el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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84<br />
CONVENIOS Y<br />
ORDENANZAS<br />
Guarden los convenios contraídos<br />
y estarán a salvo; quebrántenlos<br />
y no lo estarán.<br />
—Élder Boyd K. Packer<br />
ENSEÑANZAS SELECCIONADAS<br />
Debemos guardar nuestros convenios<br />
Presidente Joseph Fi<strong>el</strong>ding Smith<br />
“El Santo Espíritu de la Promesa es <strong>el</strong> Espíritu Santo<br />
y es quien pone <strong>el</strong> s<strong>el</strong>lo de aprobación sobre cada<br />
ordenanza: bautismo, confirmación, ordenación,<br />
casamiento. La promesa es que mediante la fid<strong>el</strong>idad<br />
uno recibirá las bendiciones.<br />
“Si un individuo viola un convenio, sea <strong>el</strong> d<strong>el</strong> bautismo,<br />
ordenación, casamiento, o cualquier otro<br />
convenio, <strong>el</strong> Espíritu se retira y <strong>el</strong> hombre no recibe<br />
las bendiciones.<br />
“Toda ordenanza es s<strong>el</strong>lada con una promesa de<br />
recompensa dependiente de la fid<strong>el</strong>idad. El Espíritu<br />
Santo retira <strong>el</strong> s<strong>el</strong>lo de aprobación si los convenios<br />
son quebrantados” (Doctrina de Salvación, tomo I,<br />
pág. 43).<br />
“El divorcio no forma parte d<strong>el</strong> plan d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io.<br />
El divorcio sería desconocido si toda la humanidad<br />
viviera en estricta obediencia al evang<strong>el</strong>io, y en ese<br />
amor engendrado por <strong>el</strong> Espíritu d<strong>el</strong> Señor que<br />
convierte a todos los <strong>matrimonio</strong>s en <strong>eterno</strong>s…<br />
“El castigo d<strong>el</strong> Señor <strong>para</strong> los que se divorcian …<br />
“El <strong>matrimonio</strong> de acuerdo con la ley de la Iglesia,<br />
es la ordenanza más santa y sagrada. Traerá a los<br />
esposos, si permanecen en sus convenios, la plenitud<br />
de la exaltación en <strong>el</strong> reino de Dios. Si se quebranta<br />
este convenio, le traerá consigo una eterna<br />
aflicción a la parte culpable, pues todos tendremos<br />
que responder por nuestros hechos realizados<br />
durante esta vida mortal. Es una ordenanza con la<br />
que no se puede jugar, y los convenios hechos en <strong>el</strong><br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
templo no pueden ser quebrantados sin que <strong>el</strong> culpable<br />
reciba un horrendo castigo…<br />
“Se le ordena al hombre ser fructífero y multiplicarse.<br />
Los compromisos que las parejas casadas toman<br />
sobre sí deben ajustarse en todo sentido a los mandamientos<br />
dados por <strong>el</strong> Señor.<br />
“En <strong>el</strong> principio, cuando <strong>el</strong> Señor dio a Eva como<br />
compañera de Adán les dijo: ‘Fructificad y multiplicaos;<br />
llenad la tierra y sojuzgadla’ [Génesis 1:28;<br />
Moisés 2:28]. Esta tierra fue creada expresamente<br />
<strong>para</strong> que los hijos espirituales de nuestro Padre<br />
tuvieran <strong>el</strong> privilegio de la existencia temporal, y recibieran<br />
cuerpos de carne y hueso como tabernáculos<br />
<strong>para</strong> los espíritus que los ocu<strong>para</strong>n, y luego,<br />
mediante la expiación de Jesucristo, recibieran la<br />
resurrección, en la cual <strong>el</strong> espíritu y <strong>el</strong> cuerpo quedan<br />
inse<strong>para</strong>blemente unidos <strong>para</strong> que <strong>el</strong> hombre<br />
pueda vivir nuevamente…<br />
“El convenio dado a Adán <strong>para</strong> que se multiplicara<br />
fue renovado después d<strong>el</strong> diluvio con Noé, y con<br />
sus hijos después de él. El Señor le dijo a Noé: ‘Mas<br />
vosotros fructificad y multiplicaos; procread abundantemente<br />
en la tierra, y multiplicaos en <strong>el</strong>la. Y<br />
habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo: He<br />
aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y<br />
con vuestros descendientes después de vosotros’<br />
[Génesis 9:7–9].<br />
“Este convenio sigue teniendo validez, aunque la<br />
humanidad se haya apartado d<strong>el</strong> camino a la vida<br />
eterna y haya rechazado <strong>el</strong> convenio d<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong><br />
que <strong>el</strong> Señor ha rev<strong>el</strong>ado…<br />
“La gravedad d<strong>el</strong> pecado sexual …<br />
“¿Puede resultar extraño entonces que <strong>el</strong> Señor<br />
coloque a la violación de este convenio d<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong><br />
y la pérdida de la virtud como <strong>el</strong> más abominable<br />
de todos los pecados, salvo derramar sangre<br />
inocente? [Véase Alma 39:5–9.] ¿No hay entonces<br />
razón suficiente <strong>para</strong> la severidad d<strong>el</strong> castigo prometido<br />
a los que violan esta ley eterna? Por otra parte,<br />
¿no hemos olvidado en gran medida la enormidad d<strong>el</strong><br />
crimen de la falta de castidad y de faltar a los votos<br />
matrimoniales? ¿Creen, los que son culpables, que la<br />
gravedad de la <strong>of</strong>ensa de corromper maliciosa e inicuamente<br />
las leyes de la vida será pasada por alto<br />
por un Dios justo? ¿Creen que sólo unos cuantos<br />
correazos, si es que reciben algún castigo, enmendará<br />
esta ley quebrantada?” (Doctrina de Salvación,<br />
tomo II, págs. 74, 77-78, 79-80, 85).