el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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U NIÓN<br />
miento de unidad y solidaridad se expresa en <strong>el</strong><br />
calor de una sonrisa, un apretón de manos, un abrazo,<br />
la risa o por medio de demostraciones silenciosas de<br />
amor. Se manifiesta en los quietos momentos de<br />
reverencia de una apacible conversación y por una<br />
sincera atención. Se manifiesta en la suave voz que<br />
nos recuerda que somos hermanos y hermanas,<br />
hijos de un Padre C<strong>el</strong>estial” (Liahona, enero de<br />
1988, pág. 74).<br />
La lealtad lleva a la unión<br />
Presidente J. Reuben Clark Jr.<br />
“Un aspecto esencial de la unidad es la lealtad, ya<br />
que no hay unión donde no hay lealtad. Dicha cualidad<br />
es muy difícil de poseer, y requiere la habilidad<br />
de poner a un lado <strong>el</strong> egoísmo, la codicia, la<br />
ambición y todas las características mezquinas de la<br />
mente humana. No se puede ser leal a menos que se<br />
esté dispuesto a entregarse a sí mismo. No hay crecimiento,<br />
ya sea físico o espiritual, si <strong>el</strong> que desea ser<br />
leal no practica cierta restricción o, digamos, sacrificio.<br />
Debe dejar de lado sus preferencias y deseos<br />
personales y tener presente sólo la gran meta final”<br />
(en Conference Report, abril de 1950, pág. 180).<br />
La comunicación eficaz lleva a la unión<br />
Élder Marvin J. Ashton<br />
“Que nuestro bondadoso y lleno de gracia Padre<br />
C<strong>el</strong>estial nos ayude en nuestras necesidades y<br />
deseos <strong>para</strong> llevar a cabo una comunicación familiar<br />
más eficaz. Si nos esmeramos y nos sacrificamos por<br />
<strong>el</strong>lo, la comunicación puede ayudar a edificar una<br />
familia unida. Ruego por <strong>el</strong> logro de esta meta. En <strong>el</strong><br />
nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén” (Véase<br />
Liahona, agosto de 1976, pág. 47).<br />
Élder LeGrand R. Curtis<br />
“Para disponer de [un tiempo] en [<strong>el</strong>] que la familia<br />
se reúna alrededor de la mesa… quizás sea necesario<br />
hacer una planificación concienzuda y muchos<br />
ajustes; pero, ¿qué puede tener más importancia<br />
que la unidad familiar, <strong>el</strong> progreso espiritual de los<br />
miembros de la familia, y los lazos que se creen<br />
entre <strong>el</strong>los al hablar, escuchar y responder, todos<br />
rodeados de amor? El éxito mayor que podamos<br />
lograr consiste en intentarlo una y otra vez”<br />
(Liahona, julio de 1995, pág. 94).<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
Las bendiciones de la unión<br />
Presidente David O. McKay<br />
“El niño tiene derecho a sentir que su hogar es un<br />
refugio, un lugar de protección contra los p<strong>el</strong>igros<br />
y las maldades d<strong>el</strong> mundo exterior. La unidad e<br />
integridad familiares son necesarias <strong>para</strong> satisfacer<br />
dicha necesidad” (en Conference Report, abril de<br />
1965, pág. 7).<br />
Presidente Gordon B. Hinckley<br />
“Soy consciente de la gran fortaleza que nos da esa<br />
unidad. Son muy pocas las cosas que no podremos<br />
lograr si vamos ad<strong>el</strong>ante, unidos de corazón”<br />
(Liahona, enero de 1988, pág. 54).<br />
Élder Richard G. Scott<br />
“En <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> esas características se combinan<br />
en un todo –en una unidad– <strong>para</strong> bendecir al<br />
marido y a la mujer, a los hijos y a los nietos. Para<br />
lograr la mayor f<strong>el</strong>icidad y productividad en la vida,<br />
se necesitan tanto <strong>el</strong> marido como la mujer; sus<br />
esfuerzos se entretejen y se complementan. Cada<br />
uno tiene rasgos individuales que se ajustan mejor<br />
al plan d<strong>el</strong> Señor <strong>para</strong> la f<strong>el</strong>icidad d<strong>el</strong> hombre o de<br />
la mujer. Si se emplean como <strong>el</strong> Señor quiere, esas<br />
aptitudes hacen que los dos piensen, actúen y se<br />
regocijen como si fueran uno; que enfrenten los<br />
problemas juntos y los resu<strong>el</strong>van como si fueran<br />
uno; que su amor y comprensión aumenten y que<br />
por las ordenanzas d<strong>el</strong> templo queden ligados eternamente.<br />
Ése es <strong>el</strong> plan” (Liahona, enero de 1997,<br />
pág. 83).<br />
Élder Henry B. Eyring<br />
“Jesucristo, <strong>el</strong> Salvador d<strong>el</strong> mundo, dijo a aqu<strong>el</strong>los<br />
que habrían de ser parte de Su Iglesia: ‘…Sed uno; y<br />
si no sois uno, no sois míos’ (D. y C. 38:27). Cuando<br />
<strong>el</strong> hombre y la mujer fueron creados, ¡la unión matrimonial<br />
no les fue dada como una esperanza, sino<br />
como un mandamiento! ‘Por tanto, dejará <strong>el</strong> hombre<br />
a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y<br />
serán una sola carne’ (Génesis 2:24). Nuestro Padre<br />
C<strong>el</strong>estial quiere que nuestros corazones estén entretejidos<br />
en uno solo. Tal unión en <strong>el</strong> amor no es simplemente<br />
un ideal, sino una necesidad…<br />
“El Salvador d<strong>el</strong> mundo se refirió a esa unión y a lo<br />
que debemos hacer <strong>para</strong> cambiar nuestras cualidades<br />
naturales <strong>para</strong> lograrla. Él lo enseñó con claridad