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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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M ADRES QUE TRABAJAN FUERA DEL HOGAR<br />

de comprensión, aprecio y compañía. Trataremos con<br />

un poco más de ahínco de cultivar estas virtudes, por<br />

lo que insto a cada una de las hermanas que estén en<br />

condiciones de hacerlo, a que se alleguen con redoblado<br />

interés a sus hermanas que se enfrentan a tales<br />

circunstancias algo desafortunadas.<br />

“Ahora les extiendo una advertencia a las que trabajan<br />

sin ser necesario y que por así hacerlo dejan a sus<br />

hijos al cuidado de quienes a menudo son apenas<br />

pobres substitutos. No hagan algo de lo que más tarde<br />

tendrán que arrepentirse. Si <strong>el</strong> propósito de esa ocupación<br />

diaria es simplemente ganar más dinero <strong>para</strong><br />

comprarse una lancha o un automóvil o <strong>para</strong> obtener<br />

bienes deseables, aunque no indispensables, y como<br />

precio de <strong>el</strong>los sacrifican la compañía de sus hijos y<br />

la oportunidad de criarlos, ya verán ustedes que han<br />

perdido la sustancia mientras que trataban de aferrarse<br />

a las sombras” (Liahona, enero de 1984, pág. 143).<br />

La familia: Una proclamación <strong>para</strong> <strong>el</strong> mundo<br />

“Por designio divino, <strong>el</strong> padre debe presidir sobre la<br />

familia con amor y rectitud y tiene la responsabilidad<br />

de protegerla y de proveerle las cosas necesarias<br />

de la vida. La responsabilidad primordial de la<br />

madre es criar a los hijos. En estas responsabilidades<br />

sagradas, <strong>el</strong> padre y la madre, como iguales, están<br />

obligados a ayudarse mutuamente. Las incapacidades<br />

físicas, la muerte u otras circunstancias pueden<br />

requerir una adaptación individual. Otros familiares<br />

deben ayudar cuando sea necesario” (véase Liahona,<br />

junio de 1996, pág. 10).<br />

Élder Howard W. Hunter<br />

“A modo de experiencia personal, recuerdo lo que<br />

vivimos mi querida esposa y yo después de decidir<br />

a qué dedicarme en la vida. Había cursado algunos<br />

estudios en <strong>el</strong> campo farmacéutico con la mira de<br />

seguir una carrera médica. Como nos sucede a<br />

muchos, cambié de parecer y me metí en otro<br />

campo: la banca. Tuvimos la bendición de empleo<br />

constante, pero me sentí atraído por la pr<strong>of</strong>esión<br />

de la abogacía. Se trataba de una decisión importante<br />

porque yo ya estaba casado y tenía una<br />

familia a la cual mantener, pero tras orar y ayunar<br />

y aprender cuál era la mejor manera de proceder,<br />

terminé los estudios de mi primera carrera e ingresé<br />

a la Facultad de Derecho. Asistí a clases nocturnas<br />

porque me era necesario trabajar de día. Fueron<br />

años difíciles <strong>para</strong> nosotros, pero por lo general<br />

los deseos se pueden lograr si estamos dispuestos<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />

a hacer cierto esfuerzo. No necesito explicar que<br />

conté con la ayuda y <strong>el</strong> apoyo de mi esposa, que<br />

siguió siendo ama de casa y criando a nuestros<br />

niños. Lo que <strong>el</strong>la entregó en cuestión de amor,<br />

aliento, ahorro y compañerismo superó ampliamente<br />

a cualquier contribución material que pudo<br />

haber hecho en caso de haber salido a trabajar.<br />

“Hay que darles mucho crédito a nuestras esposas<br />

por <strong>el</strong> pesado trabajo que día tras día hacen en <strong>el</strong><br />

hogar. Nadie se esfuerza más que una madre y<br />

esposa dedicada. No obstante, en los casos normales<br />

<strong>el</strong> Señor ha asignado al hombre como <strong>el</strong> encargado<br />

de ganar <strong>el</strong> sustento.<br />

“Existen razones poderosas <strong>para</strong> que las hermanas<br />

también se preparen <strong>para</strong> conseguir empleo.<br />

Deseamos que adquieran toda la pre<strong>para</strong>ción académica<br />

y vocacional que les sea posible antes de<br />

casarse. Si después enviudaran o se divorciaran y<br />

tuvieran que trabajar, quisiéramos que tuviesen un<br />

empleo bueno y bien remunerado. Y las hermanas<br />

que no se casen tienen todo <strong>el</strong> derecho de dedicarse<br />

a una pr<strong>of</strong>esión que les permita magnificar sus<br />

talentos y dones.<br />

“Hermanos y hermanas, debemos hacer todo lo<br />

posible <strong>para</strong> pre<strong>para</strong>rnos debidamente <strong>para</strong> nuestros<br />

empleos y pr<strong>of</strong>esiones. Tenemos una responsabilidad<br />

<strong>para</strong> con nosotros mismos de dar lo mejor<br />

que podamos, y a nuestras familias debemos proveerles<br />

lo mejor que podamos” (“Prepare for<br />

Honorable Employment”, Ensign, noviembre de<br />

1975, págs. 123–124).<br />

Élder Boyd K. Packer<br />

“La Primera Presidencia aconsejó que: ‘La madre que<br />

d<strong>el</strong>ega a otros <strong>el</strong> cuidado de sus hijos <strong>para</strong> hacer trabajos<br />

no maternales así sea por dinero, fama o por<br />

servir a la comunidad, debe recordar que <strong>el</strong> hijo al<br />

que abandona ‘avergonzará a su madre’ (Proverbios<br />

29:15). En esta época, <strong>el</strong> Señor ha dicho que a<br />

menos que los padres enseñen a los hijos las doctrinas<br />

de la Iglesia ‘<strong>el</strong> pecado será sobre la cabeza de los<br />

padres’ (D. y C. 68:25)…<br />

“Este mensaje y advertencia de la Primera Presidencia<br />

se necesita más ahora que cuando se dio en [1942]. Y<br />

la voz de ninguna de las organizaciones de la Iglesia,<br />

no importa a qué niv<strong>el</strong> se encuentre, se iguala a la de<br />

la Primera Presidencia” (Liahona, enero de 1994,<br />

págs. 25–26).

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