuestro afecto mutuo, no debe quebrantarlo.<br />

Los recuerdos de nuestra asociación anterior<br />

restaurarán <strong>el</strong> afecto que sentíamos <strong>el</strong> uno por <strong>el</strong><br />

otro cuando nuevamente procedamos con lo más<br />

noble y santo de nuestra naturaleza” 15 .<br />

Lo más noble y santo de nuestra naturaleza. De eso,<br />

en gran parte, tratan la Iglesia, la conferencia general<br />

y <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io de Jesucristo. La súplica de hoy,<br />

de mañana y de siempre, es que seamos mejores,<br />

más limpios, más bondadosos y santos; que busquemos<br />

la paz y que siempre seamos creyentes.<br />

La renovación santificadora, un don<br />

de Dios<br />

En <strong>el</strong> curso de mi vida he visto personalmente la<br />

realización de la promesa de que “<strong>el</strong> Dios <strong>eterno</strong>…<br />

<strong>el</strong> cual creó los confines de la tierra… No desfallece,<br />

ni se fatiga con cansancio…” Soy testigo de que “Él<br />

da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas…” 16<br />

Yo sé que en tiempos de temor y de fatiga, “los que<br />

esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán<br />

alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;<br />

caminarán, y no se fatigarán” 17 .<br />

Recibimos <strong>el</strong> don de tan majestuoso poder y santificación<br />

renovadora mediante la gracia redentora d<strong>el</strong><br />

Señor Jesucristo. Él ha vencido al mundo, y si tomamos<br />

sobre nosotros Su nombre, caminamos en Su<br />

sendero y guardamos nuestros convenios con Él,<br />

pronto tendremos la paz. Dicha recompensa no sólo<br />

es posible; es una recompensa segura.<br />

“Porque los montes desaparecerán, y los collados<br />

serán quitados, pero mi bondad no se apartará de ti,<br />

ni será quitado <strong>el</strong> convenio de mi paz, dice <strong>el</strong> Señor<br />

que tiene misericordia de ti” 18 .<br />

De Él y de Sus alegres nuevas, de la publicación de<br />

Su paz en esta conferencia y en ésta, Su Iglesia verdadera,<br />

y de Su Pr<strong>of</strong>eta viviente que ahora nos dirigirá<br />

la palabra, doy testimonio con gratitud y con<br />

gozo, en <strong>el</strong> misericordioso nombre d<strong>el</strong> Señor<br />

Jesucristo. Amén.

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