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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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COMPROMISO Y<br />

DEDICACIÓN EN EL<br />

MATRIMONIO<br />

El paso inicial es que <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong><br />

sea seguro, un lugar en <strong>el</strong> que<br />

exista <strong>el</strong> compromiso de hacer los<br />

ajustes personales necesarios con <strong>el</strong><br />

fin de vivir juntos <strong>para</strong> siempre.<br />

—Presidente Spencer W. Kimball<br />

ENSEÑANZAS SELECCIONADAS<br />

Presidente Spencer W. Kimball<br />

“El paso inicial [de ser una influencia en nuestros<br />

hijos <strong>para</strong> <strong>el</strong> bien] es que <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> sea seguro,<br />

un lugar en <strong>el</strong> que exista <strong>el</strong> compromiso de hacer<br />

los ajustes personales necesarios con <strong>el</strong> fin de vivir<br />

juntos <strong>para</strong> siempre” (en Conference Report, octubre<br />

de 1974, pág. 161; o Ensign, noviembre de<br />

1974, pág. 112).<br />

Presidente Howard W. Hunter<br />

“Les ruego que me permitan concluir recalcando<br />

que existe un lugar en la sociedad en donde se<br />

deben poner de manifiesto esa fortaleza y ese compromiso<br />

si queremos que nuestra nación y nuestro<br />

pueblo sobrevivan, y aun que nuestra r<strong>el</strong>igión tenga<br />

un éxito completo: en nuestro hogar deben existir<br />

<strong>el</strong> amor, la integridad y los principios sólidos; debemos<br />

tener un firme compromiso hacia <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong>,<br />

los hijos y la moralidad; debemos lograr <strong>el</strong><br />

éxito en este aspecto, que será <strong>el</strong> más importante<br />

<strong>para</strong> la próxima generación” (véase Liahona, julio de<br />

1990, pág. 74).<br />

Presidente James E. Faust<br />

“La paz espiritual no se encuentra en ninguna<br />

raza, cultura o nacionalidad, sino mediante nuestros<br />

compromisos con Dios y los convenios y<br />

las ordenanzas d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io” (Liahona, julio de<br />

1995, pág. 63).<br />

Élder James E. Faust<br />

“[Me pregunto si es] posible que uno de los cónyuges<br />

se [aleje] d<strong>el</strong> otro y aún así [llegue a] ser una<br />

unidad completa. Cualquiera de los dos que rebaja<br />

la función divina d<strong>el</strong> otro en presencia de los hijos<br />

rebaja también la incipiente feminidad de sus hijas<br />

y la masculinidad que está brotando en sus hijos.<br />

Supongo que siempre surgen algunas diferencias<br />

sinceras entre marido y mujer, pero éstas se deben<br />

ventilar en privado.<br />

“La importancia de este tema me lleva a tomarme la<br />

libertad de decir algo sobre <strong>el</strong> quebrantamiento de<br />

los convenios. Por supuesto, es necesario reconocer<br />

que algunos <strong>matrimonio</strong>s fracasan sin remedio.<br />

Extiendo mi comprensión a los que se encuentran<br />

en esas circunstancias, pues todo divorcio lleva consigo<br />

<strong>el</strong> sufrimiento. Y espero que lo que voy a decir<br />

no mortifique a nadie. En mi opinión, cualquier<br />

promesa que se hagan un hombre y una mujer en la<br />

ceremonia d<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> adquiere la dignidad de<br />

un convenio. La r<strong>el</strong>ación familiar d<strong>el</strong> padre, la<br />

madre y <strong>el</strong> hijo es la institución más antigua y permanente<br />

d<strong>el</strong> mundo, y ha sobrevivido enormes<br />

diferencias geográficas y culturales. Esto sucede porque<br />

<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> entre <strong>el</strong> hombre y la mujer es un<br />

estado natural y ha sido ordenado por Dios; es una<br />

obligación moral. Por lo tanto, los casamientos que<br />

se realizan en <strong>el</strong> templo, con <strong>el</strong> fin de establecer<br />

r<strong>el</strong>aciones eternas, son los convenios más sagrados<br />

que podamos hacer. En <strong>el</strong>los se invoca <strong>el</strong> poder<br />

s<strong>el</strong>lador que Dios concedió por medio de Elías y <strong>el</strong><br />

Señor se convierte en una de las partes contratantes<br />

de las promesas.<br />

“Por lo tanto, ¿qué se podría considerar como<br />

‘causa justificada’ <strong>para</strong> romper los convenios matrimoniales?<br />

Durante toda una vida de ocuparme de<br />

problemas humanos, me he esforzado por entenderlos<br />

y encontrar respuesta a esa pregunta, y confieso<br />

que no creo poseer ni la sabiduría ni la autoridad<br />

<strong>para</strong> definir lo que es una ‘causa justificada’; sólo<br />

los cónyuges pueden determinarlo, y sobre <strong>el</strong>los<br />

recae la responsabilidad de la cadena de consecuencias<br />

que inevitablemente tienen lugar cuando no se<br />

honran esos convenios. En mi opinión, una ‘causa<br />

justificada’ sería algo tan serio como una situación<br />

prolongada y evidentemente irreversible en la que<br />

se va destruyendo en forma paulatina la dignidad o<br />

<strong>el</strong> amor propio de una persona.<br />

“Al mismo tiempo, tengo una firme convicción de lo<br />

que no es motivo <strong>para</strong> romper los sagrados convenios<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />

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