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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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204<br />

F UNDAMENTOS DE UN MATRIMONIO ETERNO<br />

Si desean ver a Dios, deben ser puros. En los escritos<br />

de los judíos se cuenta de un hombre que vio algo a<br />

lo lejos, algo que pareció ser una bestia. A medida<br />

que se le acercaba, <strong>el</strong> hombre se percató que se trataba<br />

de otro hombre, y cuando se le acercó incluso<br />

más, se dio cuenta que se trataba de su amigo. Sólo<br />

se puede ver lo que los ojos logran contemplar.<br />

Algunos de los que trataban con Jesús le veían sólo<br />

como <strong>el</strong> hijo de José <strong>el</strong> carpintero. Otros decían que<br />

era bebedor de vino o borracho por motivo de Sus<br />

palabras. Todavía otros pensaban que estaba poseído<br />

de demonios. Sólo los justos le veían como <strong>el</strong><br />

Hijo de Dios. Únicamente si son ustedes limpios o<br />

puros de corazón verán a Dios, y, asimismo, en<br />

menor grado, podrán ver al “Dios” o lo bueno en<br />

<strong>el</strong> hombre y amarle por la virtud que vean en él.<br />

Distingan bien a la persona que critique y difame al<br />

hombre de Dios o a los líderes ungidos d<strong>el</strong> Señor en<br />

Su Iglesia. Esa persona habla con corazón impuro.<br />

Mas <strong>para</strong> entrar en <strong>el</strong> Reino de los Ci<strong>el</strong>os, no debemos<br />

ser tan sólo buenos, sino que se nos requiere<br />

hacer <strong>el</strong> bien y ser buenos <strong>para</strong> algo. Por tanto, si<br />

desean avanzar diariamente hacia la meta de la perfección<br />

y la plenitud de vida, deben ejercitarse en<br />

los restantes cuatro “artículos” de la Constitución<br />

de una vida perfecta d<strong>el</strong> Maestro. Estas bienaventuranzas<br />

tienen que ver con la r<strong>el</strong>ación d<strong>el</strong> hombre<br />

con las demás personas en <strong>el</strong> medio social:<br />

Bienaventurados los mansos.<br />

Bienaventurados los misericordiosos.<br />

Bienaventurados los pacificadores.<br />

Bienaventurados los que padecen persecución.<br />

El hombre manso es <strong>el</strong> que no se irrita fácilmente y es<br />

paciente cuando se le agravia o se le ocasionan molestias.<br />

El hombre manso es fuerte, poderoso y tiene un<br />

completo autodominio. Es <strong>el</strong> que tiene la valentía que<br />

emana de sus convicciones morales, a pesar de la presión<br />

d<strong>el</strong> grupo o d<strong>el</strong> club. En medio de las controversias,<br />

su opinión llega a ser la decisión final y su<br />

sensato consejo acaba con la irreflexión de la turba. Es<br />

de mentalidad humilde; no actúa como un bravucón.<br />

“Mejor es <strong>el</strong> que tarda en airarse que <strong>el</strong> fuerte”<br />

(Proverbios 16:32). Es líder por naturaleza, y es <strong>el</strong><br />

escogido en <strong>el</strong> ejército y en la marina, en <strong>el</strong> mundo de<br />

los negocios y en la Iglesia, <strong>para</strong> dirigir donde otros le<br />

sigan. Es la “sal” de la tierra y la heredará.<br />

Nuestra salvación depende de la misericordia que<br />

manifestemos hacia los demás. Las palabras hirientes<br />

y rudas, lo mismo que los actos despiadados de<br />

cru<strong>el</strong>dad <strong>para</strong> con las personas o <strong>para</strong> con las<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />

bestias, aun cuando se expresen en supuesta represalia,<br />

descalifican al autor de <strong>el</strong>los <strong>para</strong> pedir misericordia<br />

<strong>para</strong> sí mismo cuando tenga necesidad de<br />

<strong>el</strong>la en <strong>el</strong> día d<strong>el</strong> juicio, ya sea ante tribunales terrenales<br />

o c<strong>el</strong>estiales. ¿Hay alguien que nunca haya<br />

sido herido por la difamación de alguna persona<br />

que consideraba su amigo o amiga? ¿Recuerdan<br />

cuánto les costó abstenerse de darle su merecido?<br />

¡Bienaventurados todos ustedes los misericordiosos<br />

porque alcanzarán misericordia!<br />

Los pacificadores serán llamados hijos de Dios. El<br />

alborotador, <strong>el</strong> infractor de la ley y d<strong>el</strong> orden, <strong>el</strong><br />

líder de la banda, <strong>el</strong> transgresor de la ley, todos <strong>el</strong>los<br />

son impulsados por motivos d<strong>el</strong> mal y si no desisten<br />

de <strong>el</strong>lo serán conocidos como hijos de Satanás y<br />

no de Dios. Apártense d<strong>el</strong> que desea sembrar dudas<br />

inquietantes al tratar con liviandad las cosas sagradas<br />

porque esa persona no busca la paz sino esparcir<br />

confusión. El que es pendenciero y contencioso,<br />

cuyas razones tienen otros fines que no son resolver<br />

la verdad, desobedece <strong>el</strong> principio fundamental que<br />

estableció <strong>el</strong> Maestro como un factor indispensable<br />

<strong>para</strong> formar una vida abundante y plena. “Y en la<br />

tierra paz, buena voluntad <strong>para</strong> con los hombres”<br />

cantó <strong>el</strong> áng<strong>el</strong> que anunció <strong>el</strong> nacimiento d<strong>el</strong><br />

Príncipe de Paz.<br />

Ser perseguidos por causa de la justicia en una gran<br />

empresa cuando la verdad, la virtud y <strong>el</strong> honor<br />

estén en p<strong>el</strong>igro de ser destruidos es divino. Siempre<br />

ha habido mártires de toda gran causa. El gran perjuicio<br />

que puede derivar de la persecución no es la<br />

persecución misma sino <strong>el</strong> efecto que puede producir<br />

en los que son perseguidos en <strong>el</strong> sentido de<br />

enfriar su fervor por la rectitud de su causa. Gran<br />

parte de cualquier persecución proviene de la falta<br />

de entendimiento, puesto que los hombres son propensos<br />

a oponerse a lo que no comprenden. Otra<br />

parte proviene de las malas intenciones de los hombres.<br />

Sea cual sea <strong>el</strong> motivo, la persecución parece<br />

ser tan universal en contra de los que se dedican a<br />

una causa justa que <strong>el</strong> Maestro nos ha advertido:<br />

“¡…Ay de vosotros, cuando todos los hombres<br />

hablen bien de vosotros! porque así hacían sus<br />

padres con los falsos pr<strong>of</strong>etas” (Lucas 6:26).<br />

Ruego a los jóvenes que recuerden esa advertencia<br />

cuando los injurien y se m<strong>of</strong>en de ustedes por<br />

motivo de que se nieguen a transigir en sus normas<br />

de abstinencia, de honradez y de moralidad a cambio<br />

de grajearse los <strong>el</strong>ogios de la multitud. Si ustedes<br />

defienden con firmeza lo que es recto a pesar de las

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