el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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IGUALDAD ENTRE EL<br />
HOMBRE Y LA MUJER<br />
…nuestras funciones y asignaciones<br />
difieren… pero, en <strong>el</strong> Señor, ni <strong>el</strong><br />
hombre es sin la mujer, ni la mujer<br />
sin <strong>el</strong> hombre.<br />
—Presidente Spencer W. Kimball<br />
ENSEÑANZAS SELECCIONADAS<br />
Presidente George Albert Smith<br />
“Cuando <strong>el</strong> pr<strong>of</strong>eta José Smith dio vu<strong>el</strong>ta a la llave<br />
que abría la puerta de la liberación de las mujeres, la<br />
puerta se abrió a todo <strong>el</strong> mundo, y de generación en<br />
generación, ha ido en aumento <strong>el</strong> número de mujeres<br />
que pueden gozar de las bendiciones de la libertad<br />
civil y r<strong>el</strong>igiosa” (“Address to the Members <strong>of</strong><br />
the R<strong>el</strong>ief Society”, R<strong>el</strong>ief Society Magazine, diciembre<br />
de 1945, pág. 717).<br />
Presidente Spencer W. Kimball<br />
“…nuestras funciones y asignaciones difieren. Esas<br />
diferencias son eternas: a la mujer se le ha dado la<br />
enorme responsabilidad de la maternidad y la solidaridad<br />
entre mujeres, y al hombre la enorme responsabilidad<br />
de la paternidad y <strong>el</strong> sacerdocio, pero,<br />
en <strong>el</strong> Señor, ni <strong>el</strong> hombre es sin la mujer, ni la<br />
mujer sin <strong>el</strong> hombre (véase 1 Corintios 11:11)…<br />
“A pesar de que los pap<strong>el</strong>es <strong>eterno</strong>s de los hombres<br />
y las mujeres son diferentes, todavía queda mucho<br />
por hacer en lo que respecta al desarrollo <strong>para</strong>l<strong>el</strong>o<br />
personal d<strong>el</strong> hombre y de la mujer” (véase Liahona,<br />
enero de 1980, pág. 168).<br />
“¡No queremos que las mujeres Santo de los Últimos<br />
Días sean socias silenciosas o limitadas en esa asignación<br />
eterna! Les rogamos que contribuyan en la<br />
sociedad d<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> de una forma total” (véase<br />
Liahona, febrero de 1979, págs. 146–147).<br />
Presidente Howard W. Hunter<br />
“El hombre que posee <strong>el</strong> sacerdocio debe aceptar a<br />
su esposa como compañera en la dirección d<strong>el</strong> hogar<br />
y de la familia, por lo que <strong>el</strong>la debe participar de<br />
forma total, y con conocimiento pleno de los detalles,<br />
en todas las decisiones que atañen a éstos… El<br />
Señor dispuso que la esposa fuese ayuda idónea <strong>para</strong><br />
<strong>el</strong> hombre, o sea, una compañera apropiada y necesaria<br />
<strong>para</strong> él e igual en todo sentido” (Liahona, enero<br />
de 1995, pág. 58).<br />
Presidente Gordon B. Hinckley<br />
“Al pensar en la que ha sido mi compañera por cincuenta<br />
y dos años, ¿es su contribución al Señor<br />
menor que la mía? Yo estoy convencido de que no<br />
lo es. Ella ha caminado pacientemente a mi lado,<br />
apoyándome en mis responsabilidades, criando y<br />
bendiciendo a nuestros hijos, sirviendo en muchos<br />
y diferentes cargos de la Iglesia y brindando dondequiera<br />
que va buen humor y bondad sin reserva. A<br />
medida que pasan los años, valoro y amo cada vez<br />
más a esta mujercita con la que me arrodillé, hace<br />
más de medio siglo, en <strong>el</strong> altar de la casa d<strong>el</strong> Señor”<br />
(Liahona, enero de 1990, págs. 96–97).<br />
Presidente Boyd K. Packer<br />
“En la Iglesia existe una definida línea de autoridad.<br />
Prestamos servicio donde nos hayan llamado a<br />
hacerlo aqu<strong>el</strong>los que nos presiden.<br />
“El hogar se trata de una sociedad en la que marido<br />
y mujer están unidos por un mismo yugo, compartiendo<br />
decisiones y trabajando siempre juntos. Aun<br />
cuando <strong>el</strong> marido y padre tenga la responsabilidad<br />
de proporcionar un liderazgo digno e inspirado, su<br />
esposa no estará ni detrás ni d<strong>el</strong>ante de él, sino a su<br />
lado” (Liahona, julio de 1998, pág. 79–80).<br />
Élder Bruce R. McConkie<br />
“En todas las cosas espirituales, en todo lo r<strong>el</strong>ativo<br />
a los dones d<strong>el</strong> Espíritu, en lo r<strong>el</strong>acionado con la<br />
rev<strong>el</strong>ación, la obtención de un testimonio y las<br />
visiones, en lo divino como resultado de una conducta<br />
recta y justa, los hombres y las mujeres ocupan<br />
una posición de absoluta igualdad ante <strong>el</strong><br />
Señor” (Liahona, junio de 1979, pág. 7).<br />
“El Señor nunca manda apóstoles y pr<strong>of</strong>etas y<br />
hombres justos a ministrar a su pueblo sin colocar<br />
al lado de <strong>el</strong>los a mujeres de la misma estatura<br />
espiritual… La exaltación de uno depende de la<br />
d<strong>el</strong> otro” (Doctrinal New Testament Commentary,<br />
tomo III, pág. 302).<br />
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E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO