el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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E LECCIÓN DEL CÓNYUGE<br />
“Digo lo que ya se ha dicho antes, que la obra<br />
misional es esencialmente una responsabilidad d<strong>el</strong><br />
sacerdocio, por lo que nuestros hombres jóvenes<br />
deben llevar <strong>el</strong> peso principal. Ésta es la responsabilidad<br />
y la obligación de <strong>el</strong>los.<br />
“No pedimos que las mujeres jóvenes consideren la<br />
misión como parte esencial d<strong>el</strong> programa de su vida.<br />
A lo largo de muchos años, hemos conservado un<br />
niv<strong>el</strong> de edad mayor <strong>para</strong> que las hermanas vayan a<br />
la misión a fin de mantener <strong>el</strong> número r<strong>el</strong>ativamente<br />
bajo. De nuevo digo a las hermanas que se les respetará<br />
mucho, se les considerará que cumplen con su<br />
deber y sus esfuerzos serán aceptables <strong>para</strong> <strong>el</strong> Señor y<br />
<strong>para</strong> la Iglesia ya sea que vayan o no a la misión.<br />
“De continuo recibimos cartas de mujeres jóvenes<br />
en las que nos preguntan por qué la edad de las<br />
misioneras no es la misma que la de los élderes.<br />
Sencillamente les explicamos las razones de <strong>el</strong>lo.<br />
Sabemos que se sienten desilusionadas. Sabemos que<br />
muchas han puesto <strong>el</strong> corazón en <strong>el</strong> servir en una<br />
misión. Sabemos que muchas de <strong>el</strong>las desean vivir<br />
esa experiencia antes de casarse y de seguir ad<strong>el</strong>ante<br />
en su vida de personas adultas. Ciertamente no<br />
deseo decir ni insinuar que los servicios de <strong>el</strong>las no<br />
se necesitan; sencillamente digo que la misión no es<br />
necesaria como parte de la vida de <strong>el</strong>las.<br />
“Quizás parezca un tanto extraño especificar eso en<br />
una reunión d<strong>el</strong> sacerdocio, pero lo digo aquí porque<br />
no sé en qué otro lugar decirlo. Los obispos y los<br />
presidentes de estaca de la Iglesia han oído ahora esto<br />
y <strong>el</strong>los deben ser los que juzguen en este asunto.<br />
“Con eso es suficiente sobre ese asunto” (Liahona,<br />
enero de 1998, pág. 64).<br />
Élder Boyd K. Packer<br />
“No importa que interrumpa los estudios, que postergue<br />
la carrera o los planes de casamiento, o que deje<br />
de practicar un deporte. A menos que tenga un serio<br />
problema de salud, todo varón joven Santo de los<br />
Últimos Días debe responder al llamado de servir en<br />
una misión” (véase Liahona, julio de 1984, pág. 74).<br />
El tomar la decisión en <strong>el</strong> momento<br />
adecuado<br />
Presidente Harold B. Lee<br />
“No es mi intención instar a los varones más jóvenes<br />
a que se casen demasiado pronto, ya que a mi<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
modo de ver, <strong>el</strong> hacerlo constituye uno de los problemas<br />
de la vida contemporánea. No queremos<br />
que un varón joven considere casarse hasta que<br />
tenga la capacidad de cuidar de una familia, de<br />
establecerse por sí mismo y de ser independiente.<br />
Debe asegurarse de que ha encontrado a la muchacha<br />
que prefiere, de que ha salido con <strong>el</strong>la lo suficiente<br />
<strong>para</strong> que se conozcan bien y de que se<br />
conozcan las faltas de cada cual y aun así se quieran.<br />
He hablado con presidentes de misión (entre<br />
<strong>el</strong>los algunos que, según se nos ha informado, les<br />
dicen a sus misioneros: ‘Si usted no se casa en seis<br />
meses, su misión habrá sido un fracaso’), y les he<br />
dicho: ‘Jamás le digan eso a un misionero. Capaz<br />
que en seis meses no encuentra esposa y, por<br />
seguir <strong>el</strong> consejo de ustedes, se apresura por contraer<br />
un <strong>matrimonio</strong> que no debe’.<br />
“Les ruego que no malinterpreten lo que les decimos,<br />
pero hermanos, tómense más en serio las obligaciones<br />
matrimoniales de quienes poseen <strong>el</strong> santo<br />
sacerdocio en esta época en la que <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong><br />
debe ser la meta de todo hombre que entiende las<br />
responsabilidades que éste supone; y recuerden, hermanos,<br />
que como nos dice <strong>el</strong> Señor, los únicos que<br />
recibirán la exaltación en <strong>el</strong> reino c<strong>el</strong>estial serán los<br />
que contraigan <strong>el</strong> nuevo y sempiterno convenio d<strong>el</strong><br />
<strong>matrimonio</strong> en <strong>el</strong> templo por <strong>el</strong> tiempo y la eternidad”<br />
(Ensign, enero de 1974, pág. 100).<br />
La Primera Presidencia—Ezra Taft Benson,<br />
Gordon B. Hinckley, Thomas S. Monson<br />
“Cuando los misioneros regulares regresan a su<br />
hogar se les debe aconsejar con respecto a asuntos<br />
tales como continuar con su educación o empleo,<br />
fortalecer las r<strong>el</strong>aciones familiares, participar en<br />
forma activa en la Iglesia, pagar los diezmos y<br />
<strong>of</strong>rendas de ayuno y pre<strong>para</strong>rse <strong>para</strong> <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong><br />
en <strong>el</strong> templo. Sin embargo, ‘no es prudente recomendar<br />
a los misioneros que contraigan <strong>matrimonio</strong><br />
dentro de un tiempo determinado. La decisión<br />
de casarse es de tal importancia que debe tomarla<br />
la persona sólo después de haber orado mucho al<br />
respecto y tras haber considerado <strong>el</strong> casamiento<br />
con gran detención y reflexión’ (Manual d<strong>el</strong> presidente<br />
de misión [31153 002], pág. 30)” (en Boletín,<br />
1993, núm. 1, pág. 2).