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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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presentaron serios interrogantes. Conmovedoras en<br />

especial fueron sus preguntas: “¿He hecho todo lo que<br />

debía <strong>para</strong> perseverar fi<strong>el</strong>mente hasta <strong>el</strong> fin? ¿Cómo<br />

será la muerte? ¿Estará mi familia pre<strong>para</strong>da <strong>para</strong> permanecer<br />

fi<strong>el</strong> y ser autosuficiente después que yo ya<br />

no esté?”<br />

Tuvimos la oportunidad de analizar esas tres preguntas,<br />

las que tienen una respuesta clara en la doctrina<br />

que enseñó nuestro Salvador. Hablamos de la forma<br />

en que había vivido esforzándose por ser fi<strong>el</strong>, por<br />

hacer lo que Dios le pidiera, por ser honrado en sus<br />

tratos con los demás y por atender y amar a su familia.<br />

¿No es eso lo que quiere decir perseverar hasta<br />

<strong>el</strong> fin? Hablamos de lo que pasa inmediatamente después<br />

de la muerte, de lo que Dios nos ha enseñado<br />

sobre <strong>el</strong> mundo de los espíritus, que es un <strong>para</strong>íso,<br />

un lugar de f<strong>el</strong>icidad <strong>para</strong> los que han tenido una<br />

vida de integridad. No es nada que debamos temer.<br />

Después de la conversación, llamó a su esposa y a su<br />

familia —hijos y nietos— <strong>para</strong> que se reunieran a fin<br />

de enseñarles nuevamente la doctrina de la Expiación<br />

de que todos resucitaremos. Todos comprendieron<br />

que, tal como <strong>el</strong> Señor lo ha dicho, aunque haya<br />

pesar por la se<strong>para</strong>ción temporaria, no hay dolor <strong>para</strong><br />

los que mueran en <strong>el</strong> Señor (véase Apocalipsis 14:13;<br />

D. y C. 42:46). La bendición que recibió le prometió<br />

consu<strong>el</strong>o y la seguridad de que todo iría bien, que no<br />

tendría dolor, y que dispondría de un poco más de<br />

tiempo con <strong>el</strong> fin de pre<strong>para</strong>r a su familia <strong>para</strong> su<br />

ausencia, e incluso que sabría de antemano cuándo<br />

le llegaría <strong>el</strong> momento de partir. La familia me contó<br />

que la noche antes de morir, él les dijo que al otro día<br />

se iría; a la tarde siguiente falleció en paz, con sus<br />

seres queridos junto a sí. Ésos son <strong>el</strong> solaz y <strong>el</strong> consu<strong>el</strong>o<br />

que recibimos cuando comprendemos <strong>el</strong> plan<br />

d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io y sabemos que la familia es eterna.<br />

La doctrina d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io da consu<strong>el</strong>o a<br />

una viuda joven<br />

Esto que he r<strong>el</strong>atado lo podemos com<strong>para</strong>r con algo<br />

que me ocurrió cuando era un joven de poco más de<br />

veinte años. Mientras prestaba servicio en la Fuerza<br />

Aérea, uno de los pilotos de mi escuadrón se estr<strong>el</strong>ló<br />

en una misión de capacitación, y murió. Recibí órdenes<br />

de acompañar en su último viaje <strong>el</strong> cuerpo de mi<br />

camarada caído, <strong>para</strong> ser sepultado en Brooklyn,<br />

Nueva York. Tuve <strong>el</strong> honor de estar junto a su familia<br />

durante <strong>el</strong> v<strong>el</strong>orio y <strong>el</strong> funeral y representar al<br />

gobierno en la entrega de la bandera a la desolada<br />

L A F AMILIA: UNA PROCLAMACIÓN PARA EL MUNDO 247<br />

viuda, junto a la sepultura. El servicio fúnebre fue<br />

tétrico y deprimente; no se hizo mención a su bondad<br />

ni a sus logros; nunca se pronunció su nombre.<br />

Al finalizar los servicios, la viuda se dirigió a mí y<br />

me preguntó: “Bob, ¿qué le pasará realmente a<br />

Don?” Entonces pude hablarle de la sublime doctrina<br />

de la Resurrección y de la realidad de que, si<br />

se bautizaban y si se s<strong>el</strong>laban en <strong>el</strong> templo por esta<br />

vida y toda la eternidad, podrían estar juntos eternamente.<br />

El clérigo que estaba a su lado dijo: “Ésa es la<br />

doctrina más hermosa que he oído en mi vida”.<br />

La plenitud d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io de Jesucristo brinda gran<br />

consu<strong>el</strong>o en los tiempos terrenales difíciles; lleva luz<br />

en donde hay tinieblas y una influencia de calma<br />

en donde existe <strong>el</strong> tumulto; da una esperanza eterna<br />

en donde sólo hay desolación. Y es mucho más que<br />

una b<strong>el</strong>la doctrina; es una realidad en nuestra vida<br />

<strong>el</strong> hecho de que, si podemos ser obedientes y obtener<br />

las recompensas eternas que Dios nos concede,<br />

si nos allegamos a Él y abrazamos esa doctrina<br />

eterna, seremos bendecidos.<br />

Un hombre en su lecho de muerte exhibe<br />

fe en la familia eterna<br />

Otro suceso que me ha conmovido recientemente fue<br />

la muerte de un hombre joven, afectado por una<br />

dolencia fatal. Él sabía desde <strong>el</strong> principio que la enfermedad<br />

lo privaría primero de su destreza <strong>manual</strong> y le<br />

impediría caminar; después progresaría hasta privarlo<br />

d<strong>el</strong> habla, y finalmente <strong>el</strong> sistema respiratorio dejaría<br />

de funcionar. Pero también tenía fe en que las familias<br />

son eternas, y, sabiendo eso, habló a cada uno de<br />

sus hijos en grabaciones de video, <strong>para</strong> que se miraran<br />

después de que ya no estuviera más con <strong>el</strong>los. Preparó<br />

los videos <strong>para</strong> que se los entregaran a sus hijos en<br />

momentos importantes y sagrados de su vida, como<br />

<strong>el</strong> bautismo, las ordenaciones d<strong>el</strong> sacerdocio y la<br />

boda. Les habló con <strong>el</strong> amor tierno de un padre que<br />

sabe que, aun cuando su familia es eterna, habrá un<br />

tiempo en <strong>el</strong> que no podrá estar con <strong>el</strong>los físicamente,<br />

aunque espiritualmente nunca se apartará de su lado.<br />

Los ejemplos de fe que demuestran los fi<strong>el</strong>es viudos<br />

y viudas, al igual que la de sus hijos, después de la<br />

muerte d<strong>el</strong> cónyuge o de uno de los padres, son<br />

<strong>para</strong> todos nosotros una inspiración. Se pueden<br />

aprender grandes lecciones al observar su fe y obediencia<br />

a medida que se esfuerzan por mantenerse<br />

fi<strong>el</strong>es a fin de que puedan estar juntos otra vez<br />

como familia por toda la eternidad.<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO

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