el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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TENTACIONES DE<br />
SATANÁS Y EL<br />
HOMBRE NATURAL<br />
No podemos salir triunfantes,<br />
¡excepto que primero nos<br />
despojemos d<strong>el</strong> hombre natural!<br />
—Élder Neal A. Maxw<strong>el</strong>l<br />
ENSEÑANZAS SELECCIONADAS<br />
Presidente Brigham Young<br />
“Muchos piensan que <strong>el</strong> diablo tiene dominio y<br />
potestad tanto sobre <strong>el</strong> cuerpo como <strong>el</strong> espíritu.<br />
Pero yo les digo que él no tiene ningún poder sobre<br />
<strong>el</strong> hombre, a no ser que <strong>el</strong> cuerpo venza al espíritu<br />
que hay dentro de él, dejándose llevar por <strong>el</strong> espíritu<br />
de la maldad. El espíritu que <strong>el</strong> Señor coloca en un<br />
tabernáculo de carne está sujeto a los dictados d<strong>el</strong><br />
Señor Todopoderoso, y <strong>el</strong> espíritu y <strong>el</strong> cuerpo se unen<br />
de manera tal que <strong>el</strong> espíritu posea un tabernáculo<br />
y sea exaltado; pero <strong>el</strong> cuerpo tiene influencia sobre<br />
<strong>el</strong> espíritu, de la misma forma que <strong>el</strong> espíritu tiene<br />
influencia sobre <strong>el</strong> cuerpo.<br />
“En primer lugar, <strong>el</strong> espíritu es puro y se encuentra<br />
bajo <strong>el</strong> control y la influencia especiales d<strong>el</strong><br />
Señor, pero <strong>el</strong> cuerpo es de la tierra y como tal<br />
está sujeto al poder d<strong>el</strong> diablo y bajo la poderosa<br />
influencia de la naturaleza caída que caracteriza a<br />
la tierra. Si <strong>el</strong> espíritu se deja llevar por <strong>el</strong> cuerpo,<br />
<strong>el</strong> diablo pasa a tener potestad <strong>para</strong> vencer al<br />
cuerpo y al espíritu d<strong>el</strong> hombre, de modo tal que<br />
ambos se pierden” (en Discourses <strong>of</strong> Brigham Young,<br />
págs. 69–70).<br />
“Somos los hijos naturales de nuestros padres naturales,<br />
y, espiritualmente, somos los hijos naturales<br />
d<strong>el</strong> Padre de la luz y los herederos naturales de Su<br />
reino; y cuando obramos iniquidad, lo hacemos<br />
oponiéndonos a los susurros d<strong>el</strong> Espíritu de Verdad<br />
que llevamos en nuestro interior. El hombre, la más<br />
noble obra de Dios, fue creado con <strong>el</strong> propósito de<br />
existir por siempre, <strong>para</strong> cuyo fin <strong>el</strong> amor a todo lo<br />
bueno se incluyó como parte de su naturaleza.<br />
Nunca se tuvo la intención de que <strong>el</strong> hombre pudiera<br />
obrar iniquidad y amar <strong>el</strong> mal de forma natural” (en<br />
Journal <strong>of</strong> Discourses, tomo IX, pág. 305).<br />
Presidente Gordon B. Hinckley<br />
Véase “Nuestras solemnes responsabilidades”, en las<br />
páginas 52–56.<br />
Élder Spencer W. Kimball<br />
“…Satanás es en todo respecto un personaje de<br />
espíritu, personal e individual, pero sin un cuerpo<br />
carnal. Sus deseos de s<strong>el</strong>lar como suyos a cada uno<br />
de nosotros no son menos vehementes en impiedad,<br />
que los de nuestro Padre en justicia <strong>para</strong> atraernos<br />
a su propio reino <strong>eterno</strong>” (El milagro d<strong>el</strong><br />
perdón, pág. 19).<br />
Élder Jeffrey R. Holland<br />
377<br />
“Muchas cosas cambiaron en <strong>el</strong> proceso de la<br />
Caída, entre <strong>el</strong>las hubo cambios en los cuerpos físicos<br />
de Adán y Eva. Por ejemplo, cayeron a un<br />
estado ‘natural’…<br />
“El mundo natural al que Adán y Eva ingresaron<br />
incluyó, entre otras cosas, <strong>el</strong> que la sangre –un<br />
ingrediente corrompible– pasara a formar parte de<br />
un cuerpo que hasta ese entonces había sido de<br />
carne y hueso pero sin sangre. Sin embargo, más<br />
importante que esos cambios físicos fue <strong>el</strong> de las<br />
tentaciones y amenazas al espíritu. La Caída trajo<br />
consigo una se<strong>para</strong>ción de Dios tanto espiritual<br />
como física, impidiendo a la humanidad esa compañía<br />
personal y cercana de Dios de la que Adán y Eva<br />
habían gozado en <strong>el</strong> Huerto d<strong>el</strong> Edén. Como resultado,<br />
se los distanció d<strong>el</strong> Santo Espíritu y perdieron<br />
algo de agilidad <strong>para</strong> reaccionar ante muchos de los<br />
<strong>el</strong>ementos de la rectitud…<br />
“Debido a que esta doctrina [d<strong>el</strong> hombre natural]<br />
es una parte tan básica d<strong>el</strong> plan de salvación y también<br />
debido a que se la puede malinterpretar con<br />
mucha facilidad, debemos notar que estas referencias<br />
a la maldad ‘natural’ <strong>para</strong> nada significan que<br />
los seres humanos tengamos una maldad ‘inherente’.<br />
La diferencia entre las dos cosas es crucial.<br />
En calidad de hijos espirituales de Dios, todos los<br />
hombres y mujeres tienen un origen divino y un<br />
posible destino también divino. Como se enseña en<br />
Doctrina y Convenios 93:38–39, los espíritus de<br />
todas las personas fueron ‘inocentes en <strong>el</strong> principio’,<br />
pero también es cierto que como resultado de<br />
la Caída, ahora estamos en un mundo ‘natural’<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO