19.05.2013 Views

el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

378<br />

T ENTACIONES DE S ATANÁS Y EL HOMBRE NATURAL<br />

(caído) en <strong>el</strong> que <strong>el</strong> diablo ‘despoja… de la luz’ y en<br />

<strong>el</strong> que algunos <strong>el</strong>ementos de la naturaleza –entre<br />

<strong>el</strong>los la naturaleza humana temporal– deben disciplinarse,<br />

limitarse y refinarse. Parece ser que se da a<br />

los hombre y las mujeres <strong>el</strong>ementos físicos y espirituales<br />

en bruto –lo que podría llamarse recursos<br />

‘naturales’– como parte d<strong>el</strong> siguiente paso en <strong>el</strong><br />

sendero que los lleva a ser dioses. No se debe permitir<br />

que dichos recursos fluyan sin control sino<br />

que se los debe canalizar y enfocar <strong>para</strong> poder dirigir<br />

su poder y potencial (como a veces ocurre con<br />

<strong>el</strong> río ‘natural’ o la cascada ‘natural’) y de ese modo<br />

convertirlos en algo incluso más productivo y<br />

beneficioso.<br />

“El hombre natural –con todo su maravilloso y<br />

nuevo, aunque desenfrenado y poco regenerado,<br />

potencial– debe volverse ‘sumiso’ al Santo Espíritu,<br />

un espíritu que nos influye a <strong>el</strong>evarnos… Nuestros<br />

deseos más pr<strong>of</strong>undos y nuestros anh<strong>el</strong>os preterrenales<br />

siguen siendo de origen divino, y siguen en<br />

lo más íntimo de nuestras almas. Todavía resuenan<br />

los ecos de nuestra inocencia anterior, y la luz<br />

que desecha al maligno sigue resplandeciendo.<br />

Nuestros corazones no solo pueden sentir sino que<br />

en pureza de efecto sienten <strong>el</strong> anh<strong>el</strong>o de obtener lo<br />

espiritual y santo en lugar de lo ‘carnal, sensual y<br />

diabólico’. Si tal no fuera <strong>el</strong> caso, nuestra condición<br />

sería realmente imposible, poniendo en jaque<br />

<strong>para</strong> siempre la idea de la verdadera <strong>el</strong>ección.<br />

Alabamos a Dios, nuestro Padre, gracias a que<br />

nuestro legado real proviene de Él, y al som<strong>eterno</strong>s<br />

a Su <strong>eterno</strong> influjo podemos vencer la enemistad<br />

que nos separó de Él y convertir a esos dones de la<br />

naturaleza en una bendición en lugar de una maldición”<br />

(Christ and the New Covenant, págs. 205–207).<br />

Élder Merrill J. Bateman<br />

“Las Escrituras declaran que <strong>el</strong> hombre y la mujer<br />

fueron creados a imagen de Dios (véase Génesis<br />

1:26–27, Abraham 4:27–28). Tanto <strong>el</strong> hombre como<br />

la mujer llevan en su fuero interior los atributos de<br />

la divinidad, y ambos reciben bendiciones al cumplir<br />

con sus llamamientos divinos. El apóstol Pedro<br />

y <strong>el</strong> rey Benjamín señalaron que somos partícipes<br />

de la naturaleza divina por medio de la expiación<br />

de Cristo y con la ayuda d<strong>el</strong> Espíritu Santo (véase<br />

2 Pedro 1:3–8, Mosíah 3:19). Es interesante observar<br />

las semejanzas entre los frutos d<strong>el</strong> Espíritu y las<br />

semillas de divinidad que nos llegan inherentes de<br />

Padres C<strong>el</strong>estiales (véase Gálatas 5:21–22, 2 Pedro<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />

1:3–8). Ya que ‘la int<strong>el</strong>igencia se allega a la int<strong>el</strong>igencia’<br />

y <strong>el</strong> Espíritu al espíritu, <strong>el</strong> Espíritu Santo nos<br />

vivifica mediante una porción de la luz que hace<br />

que las semillas de divinidad que llevamos dentro<br />

germinen y florezcan (D. y C. 88:29, 40). La intensidad<br />

de la luz y hasta qué punto florecen los atributos<br />

depende de cuán bien las mujeres y los hombres<br />

refrenen sus pasiones y obedezcan los principios<br />

divinos” (“<strong>The</strong> Eternal Family”, págs. 112–13).<br />

Élder J. Richard Clarke<br />

“…A través de las épocas siempre ha habido poderes<br />

malignos que atacan a la familia. ¿Por qué estará<br />

Satanás tan obsesionado por destruirla? Porque <strong>el</strong>la<br />

representa todo lo que él quiere y no puede tener: él<br />

no puede ser esposo ni padre ni abu<strong>el</strong>o; no puede ni<br />

podrá nunca tener posteridad. Ni siquiera puede<br />

retener a los que ha apartado de Dios, porque no<br />

tiene reino ni herencia <strong>eterno</strong>s” (Liahona, julio de<br />

1989, pág. 71).<br />

LA URBANIDAD<br />

QUE VAMOS PERDIENDO<br />

Presidente Gordon B. Hinckley<br />

Presidente de la Iglesia<br />

Ceremonia de graduación de la<br />

Universidad Brigham Young, 25<br />

de Abril de 1996<br />

La educación laica que recibieron tiene como objeto<br />

<strong>el</strong> darles mayores oportunidades en <strong>el</strong> gran mercado<br />

laboral d<strong>el</strong> mundo. En la mayoría de los casos, se les<br />

remunerará de acuerdo con <strong>el</strong> valor que la sociedad<br />

les dé a sus habilidades.<br />

No obstante, como se les ha dicho antes, la educación<br />

que han obtenido en BYU debe y está obligada<br />

a contar con otro aspecto. El presidente David O.<br />

McKay, que por muchos años sirvió en la Junta<br />

Directiva, declaró en cierta ocasión:<br />

“La verdadera educación consiste no tan sólo en<br />

aprender acerca de unos pocos hechos r<strong>el</strong>acionados<br />

con la ciencia, la historia, la literatura o <strong>el</strong> arte, sino<br />

en <strong>el</strong> desarrollo d<strong>el</strong> carácter. La verdadera educación<br />

inculca la negación a sí mismo y <strong>el</strong> autodominio, a<br />

la vez que disciplina <strong>el</strong> temperamento, subyuga la<br />

pasión y hace de la obediencia a las leyes sociales y<br />

morales un principio rector de la vida. Desarrolla la

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!