el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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M ORALIDAD Y MODESTIA<br />
sagrada de los poderes de la procreación e inculcar<br />
en <strong>el</strong>los <strong>el</strong> deseo de ser castos en pensamientos y en<br />
hechos. Una comprensión correcta d<strong>el</strong> pap<strong>el</strong> divino<br />
asignado al hombre y a la mujer fortificará a todos los<br />
miembros contra las prácticas pecaminosas. Nuestra<br />
única seguridad real, ya sea física como espiritual,<br />
radica en guardar los mandamientos d<strong>el</strong> Señor.<br />
La ley de conducta moral d<strong>el</strong> Señor es la abstinencia<br />
de r<strong>el</strong>aciones sexuales fuera d<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> y la<br />
fid<strong>el</strong>idad dentro d<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong>. Las r<strong>el</strong>aciones<br />
sexuales son apropiadas sólo dentro de los lazos d<strong>el</strong><br />
<strong>matrimonio</strong> entre marido y mujer siempre y cuando<br />
se expresen en forma apropiada. Cualquier otra<br />
conducta sexual como la fornicación, <strong>el</strong> adulterio, o<br />
<strong>el</strong> comportamiento homosexual o lesbiano, es pecaminosa.<br />
Aqu<strong>el</strong>los que persistan en tales prácticas, o<br />
que sean una influencia en otras personas <strong>para</strong> que<br />
participen en <strong>el</strong>las, quedan sujetos a la acción disciplinaria<br />
de la Iglesia.<br />
Les recordamos algunos pasajes de las Escrituras que<br />
ponen en claro la r<strong>el</strong>ación entre pensamientos y<br />
acciones (véase Mateo 15:19; Mosíah 4:29–30; Alma<br />
12:14; 3 Nefi 12:28; D. y C. 121:45). Existe una diferencia<br />
entre <strong>el</strong> tener pensamientos y sentimientos<br />
inmorales y <strong>el</strong> participar en comportamientos inmorales<br />
tanto heterosexuales como homosexuales. Sin<br />
embargo, tales pensamientos y sentimientos, sin<br />
importar las causas, pueden y deben superarse y los<br />
comportamientos pecaminosos deben <strong>el</strong>iminarse.<br />
Esto se puede lograr por medio de la fe en Dios, <strong>el</strong><br />
arrepentimiento sincero y <strong>el</strong> esfuerzo continuo. Puede<br />
ser necesaria la ayuda externa. F<strong>el</strong>icitamos y alentamos<br />
a aqu<strong>el</strong>los que están superando los pensamientos<br />
y sentimientos inapropiados. Rogamos a aqu<strong>el</strong>los<br />
involucrados en esa clase de conducta que la desechen;<br />
los amamos y oramos por <strong>el</strong>los. Confiamos en<br />
que por medio d<strong>el</strong> arrepentimiento y <strong>el</strong> obtener la<br />
ayuda necesaria puedan experimentar la paz que se<br />
recibe al vivir de acuerdo con las enseñanzas de Dios.<br />
Las personas y sus familias que deseen ayuda en<br />
estos casos deben buscar <strong>el</strong> consejo de su obispo,<br />
presidente de rama, presidente de estaca o de distrito.<br />
Recomendamos a los líderes de la Iglesia y a<br />
los miembros, que se acerquen con amor y comprensión<br />
a esas personas que luchan con estos problemas.<br />
Muchos responderán al amor cristiano y al<br />
consejo inspirado al recibir la invitación de regresar<br />
y de aplicar <strong>el</strong> poder expiatorio y sanador d<strong>el</strong><br />
Salvador (véase Isaías 53:4–5; Mosíah 4:2–3).<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
Atentamente, sus hermanos,<br />
Ezra Taft Benson<br />
Gordon B. Hinckley<br />
Thomas S. Monson<br />
La Primera Presidencia<br />
NUESTRO AMBIENTE MORAL<br />
Élder Boyd K. Packer<br />
D<strong>el</strong> Quórum de los Doce<br />
Apóstoles<br />
Véase Liahona, Julio de 1992,<br />
págs. 73–76<br />
He sido Autoridad General por más de treinta años<br />
y miembro d<strong>el</strong> Quórum de los Doce Apóstoles por<br />
veintidós. Durante esos años, he entrevistado no sé a<br />
cuántos, seguramente miles de miembros de la Iglesia,<br />
y hemos hablado en términos íntimos en cuanto a su<br />
dignidad, sus tristezas y su f<strong>el</strong>icidad. Menciono esto<br />
únicamente con la esperanza de que las credenciales<br />
de mi experiencia los persuada a ustedes a considerar<br />
seriamente algunos asuntos que nos tienen muy<br />
preocupados.<br />
El ambiente moral<br />
Hoy me dirijo a los miembros de la Iglesia en calidad<br />
de alguien que se preocupa por <strong>el</strong> ambiente. Mi<br />
mensaje no es en cuanto al medio ambiente físico<br />
sino al ambiente moral y espiritual en que debemos<br />
criar a nuestras familias. Al hacer una prueba d<strong>el</strong><br />
medio ambiente moral, descubrimos que <strong>el</strong> índice<br />
de contaminación va de mal en peor.<br />
El Libro de Mormón describe a la humanidad<br />
luchando por avanzar a través de un “vapor de<br />
tinieblas” interpretado como las “tentaciones d<strong>el</strong><br />
diablo” (1 Nefi 8:23; 12:17). De tanta densidad era<br />
esta contaminación moral, que muchos se desviaron<br />
“por senderos extraños” y “cayeron en senderos<br />
prohibidos y se perdieron” (véase 1 Nefi 8:23–32).<br />
La contaminación intencional de la fuente de vida<br />
ahora obscurece nuestro ambiente moral. El don de la<br />
vida mortal y la capacidad de engendrar otras vidas es<br />
una bendición c<strong>el</strong>estial. ¡Su valor es incalculable!