el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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E XPIACIÓN Y MATRIMONIO ETERNO<br />
Nuestras pruebas tienen propósito<br />
Sí, la paz es algo de gran valor, una pr<strong>of</strong>unda necesidad,<br />
y son muchas las cosas que podemos hacer<br />
<strong>para</strong> obtenerla, pero, por los motivos que sean, en<br />
la vida hay momentos en que la paz ininterrumpida<br />
parece <strong>el</strong>udirnos por una temporada. Podemos preguntarnos<br />
por qué tenemos tales momentos, particularmente<br />
cuando tal vez estemos esforzándonos<br />
más que nunca por ser merecedores de las bendiciones<br />
de Dios y por recibir Su ayuda. Cuando nos acosan<br />
problemas, penas y tristezas, y no parecen ser<br />
culpa nuestra, ¿cómo debemos interpretar su inoportuna<br />
apariencia?<br />
Con <strong>el</strong> tiempo y la perspectiva, reconocemos que<br />
esos problemas en la vida vienen por un propósito,<br />
aunque sólo sea <strong>el</strong> de permitir que <strong>el</strong> que enfrenta<br />
tal desesperación se convenza de que realmente<br />
necesita una fuerza mayor que la suya, y que realmente<br />
necesita la ayuda que se nos <strong>of</strong>rece d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o.<br />
Los que no sienten necesidad de la misericordia<br />
usualmente no la procuran y casi nunca la otorgan.<br />
Los que nunca han padecido tristeza, debilidad,<br />
soledad o abandono tampoco han tenido que invocar<br />
al ci<strong>el</strong>o <strong>el</strong> alivio de ese dolor tan personal. Por<br />
cierto, es mejor encontrar la bondad de Dios y la<br />
gracia de Cristo, aun a costa de la desesperación,<br />
que arriesgar <strong>el</strong> vivir nuestra vida con una satisfacción<br />
moral y material tal que nunca hayamos sentido<br />
la necesidad de la fe, ni d<strong>el</strong> perdón, ni de la<br />
redención o d<strong>el</strong> alivio.<br />
Una vida sin problemas o limitaciones o desafíos —<br />
una vida sin “oposición en todas las cosas” 13 , como<br />
dijo Lehi— sería, aunque parezca ilógico, menos<br />
gratificadora y menos ennoblecedora que una en la<br />
que hay que enfrentar, inclusive enfrentar con frecuencia,<br />
la dificultad, la desilusión y <strong>el</strong> pesar. Como<br />
dijo la amada Eva, si no fuera por las dificultades<br />
que se enfrentan en un mundo caído, ni <strong>el</strong>la ni<br />
Adán ni ninguno de nosotros habríamos conocido<br />
“<strong>el</strong> gozo de nuestra redención, ni la vida eterna que<br />
Dios concede a todos los que son obedientes” 14 .<br />
“Lo más noble y santo de nuestra<br />
naturaleza”<br />
Así que la vida tiene su oposición y sus conflictos y<br />
en <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io de Jesucristo se encuentran las respuestas<br />
y la certidumbre. En una época de terrible<br />
guerra civil, uno de los líderes más dotados que<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
intentara mantener unida a su nación dijo algo que<br />
podría aplicarse a los <strong>matrimonio</strong>s, las familias y las<br />
amistades. Mientras oraba y suplicaba por la paz y<br />
la buscaba de cualquier manera que no destruyera la<br />
unión de su país, Abraham Lincoln dijo lo siguiente<br />
en su discurso inaugural, en esos oscuros momentos<br />
por los que pasaba <strong>el</strong> país: “Aunque <strong>el</strong> furor haya<br />
extremado nuestro afecto mutuo, no debe quebrantarlo.<br />
Los recuerdos de nuestra asociación anterior<br />
restaurarán <strong>el</strong> afecto que sentíamos <strong>el</strong> uno por <strong>el</strong><br />
otro cuando nuevamente procedamos con lo más<br />
noble y santo de nuestra naturaleza” 15 .<br />
Lo más noble y santo de nuestra naturaleza. De eso,<br />
en gran parte, tratan la Iglesia, la conferencia general<br />
y <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io de Jesucristo. La súplica de hoy,<br />
de mañana y de siempre, es que seamos mejores,<br />
más limpios, más bondadosos y santos; que busquemos<br />
la paz y que siempre seamos creyentes.<br />
La renovación santificadora, un don<br />
de Dios<br />
En <strong>el</strong> curso de mi vida he visto personalmente la<br />
realización de la promesa de que “<strong>el</strong> Dios <strong>eterno</strong>…<br />
<strong>el</strong> cual creó los confines de la tierra… No desfallece,<br />
ni se fatiga con cansancio…” Soy testigo de que “Él<br />
da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas…” 16<br />
Yo sé que en tiempos de temor y de fatiga, “los que<br />
esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán<br />
alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;<br />
caminarán, y no se fatigarán” 17 .<br />
Recibimos <strong>el</strong> don de tan majestuoso poder y santificación<br />
renovadora mediante la gracia redentora d<strong>el</strong><br />
Señor Jesucristo. Él ha vencido al mundo, y si tomamos<br />
sobre nosotros Su nombre, caminamos en Su<br />
sendero y guardamos nuestros convenios con Él,<br />
pronto tendremos la paz. Dicha recompensa no sólo<br />
es posible; es una recompensa segura.<br />
“Porque los montes desaparecerán, y los collados<br />
serán quitados, pero mi bondad no se apartará de ti,<br />
ni será quitado <strong>el</strong> convenio de mi paz, dice <strong>el</strong> Señor<br />
que tiene misericordia de ti” 18 .<br />
De Él y de Sus alegres nuevas, de la publicación de<br />
Su paz en esta conferencia y en ésta, Su Iglesia verdadera,<br />
y de Su Pr<strong>of</strong>eta viviente que ahora nos dirigirá<br />
la palabra, doy testimonio con gratitud y con<br />
gozo, en <strong>el</strong> misericordioso nombre d<strong>el</strong> Señor<br />
Jesucristo. Amén.