el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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F UNDAMENTOS DE UN MATRIMONIO ETERNO<br />
Si desean ver a Dios, deben ser puros. En los escritos<br />
de los judíos se cuenta de un hombre que vio algo a<br />
lo lejos, algo que pareció ser una bestia. A medida<br />
que se le acercaba, <strong>el</strong> hombre se percató que se trataba<br />
de otro hombre, y cuando se le acercó incluso<br />
más, se dio cuenta que se trataba de su amigo. Sólo<br />
se puede ver lo que los ojos logran contemplar.<br />
Algunos de los que trataban con Jesús le veían sólo<br />
como <strong>el</strong> hijo de José <strong>el</strong> carpintero. Otros decían que<br />
era bebedor de vino o borracho por motivo de Sus<br />
palabras. Todavía otros pensaban que estaba poseído<br />
de demonios. Sólo los justos le veían como <strong>el</strong><br />
Hijo de Dios. Únicamente si son ustedes limpios o<br />
puros de corazón verán a Dios, y, asimismo, en<br />
menor grado, podrán ver al “Dios” o lo bueno en<br />
<strong>el</strong> hombre y amarle por la virtud que vean en él.<br />
Distingan bien a la persona que critique y difame al<br />
hombre de Dios o a los líderes ungidos d<strong>el</strong> Señor en<br />
Su Iglesia. Esa persona habla con corazón impuro.<br />
Mas <strong>para</strong> entrar en <strong>el</strong> Reino de los Ci<strong>el</strong>os, no debemos<br />
ser tan sólo buenos, sino que se nos requiere<br />
hacer <strong>el</strong> bien y ser buenos <strong>para</strong> algo. Por tanto, si<br />
desean avanzar diariamente hacia la meta de la perfección<br />
y la plenitud de vida, deben ejercitarse en<br />
los restantes cuatro “artículos” de la Constitución<br />
de una vida perfecta d<strong>el</strong> Maestro. Estas bienaventuranzas<br />
tienen que ver con la r<strong>el</strong>ación d<strong>el</strong> hombre<br />
con las demás personas en <strong>el</strong> medio social:<br />
Bienaventurados los mansos.<br />
Bienaventurados los misericordiosos.<br />
Bienaventurados los pacificadores.<br />
Bienaventurados los que padecen persecución.<br />
El hombre manso es <strong>el</strong> que no se irrita fácilmente y es<br />
paciente cuando se le agravia o se le ocasionan molestias.<br />
El hombre manso es fuerte, poderoso y tiene un<br />
completo autodominio. Es <strong>el</strong> que tiene la valentía que<br />
emana de sus convicciones morales, a pesar de la presión<br />
d<strong>el</strong> grupo o d<strong>el</strong> club. En medio de las controversias,<br />
su opinión llega a ser la decisión final y su<br />
sensato consejo acaba con la irreflexión de la turba. Es<br />
de mentalidad humilde; no actúa como un bravucón.<br />
“Mejor es <strong>el</strong> que tarda en airarse que <strong>el</strong> fuerte”<br />
(Proverbios 16:32). Es líder por naturaleza, y es <strong>el</strong><br />
escogido en <strong>el</strong> ejército y en la marina, en <strong>el</strong> mundo de<br />
los negocios y en la Iglesia, <strong>para</strong> dirigir donde otros le<br />
sigan. Es la “sal” de la tierra y la heredará.<br />
Nuestra salvación depende de la misericordia que<br />
manifestemos hacia los demás. Las palabras hirientes<br />
y rudas, lo mismo que los actos despiadados de<br />
cru<strong>el</strong>dad <strong>para</strong> con las personas o <strong>para</strong> con las<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
bestias, aun cuando se expresen en supuesta represalia,<br />
descalifican al autor de <strong>el</strong>los <strong>para</strong> pedir misericordia<br />
<strong>para</strong> sí mismo cuando tenga necesidad de<br />
<strong>el</strong>la en <strong>el</strong> día d<strong>el</strong> juicio, ya sea ante tribunales terrenales<br />
o c<strong>el</strong>estiales. ¿Hay alguien que nunca haya<br />
sido herido por la difamación de alguna persona<br />
que consideraba su amigo o amiga? ¿Recuerdan<br />
cuánto les costó abstenerse de darle su merecido?<br />
¡Bienaventurados todos ustedes los misericordiosos<br />
porque alcanzarán misericordia!<br />
Los pacificadores serán llamados hijos de Dios. El<br />
alborotador, <strong>el</strong> infractor de la ley y d<strong>el</strong> orden, <strong>el</strong><br />
líder de la banda, <strong>el</strong> transgresor de la ley, todos <strong>el</strong>los<br />
son impulsados por motivos d<strong>el</strong> mal y si no desisten<br />
de <strong>el</strong>lo serán conocidos como hijos de Satanás y<br />
no de Dios. Apártense d<strong>el</strong> que desea sembrar dudas<br />
inquietantes al tratar con liviandad las cosas sagradas<br />
porque esa persona no busca la paz sino esparcir<br />
confusión. El que es pendenciero y contencioso,<br />
cuyas razones tienen otros fines que no son resolver<br />
la verdad, desobedece <strong>el</strong> principio fundamental que<br />
estableció <strong>el</strong> Maestro como un factor indispensable<br />
<strong>para</strong> formar una vida abundante y plena. “Y en la<br />
tierra paz, buena voluntad <strong>para</strong> con los hombres”<br />
cantó <strong>el</strong> áng<strong>el</strong> que anunció <strong>el</strong> nacimiento d<strong>el</strong><br />
Príncipe de Paz.<br />
Ser perseguidos por causa de la justicia en una gran<br />
empresa cuando la verdad, la virtud y <strong>el</strong> honor<br />
estén en p<strong>el</strong>igro de ser destruidos es divino. Siempre<br />
ha habido mártires de toda gran causa. El gran perjuicio<br />
que puede derivar de la persecución no es la<br />
persecución misma sino <strong>el</strong> efecto que puede producir<br />
en los que son perseguidos en <strong>el</strong> sentido de<br />
enfriar su fervor por la rectitud de su causa. Gran<br />
parte de cualquier persecución proviene de la falta<br />
de entendimiento, puesto que los hombres son propensos<br />
a oponerse a lo que no comprenden. Otra<br />
parte proviene de las malas intenciones de los hombres.<br />
Sea cual sea <strong>el</strong> motivo, la persecución parece<br />
ser tan universal en contra de los que se dedican a<br />
una causa justa que <strong>el</strong> Maestro nos ha advertido:<br />
“¡…Ay de vosotros, cuando todos los hombres<br />
hablen bien de vosotros! porque así hacían sus<br />
padres con los falsos pr<strong>of</strong>etas” (Lucas 6:26).<br />
Ruego a los jóvenes que recuerden esa advertencia<br />
cuando los injurien y se m<strong>of</strong>en de ustedes por<br />
motivo de que se nieguen a transigir en sus normas<br />
de abstinencia, de honradez y de moralidad a cambio<br />
de grajearse los <strong>el</strong>ogios de la multitud. Si ustedes<br />
defienden con firmeza lo que es recto a pesar de las