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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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124<br />

E LECCIÓN DEL CÓNYUGE<br />

“Digo lo que ya se ha dicho antes, que la obra<br />

misional es esencialmente una responsabilidad d<strong>el</strong><br />

sacerdocio, por lo que nuestros hombres jóvenes<br />

deben llevar <strong>el</strong> peso principal. Ésta es la responsabilidad<br />

y la obligación de <strong>el</strong>los.<br />

“No pedimos que las mujeres jóvenes consideren la<br />

misión como parte esencial d<strong>el</strong> programa de su vida.<br />

A lo largo de muchos años, hemos conservado un<br />

niv<strong>el</strong> de edad mayor <strong>para</strong> que las hermanas vayan a<br />

la misión a fin de mantener <strong>el</strong> número r<strong>el</strong>ativamente<br />

bajo. De nuevo digo a las hermanas que se les respetará<br />

mucho, se les considerará que cumplen con su<br />

deber y sus esfuerzos serán aceptables <strong>para</strong> <strong>el</strong> Señor y<br />

<strong>para</strong> la Iglesia ya sea que vayan o no a la misión.<br />

“De continuo recibimos cartas de mujeres jóvenes<br />

en las que nos preguntan por qué la edad de las<br />

misioneras no es la misma que la de los élderes.<br />

Sencillamente les explicamos las razones de <strong>el</strong>lo.<br />

Sabemos que se sienten desilusionadas. Sabemos que<br />

muchas han puesto <strong>el</strong> corazón en <strong>el</strong> servir en una<br />

misión. Sabemos que muchas de <strong>el</strong>las desean vivir<br />

esa experiencia antes de casarse y de seguir ad<strong>el</strong>ante<br />

en su vida de personas adultas. Ciertamente no<br />

deseo decir ni insinuar que los servicios de <strong>el</strong>las no<br />

se necesitan; sencillamente digo que la misión no es<br />

necesaria como parte de la vida de <strong>el</strong>las.<br />

“Quizás parezca un tanto extraño especificar eso en<br />

una reunión d<strong>el</strong> sacerdocio, pero lo digo aquí porque<br />

no sé en qué otro lugar decirlo. Los obispos y los<br />

presidentes de estaca de la Iglesia han oído ahora esto<br />

y <strong>el</strong>los deben ser los que juzguen en este asunto.<br />

“Con eso es suficiente sobre ese asunto” (Liahona,<br />

enero de 1998, pág. 64).<br />

Élder Boyd K. Packer<br />

“No importa que interrumpa los estudios, que postergue<br />

la carrera o los planes de casamiento, o que deje<br />

de practicar un deporte. A menos que tenga un serio<br />

problema de salud, todo varón joven Santo de los<br />

Últimos Días debe responder al llamado de servir en<br />

una misión” (véase Liahona, julio de 1984, pág. 74).<br />

El tomar la decisión en <strong>el</strong> momento<br />

adecuado<br />

Presidente Harold B. Lee<br />

“No es mi intención instar a los varones más jóvenes<br />

a que se casen demasiado pronto, ya que a mi<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />

modo de ver, <strong>el</strong> hacerlo constituye uno de los problemas<br />

de la vida contemporánea. No queremos<br />

que un varón joven considere casarse hasta que<br />

tenga la capacidad de cuidar de una familia, de<br />

establecerse por sí mismo y de ser independiente.<br />

Debe asegurarse de que ha encontrado a la muchacha<br />

que prefiere, de que ha salido con <strong>el</strong>la lo suficiente<br />

<strong>para</strong> que se conozcan bien y de que se<br />

conozcan las faltas de cada cual y aun así se quieran.<br />

He hablado con presidentes de misión (entre<br />

<strong>el</strong>los algunos que, según se nos ha informado, les<br />

dicen a sus misioneros: ‘Si usted no se casa en seis<br />

meses, su misión habrá sido un fracaso’), y les he<br />

dicho: ‘Jamás le digan eso a un misionero. Capaz<br />

que en seis meses no encuentra esposa y, por<br />

seguir <strong>el</strong> consejo de ustedes, se apresura por contraer<br />

un <strong>matrimonio</strong> que no debe’.<br />

“Les ruego que no malinterpreten lo que les decimos,<br />

pero hermanos, tómense más en serio las obligaciones<br />

matrimoniales de quienes poseen <strong>el</strong> santo<br />

sacerdocio en esta época en la que <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong><br />

debe ser la meta de todo hombre que entiende las<br />

responsabilidades que éste supone; y recuerden, hermanos,<br />

que como nos dice <strong>el</strong> Señor, los únicos que<br />

recibirán la exaltación en <strong>el</strong> reino c<strong>el</strong>estial serán los<br />

que contraigan <strong>el</strong> nuevo y sempiterno convenio d<strong>el</strong><br />

<strong>matrimonio</strong> en <strong>el</strong> templo por <strong>el</strong> tiempo y la eternidad”<br />

(Ensign, enero de 1974, pág. 100).<br />

La Primera Presidencia—Ezra Taft Benson,<br />

Gordon B. Hinckley, Thomas S. Monson<br />

“Cuando los misioneros regulares regresan a su<br />

hogar se les debe aconsejar con respecto a asuntos<br />

tales como continuar con su educación o empleo,<br />

fortalecer las r<strong>el</strong>aciones familiares, participar en<br />

forma activa en la Iglesia, pagar los diezmos y<br />

<strong>of</strong>rendas de ayuno y pre<strong>para</strong>rse <strong>para</strong> <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong><br />

en <strong>el</strong> templo. Sin embargo, ‘no es prudente recomendar<br />

a los misioneros que contraigan <strong>matrimonio</strong><br />

dentro de un tiempo determinado. La decisión<br />

de casarse es de tal importancia que debe tomarla<br />

la persona sólo después de haber orado mucho al<br />

respecto y tras haber considerado <strong>el</strong> casamiento<br />

con gran detención y reflexión’ (Manual d<strong>el</strong> presidente<br />

de misión [31153 002], pág. 30)” (en Boletín,<br />

1993, núm. 1, pág. 2).

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