el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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C ONTROL DE LA NATALIDAD<br />
tenemos la bendición y <strong>el</strong> gozo, y la obligación espiritual,<br />
de engendrar hijos y tener una familia. Es<br />
interesante notar que se nos presenta <strong>el</strong> aspecto<br />
positivo como meta.<br />
Me regocijo en que tengamos la comprensión de que<br />
uno de los principios fundamentales d<strong>el</strong> plan de salvación<br />
sea <strong>el</strong>… albedrío. La oportunidad de escoger<br />
libremente es tan importante que nuestro Padre<br />
C<strong>el</strong>estial estuvo dispuesto a dejar que una tercera<br />
parte de sus hijos perdieran oportunidades adicionales,<br />
antes de privarlos de su derecho de escoger.<br />
Nuestro curso de desarrollo, entonces, resulta de la<br />
consideración de las alternativas, mediante <strong>el</strong> estudio<br />
minucioso d<strong>el</strong> asunto y <strong>el</strong> buscar la inspiración<br />
d<strong>el</strong> Señor. Creo que esto forma parte d<strong>el</strong> núcleo d<strong>el</strong><br />
plan d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io. Siempre ha sido motivo de gozo<br />
y de confianza <strong>para</strong> mí observar que, al impartir las<br />
enseñanzas de Dios, nuestros pr<strong>of</strong>etas inspirados no<br />
buscan violar este plan general d<strong>el</strong> albedrío individual,<br />
sino que proveen una considerable flexibilidad<br />
de <strong>el</strong>ección personal.<br />
Recuerdo que un Presidente de la Iglesia, ya fallecido,<br />
visitó a su hija que estaba hospitalizada por<br />
haber perdido un embarazo.<br />
Ella era madre de ocho hijos, y tenía poco más de<br />
cuarenta años. “Papá”, preguntó, “¿Puedo dejar de<br />
tener hijos ahora?” La respuesta de él fue: “No me<br />
preguntes a mí; esa decisión deben tomarla tú, tu<br />
esposo y tu Padre en los ci<strong>el</strong>os. Si los dos pueden presentarse<br />
ante Él con la conciencia tranquila, y pueden<br />
decirle que han hecho todo lo posible, entonces<br />
pueden dejar de tenerlos, pero eso queda entre ustedes<br />
y Él. ¡Yo tengo suficientes problemas míos <strong>para</strong><br />
contarle cuando nos encontremos!” De manera que<br />
<strong>para</strong> mí es claro que las decisiones en r<strong>el</strong>ación a<br />
nuestros hijos, cuándo tenerlos, la cantidad y todos<br />
los asuntos y preguntas pertinentes, solamente se<br />
pueden tomar después de serias conversaciones entre<br />
ambos cónyuges y de orar al respecto.<br />
En <strong>el</strong> curso de aprender lo que es bueno <strong>para</strong> uno en<br />
un momento determinado, siempre he encontrado<br />
útil usar una medida básica: “Lo que voy a hacer, ¿es<br />
egoísta?” He llegado a la conclusión de que la mayoría<br />
de nuestros pecados son realmente pecados de<br />
egoísmo. Si no pagamos nuestro diezmo, es por causa<br />
d<strong>el</strong> egoísmo; si cometemos adulterio, es por causa d<strong>el</strong><br />
egoísmo; si somos deshonestos, es por causa d<strong>el</strong> egoísmo.<br />
He notado que muchas veces en las Escrituras <strong>el</strong><br />
Señor censura a la gente por causa de su egoísmo.<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
De modo que, con r<strong>el</strong>ación a los asuntos familiares,<br />
si limitamos <strong>el</strong> número de hijos por comodidad y<br />
porque queremos cosas materiales, ciertamente<br />
desarrollaremos un carácter basado en <strong>el</strong> egoísmo; y<br />
tal como las Escrituras lo aclaran, ésa no es la descripción<br />
de un carácter c<strong>el</strong>estial. He encontrado que<br />
realmente tenemos que analizarnos <strong>para</strong> descubrir<br />
nuestros motivos; a veces, se descubren así las motivaciones<br />
superficiales y las excusas.<br />
Aunque, por otra parte, no debemos tener temor de<br />
estudiar <strong>el</strong> asunto desde ángulos importantes: la<br />
salud física o mental de la madre y d<strong>el</strong> padre, la<br />
capacidad de los padres de proveer lo necesario <strong>para</strong><br />
satisfacer las demandas básicas, etc. Si por ciertas<br />
razones personales una pareja decide, oración<br />
mediante, que tener otro hijo enseguida es imprudente,<br />
<strong>el</strong> método que usen <strong>para</strong> determinar cuántos<br />
meses o años debe haber entre un hijo y otro,<br />
teniendo en cuenta, por supuesto, los posibles efectos<br />
físico y médicos, tiene poca importancia. La abstinencia,<br />
naturalmente, es también un método<br />
anticoncepcional y, como cualquier otro, tiene sus<br />
efectos colaterales, algunos de los cuales son dañinos<br />
<strong>para</strong> la r<strong>el</strong>ación marital.<br />
Como médico, a menudo se me requiere tratar<br />
males que se manifiestan en síntomas socio-emocionales<br />
r<strong>el</strong>acionados con distintos aspectos de la vida.<br />
En esta tarea siempre me ha llamado la atención<br />
que nuestros pr<strong>of</strong>etas pasados y presentes nunca<br />
han estipulado que la única función de la r<strong>el</strong>ación<br />
matrimonial sea la de tener hijos; más bien, han<br />
enseñado que la intimidad física es una poderosa<br />
fuerza <strong>para</strong> fortalecer los lazos de amor en <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong>,<br />
realzando y reforzando la unidad marital.<br />
Ciertamente es <strong>el</strong> justo don de Dios <strong>para</strong> los casados.<br />
Como dice <strong>el</strong> apóstol Pablo:<br />
“La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo,<br />
sino <strong>el</strong> marido; ni tampoco tiene <strong>el</strong> marido potestad<br />
sobre su propio cuerpo, sino la mujer” (1 Co. 7:4).<br />
Pablo agrega: “No os apartéis <strong>el</strong> uno d<strong>el</strong> otro, a no<br />
ser por algún tiempo de mutuo consentimiento,<br />
<strong>para</strong> ocuparos sosegadamente en <strong>el</strong> ayuno y en la<br />
oración; y volved a juntaros en uno, <strong>para</strong> que no os<br />
tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia”<br />
(1 Co. 7:5, Traducción de José Smith). La abstinencia<br />
en <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong>, dice Pablo, puede causar tentaciones<br />
y tensiones innecesarias que ciertamente son<br />
efectos colaterales dañinos.<br />
Así que, en cuanto al número de meses o años entre<br />
los hijos, y en cuanto a otras preguntas sobre este