el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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F UNCIONES Y RESPONSABILIDADES DIVINAS DE LA MUJER<br />
casa <strong>para</strong> cuidar y criar a sus hijos y enseñarles a ser<br />
personas dignas en todo sentido” (Liahona, enero de<br />
1988, págs. 48–49).<br />
Véase A las madres de Sión, en las páginas 158–164.<br />
“Dios designó también <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> de la madre, la cual<br />
debe concebir, dar a luz, cuidar, amar y enseñar a sus<br />
hijos. La madre es a la vez la compañera y consejera<br />
de su marido” (Liahona, febrero de 1994, pág. 4).<br />
“Lo que ha de hacer la mujer viene por orden<br />
divino, pero <strong>el</strong> hombre debe procurar conseguir su<br />
propio trabajo. La obra divina de las mujeres tiene<br />
que ver con ser compañeras, cuidar d<strong>el</strong> hogar y ser<br />
madres. Es bueno que las habilidades necesarias<br />
<strong>para</strong> estas tres funciones se aprendan primero en<br />
casa de los padres y después se complementen en<br />
una institución de enseñanza si se hace necesario o<br />
se quiere” (“In His Steps”, pág. 64).<br />
“Hay entre nosotros quienes claman con la intención<br />
de convencernos que estas verdades acerca d<strong>el</strong><br />
hogar no se aplican a las condiciones de nuestros<br />
días. Si dan oído a tal clamor y le hacen caso, se les<br />
alejará de sus obligaciones principales.<br />
“En <strong>el</strong> mundo se escuchan voces seductoras que<br />
piden ‘estilos de vida alternativos’ <strong>para</strong> las mujeres,<br />
sosteniendo que algunas mujeres están mejor pre<strong>para</strong>das<br />
<strong>para</strong> una pr<strong>of</strong>esión que <strong>para</strong> <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> o<br />
<strong>para</strong> ser madres.<br />
“Tales individuos diseminan su disconformidad<br />
mediante una engañosa publicidad según la cual<br />
hay funciones más emocionantes y realizadoras<br />
que dedicarse al hogar. Algunos han llegado a tener<br />
la osadía de sugerir que la Iglesia debe apartarse d<strong>el</strong><br />
‘estereotipo de la mujer mormona’ que se dedica al<br />
hogar y a criar a los hijos. También dicen que es<br />
prudente limitar <strong>el</strong> número de hijos <strong>para</strong> poder<br />
dedicarle más tiempo a las metas personales y a<br />
la realización individual” (“<strong>The</strong> Honored Place <strong>of</strong><br />
Woman”, Ensign, noviembre de 1981, pág. 105).<br />
Presidente Howard W. Hunter<br />
“…A las madres se les ha dado <strong>el</strong> sagrado privilegio<br />
de engendrar ‘…las almas de los hombres; pues en<br />
esto se perpetúa la obra [d<strong>el</strong>] Padre, a fin de que él<br />
sea glorificado’ (D. y C. 132:63).<br />
“La Primera Presidencia ha dicho: ‘La maternidad<br />
está más cerca de la divinidad. Es <strong>el</strong> más <strong>el</strong>evado, <strong>el</strong><br />
más santo servicio que <strong>el</strong> género humano puede<br />
tomar sobre sí’ (en James R. Clark, comp., Messages<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
<strong>of</strong> the First Presidency <strong>of</strong> <strong>The</strong> <strong>Church</strong> <strong>of</strong> <strong>Jesus</strong> Christ <strong>of</strong><br />
Latter-day Saints, tomo VI, pág. 178). El sacerdocio<br />
no puede alcanzar su destino, ni los propósitos de<br />
Dios pueden cumplirse sin la compañera, la esposa.<br />
Las madres realizan una labor que <strong>el</strong> sacerdocio no<br />
puede realizar. Por ese don de la vida, <strong>el</strong> poseedor<br />
d<strong>el</strong> sacerdocio debe tener un amor ilimitado a la<br />
madre de sus hijos…<br />
“…El Señor ha mandado que las mujeres y los niños<br />
tienen <strong>el</strong> derecho de recibir sostén de su marido y de<br />
su padre respectivamente (véase D. y C. 83; 1 Timoteo<br />
5:8). El presidente Ezra Taft Benson dijo que cuando<br />
<strong>el</strong> marido insta a su esposa a trabajar fuera d<strong>el</strong> hogar,<br />
o insiste en que lo haga, <strong>para</strong> su conveniencia y<br />
comodidad, ‘en tales casos, no sólo sufrirá la familia…<br />
sino que se dificultará <strong>el</strong> propio progreso espiritual de<br />
él’ (en Conference Report, octubre de 1987, págs.<br />
60–61; o Ensign, noviembre de 1987, pág. 49)”<br />
(Liahona, enero de 1995, pág. 63).<br />
La familia: una proclamación <strong>para</strong> <strong>el</strong> mundo<br />
“El primer mandamiento que Dios les dio a Adán y a<br />
Eva tenía que ver con <strong>el</strong> potencial que, como esposo<br />
y esposa, tenían de ser padres. Declaramos que <strong>el</strong><br />
mandamiento que Dios dio a Sus hijos de multiplicarse<br />
y henchir la tierra permanece inalterable…<br />
“El esposo y la esposa tienen la solemne responsabilidad<br />
de amarse y cuidarse <strong>el</strong> uno al otro, y también<br />
a sus hijos. ‘He aquí, herencia de Jehová son los<br />
hijos’ (Salmos 127:3)…<br />
“…Por designio divino, <strong>el</strong> padre debe presidir sobre<br />
la familia con amor y rectitud y tiene la responsabilidad<br />
de protegerla y de proveerle las cosas necesarias<br />
de la vida. La responsabilidad primordial de la<br />
madre es criar a los hijos. En estas responsabilidades<br />
sagradas, <strong>el</strong> padre y la madre, como iguales, están<br />
obligados a ayudarse mutuamente. Las incapacidades<br />
físicas, la muerte u otras circunstancias pueden<br />
requerir una adaptación individual. Otros familiares<br />
deben ayudar cuando sea necesario” (Liahona, junio<br />
de 1996, pág. 10).<br />
Élder Ezra Taft Benson<br />
“Uno de los efectos aparentes que <strong>el</strong> movimiento en<br />
pro de los derechos de la mujer ha tenido es <strong>el</strong> de<br />
generar sentimientos de descontento en las jóvenes<br />
que han escogido cumplir con la función de esposa<br />
y madre. A menudo se les hace sentir que se pueden<br />
desempeñar de maneras más llenas de realización y