19.05.2013 Views

el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

206<br />

F UNDAMENTOS DE UN MATRIMONIO ETERNO<br />

proceder degradante hacia sus respectivas esposas, si<br />

tienen la tendencia a actuar dictatorialmente <strong>para</strong><br />

con <strong>el</strong>las, si son egoístas y abusadores en sus acciones<br />

en <strong>el</strong> hogar, si es así, ¡deténganse y arrepiéntanse!<br />

Arrepiéntanse ahora mientras tengan la<br />

oportunidad de hacerlo.<br />

A ustedes esposas que pasan la vida quejándose y<br />

viendo únicamente la parte negativa de las cosas y<br />

que sienten que no se les ama, ni se les estima,<br />

hagan un análisis franco de sí mismas. Si descubren<br />

que hay algo equivocado, corríjanlo. Anímense a<br />

sonreír. Cuiden su apariencia personal y tengan una<br />

actitud más positiva en cuanto a la vida. Si constantemente<br />

se quejan y no hacen nada por enmendar<br />

sus propias faltas, se negarán a ustedes mismas la<br />

f<strong>el</strong>icidad y sembrarán sólo miseria. Elévense por<br />

encima de los clamores de la polémica de los derechos<br />

de la mujer, y caminen en la tranquila dignidad<br />

que corresponde a las hijas de Dios.<br />

Ha llegado <strong>el</strong> momento en que debemos dejar <strong>el</strong><br />

pasado atrás en un espíritu de arrepentimiento y<br />

vivir <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io con renovada dedicación. Ha llegado<br />

<strong>el</strong> momento en que los cónyuges que se hayan<br />

<strong>of</strong>endido mutuamente deben pedirse perdón y<br />

resolver cultivar <strong>el</strong> respeto y <strong>el</strong> afecto recíproco,<br />

caminando ante <strong>el</strong> Creador como hijos e hijas dignos<br />

de Su favor.<br />

Quiero leerles las palabras d<strong>el</strong> Señor, con unas pocas<br />

modificaciones que no cambian <strong>el</strong> significado: “El<br />

que los hizo al principio, varón y hembra los hizo,<br />

y dijo: Por esto <strong>el</strong> hombre dejará padre y madre, y<br />

se unirá a su mujer, y los dos serán uno. Y ya no<br />

serán dos, sino que serán uno” (Mateo 19:4–6). Dios,<br />

nuestro Padre Eterno, dispuso que fuéramos compañeros.<br />

Eso implica igualdad. El <strong>matrimonio</strong> es una<br />

colaboración entre socios. Por supuesto que hay<br />

p<strong>el</strong>igros y problemas, pero éstos son secundarios<br />

ante las grandes oportunidades y mayores satisfacciones<br />

que derivan d<strong>el</strong> hacer a un lado <strong>el</strong> egoísmo y<br />

procurar <strong>el</strong> bienestar mutuo.<br />

Hace algunos años recorté de un periódico llamado<br />

Deseret News [que circula en Salt Lake City] un artículo<br />

escrito por Jenkin Lloyd Jones, que entre otras<br />

cosas decía: “Parece haber una superstición entre los<br />

miles de jóvenes que se toman de la mano y se abrazan<br />

amorosamente en los cines en <strong>el</strong> sentido de que<br />

<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> es una cabaña rodeada de malvas perpetuas,<br />

a la que un esposo perpetuamente joven y<br />

bien parecido llega a los brazos de una esposa perpetuamente<br />

joven y hermosa. Cuando las malvas se<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />

marchitan y <strong>el</strong> aburrimiento y las cuentas comienzan<br />

a aparecer, los tribunales civiles se atestan de casos de<br />

divorcios… La vida es como un paseo en un ferrocarril<br />

viejo: las demoras, los desvíos, <strong>el</strong> humo, <strong>el</strong> polvo<br />

y las cenizas son de tanto en tanto interrumpidos por<br />

un paisaje hermoso y uno que otro tramo de emocionante<br />

v<strong>el</strong>ocidad. El secreto radica en dar gracias al<br />

Señor por permitirle a uno haber salido de paseo”.<br />

El secreto, mis hermanos y hermanas, está en disfrutar<br />

d<strong>el</strong> viaje, tomados de la mano como compañeros<br />

enamorados en los días de sol y de tormenta. Lo<br />

puede hacer cualquiera que se esmere de forma disciplinada<br />

por vivir <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io. Recuerden que “si<br />

Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que<br />

la edifican” (Salmos 127:1).<br />

Cuatro piedras angulares<br />

Arriesgándome a repetir algo que quizás haya dicho<br />

antes, quisiera sugerir cuatro piedras angulares sobre<br />

las cuales debemos edificar y nutrir nuestros hogares.<br />

No vacilo en prometerles que si así lo hacen,<br />

sus vidas se enriquecerán y derivarán de <strong>el</strong>las mayor<br />

bienestar y la dicha será eterna.<br />

1. El respeto mutuo<br />

La primera de estas cuatro piedras angulares es <strong>el</strong><br />

respeto mutuo.<br />

Cada uno de nosotros es una persona distinta, y por<br />

ende diferente a los demás. Debe existir respeto por<br />

las diferencias que nos hacen distintos, y aun<br />

cuando es necesario que <strong>el</strong> hombre y la mujer se<br />

esfuercen por acortar tales diferencias, se debe reconocer<br />

que existen y que no tienen por qué ser indeseables.<br />

Debe existir respeto d<strong>el</strong> uno <strong>para</strong> con <strong>el</strong><br />

otro, por encima de esas diferencias. De hecho, es<br />

posible que esas diferencias hagan más interesante<br />

la compañía matrimonial.<br />

Hace mucho que estoy convencido de que la f<strong>el</strong>icidad<br />

en <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> no depende tanto d<strong>el</strong> romanticismo<br />

como d<strong>el</strong> constante interés hacia la<br />

comodidad y <strong>el</strong> bienestar d<strong>el</strong> cónyuge. Eso requiere<br />

estar dispuesto a pasar por alto debilidades y errores.<br />

Alguien dijo: “El amor no es ciego; no ve menos<br />

sino más, pero es precisamente por ver más que está<br />

dispuesto a ver menos” (Julius Gordon, Treasure<br />

Chest, Charles L. Wallis editor; New York: Harper<br />

and Row, 1965, pág. 168).<br />

Muchas son las personas que deben dejar de buscar<br />

errores y empezar a reconocer las virtudes. [El escritor

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!