el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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18<br />
A MOR<br />
manos de esta persona, ustedes tienen <strong>el</strong> derecho<br />
a sentirse a salvo físicamente y seguros emocionalmente.<br />
Los miembros de la Primera Presidencia han enseñado<br />
que “cualquier maltrato a cualquier mujer no<br />
es digno de ningún poseedor d<strong>el</strong> sacerdocio” y que<br />
“[ay de] cualquier hombre poseedor d<strong>el</strong> sacerdocio<br />
de Dios que de cualquier forma maltrate a su esposa,<br />
que degrade, o hiera, o se aproveche indebidamente<br />
de… mujer” alguna, lo cual incluye a amigas, muchachas<br />
con las que salgan, novias, prometidas y, claro<br />
está, esposas (James E. Faust, “El más <strong>el</strong>evado lugar<br />
de honor”, Liahona, julio de 1988, pág. 39, y Gordon<br />
B. Hinckley, “El bien frente al mal”, Liahona, enero<br />
de 1983, pág. 145).<br />
Así sea que cuando vayan a salir sólo a comer o a<br />
practicar algún deporte, vayan con alguien con<br />
quien puedan divertirse de manera buena y sana.<br />
Por otro lado, cuando salgan en plano de noviazgo,<br />
o con alguien que podría llegar a ser su novio, les<br />
pido que por favor lo hagan con una persona que<br />
les inspire a superarse y que no sienta c<strong>el</strong>os d<strong>el</strong><br />
éxito que ustedes puedan tener, que sea con alguien<br />
que sufra cuando ustedes sufren y a quien la f<strong>el</strong>icidad<br />
de ustedes le provoque f<strong>el</strong>icidad propia.<br />
La segunda parte de esta enseñanza en Moroni 7:45<br />
que las Escrituras nos presentan sobre <strong>el</strong> amor dice<br />
que la caridad verdadera, o sea, <strong>el</strong> amor verdadero<br />
“…no se irrita fácilmente, no piensa <strong>el</strong> mal, no se<br />
regocija en la iniquidad”. Piensen en la cantidad<br />
de discusiones y de sentimientos heridos que se<br />
podrían salvar, de personas que se podrían empezar<br />
a hablar de nuevo y, en <strong>el</strong> mejor de los casos, de<br />
se<strong>para</strong>ciones y divorcios que se podrían evitar, si no<br />
nos enojáramos tan fácilmente, si no pensáramos lo<br />
malo de los demás y si, además de no regocijarnos<br />
en la iniquidad, ni siquiera nos regocijáramos en las<br />
pequeñas equivocaciones.<br />
Las rabietas no son agradables ni siquiera en <strong>el</strong> caso<br />
de los niños, y son odiosas en los adultos, en particular<br />
si se trata de adultos que supuestamente se<br />
aman. Nos enfadamos con demasiada facilidad.<br />
Somos demasiado propensos a pensar que nuestro<br />
compañero nos quiso hacer un daño, un mal, como<br />
quien dice. Y por estar a la defensiva o responder<br />
con c<strong>el</strong>os, con demasiada frecuencia nos regocijamos<br />
cuando vemos que él se equivoca o nos damos<br />
cuenta que él tiene la culpa. Seamos más disciplinados<br />
en lo que concierne a este asunto, actuando<br />
como personas un poco más maduras. Si es<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
necesario, muérdanse la lengua. “Mejor es <strong>el</strong> que<br />
tarda en airarse que <strong>el</strong> fuerte; y <strong>el</strong> que se enseñorea<br />
de su espíritu, que <strong>el</strong> que toma una ciudad”<br />
(Proverbios 16:32). Tal vez una de las cosas que<br />
marca la diferencia entre un <strong>matrimonio</strong> mediocre<br />
y uno grandioso es que en <strong>el</strong> caso d<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong><br />
grandioso, los cónyuges pasan por alto algunas<br />
cosas sin hacer comentarios y sin reaccionar.<br />
Anteriormente hice mención de Shakespeare.<br />
Cuando alguien pronuncia un discurso sobre <strong>el</strong><br />
amor y <strong>el</strong> romance, no está de más esperar que se<br />
haga alguna referencia a Romeo y Julieta, pero permítanme<br />
hacer referencia a una historia mucho<br />
menos virtuosa. En <strong>el</strong> caso de Romeo y Julieta, <strong>el</strong><br />
desenlace fue <strong>el</strong> resultado de la inocencia descarriada,<br />
una especie de yerro triste y desconsolador<br />
entre dos familias que debieron ejercer mejor juicio,<br />
pero en <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato de Ot<strong>el</strong>o y Desdémona, la angustia<br />
y la destrucción son calculadas, impulsadas por la<br />
malicia desde <strong>el</strong> principio. De todos los villanos que<br />
aparecen en las obras de Shakespeare, y tal vez en<br />
toda la literatura, no aborrezco a ninguno como a<br />
Yago. Incluso la mención de su nombre me hace<br />
pensar en <strong>el</strong> mal, o por lo menos su nombre ha<br />
llegado a asociarse con <strong>el</strong> mal. ¿Y en qué consiste su<br />
mal, y la susceptibilidad trágica, casi inexcusable,<br />
que Ot<strong>el</strong>o le tiene a tal mal? Consiste en la violación<br />
de Moroni 7 y 1 Corintios 13. Entre otras<br />
cosas, pensaron que había mal en donde no había,<br />
aceptaron una maldad imaginada. Estos villanos<br />
no se regocijaron “en la verdad”. Refiriéndose a la<br />
inocente Desdémona, Yago dijo lo siguiente: “Así<br />
la enviscaré en su propia virtud y extraeré de su<br />
propia generosidad la red que [capture] a todos en<br />
la trampa” (William Shakespeare, Ot<strong>el</strong>o, <strong>el</strong> moro,<br />
acto segundo, escena tercera, versos 366–368).<br />
Sembrando la duda y las insinuaciones endiabladas,<br />
fomentando los c<strong>el</strong>os y <strong>el</strong> engaño y finalmente la<br />
ira asesina, Yago logra hacer que Ot<strong>el</strong>o le quite la<br />
vida a Desdémona, convirtiendo a la virtud en<br />
visco, a la bondad en una mortal red.<br />
Ahora bien, gracias al ci<strong>el</strong>o, esta mañana y en este<br />
lugar algo inocente, no estamos hablando de la infid<strong>el</strong>idad,<br />
real o imaginada, ni d<strong>el</strong> asesinato, pero<br />
dado que estamos en un lugar donde se fomenta <strong>el</strong><br />
aprendizaje universitario, desglosemos las enseñanzas<br />
que se nos presentan. Piensen lo mejor de los<br />
demás, especialmente de los que ustedes aman. Den<br />
por sentado lo bueno y pongan en duda lo malo.<br />
Nutran dentro de ustedes mismos lo que Abraham