el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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66<br />
C OMUNICACIÓN<br />
hacia nosotros cuando no somos lo que debemos<br />
ser. Nuestra propia paciencia se desarrolla cuando<br />
somos pacientes con otros.<br />
“Sé paciente; sé sobrio; sé moderado; ten paciencia,<br />
fe esperanza y caridad” (D. y C. 6:19).<br />
“Estoy harto de escuchar tus quejas” y “te lo he<br />
dicho mil veces” son dos de las muchas frases que<br />
se repiten muy a menudo en la familia, e indican<br />
que la paciencia se ha esfumado y que los canales<br />
de comunicación están obstruidos.<br />
Se necesita valor <strong>para</strong> comunicarse pacientemente.<br />
Necesitamos constantemente expresar que sentimos<br />
orgullo, esperanza y amor por los demás de la forma<br />
más sincera posible. Cada uno debe evitar dar la<br />
impresión de ser alguien que se ha dado por vencido<br />
y no está dispuesto a esforzarse más.<br />
Debe evitarse corregir a los miembros de la familia<br />
enfrente de otras personas; las personas harán<br />
mucho más caso en una conversación de carácter<br />
personal e íntimo. La perseverancia apacible es una<br />
valiosa virtud en la r<strong>el</strong>ación de una persona con<br />
todos los miembros de su familia.<br />
Cuando los miembros de la familia no se hacen caso<br />
mutuo, la comunicación deja de existir. Cuando no<br />
comprendemos los conceptos básicos d<strong>el</strong> intercambio,<br />
los demás no oyen lo que decimos, ni desean<br />
hacerlo, y se resisten a recibir consejos. Todos debemos<br />
estar dispuestos a hacer nuestra parte <strong>para</strong> mejorar,<br />
puesto que la familia es la organización básica de<br />
la Iglesia. La comunicación apropiada será siempre<br />
un ingrediente fundamental <strong>para</strong> edificar solidaridad<br />
y permanencia en la familia.<br />
La comunicación eficaz<br />
Ruego que nuestro Padre C<strong>el</strong>estial nos ayude a comunicarnos<br />
más eficazmente en <strong>el</strong> hogar, mediante<br />
nuestra disposición a sacrificarnos, a escuchar, a<br />
expresar nuestros sentimientos, a evitar juicios, a<br />
mantener confidencias y a actuar con paciencia.<br />
“¡Cuán eficaces son las palabras rectas!” (Job 6:25).<br />
Sí, cuán eficaces son las palabras rectas, compartidas<br />
en <strong>el</strong> momento apropiado, con la persona indicada.<br />
Que nuestro Padre C<strong>el</strong>estial bondadoso y lleno de<br />
gracia nos ayude en nuestras necesidades y deseos<br />
de llevar a cabo una comunicación familiar más eficaz.<br />
Si nos esmeramos y nos sacrificamos por <strong>el</strong>lo, la<br />
comunicación puede ayudar a edificar una familia<br />
unida. Ruego por <strong>el</strong> logro de esta meta. En <strong>el</strong> nombre<br />
de nuestro Señor Jesucristo. Amén.<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
ESCUCHEN PARA APRENDER<br />
Escuchen <strong>para</strong> aprender<br />
Élder Russ<strong>el</strong>l M. N<strong>el</strong>son<br />
D<strong>el</strong> Quórum de los Doce<br />
Apóstoles<br />
Véase Liahona, julio de 1991,<br />
págs. 23-25, 26<br />
En la oración de apertura <strong>para</strong> esta sesión de la<br />
conferencia, <strong>el</strong> élder Hugh W. Pinnock pidió que<br />
prestáramos mucha atención a los mensajes que se<br />
impartirían. En las publicaciones de la Iglesia ha<br />
habido muchos artículos acerca d<strong>el</strong> importante arte<br />
de saber escuchar 1 que corroboran <strong>el</strong> siguiente proverbio<br />
que enseña esta lección vital: “Escucha <strong>el</strong><br />
consejo, y recibe la corrección, <strong>para</strong> que seas sabio<br />
en tu vejez” (Proverbios 19:20) 2 . Sin duda alguna, la<br />
sabiduría se obtiene cuando se escucha con <strong>el</strong> deseo de<br />
aprender de los niños, padres, compañeros, vecinos,<br />
líderes de la Iglesia y d<strong>el</strong> Señor.<br />
Los niños<br />
Los padres y maestros aprenden a escuchar y luego<br />
escuchan <strong>para</strong> aprender de los niños. Un padre<br />
sabio dijo en una ocasión: “Mayor es <strong>el</strong> bien que<br />
hago cuando en lugar de hablarles a mis hijos les<br />
escucho” 3 .<br />
Cuando nuestra hija menor tenía apenas cuatro<br />
años de edad, una noche llegué a casa muy tarde<br />
d<strong>el</strong> trabajo en <strong>el</strong> hospital y me di cuenta de que<br />
mi querida esposa estaba muy cansada, lo cual no<br />
entiendo, puesto que sólo tenía nueve niños a su<br />
lado todo <strong>el</strong> día. Para aliviar un poco su carga, me<br />
<strong>of</strong>recí <strong>para</strong> poner en la cama a nuestra hijita. La<br />
llevé a su habitación, y empecé a darle órdenes:<br />
“Quítate la ropa, cuélgala, ponte <strong>el</strong> pijama, cepíllate<br />
los dientes, haz tus oraciones”, etc. Parecía un sargento<br />
dando órdenes. De pronto, algo pensativa,<br />
<strong>el</strong>la me dijo: “Papi, ¿soy tu propiedad?”<br />
Mi hijita me enseñó una lección importante esa<br />
noche, pues estaba tratando a esa dulce criatura con<br />
coerción. El controlar a los niños por medio de la<br />
fuerza es una técnica de Satanás, no d<strong>el</strong> Salvador. No,<br />
los hijos no son de nuestra propiedad; <strong>el</strong> privilegio<br />
que tenemos como padres es <strong>el</strong> de amarlos,