el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
40<br />
A UTOSUFICIENCIA<br />
primer cumpleaños de cada hijo, la familia se reunía<br />
en <strong>el</strong> salón, en <strong>el</strong> centro d<strong>el</strong> cual mis padres ponían<br />
varias cosas <strong>para</strong> que <strong>el</strong> pequeño escogiera. La s<strong>el</strong>ección<br />
quizá indicaría <strong>el</strong> interés que <strong>el</strong> chico tendría en<br />
la vida. Los artículos eran la Biblia, un biberón lleno<br />
de leche, un juguete y una alcancía llena de monedas.<br />
Se colocaba al niño a un lado d<strong>el</strong> salón y la familia se<br />
situaba al otro lado. Entonces [los miembros de la<br />
familia instaban al niño a gatear hacia los objetos y<br />
s<strong>el</strong>eccionar uno]. Eso era todo en broma, desde luego.<br />
Me han dicho que yo escogí la alcancía, e hice de<br />
las finanzas mi pr<strong>of</strong>esión. Vi a mi hermano Ted<br />
escoger las Escrituras, y él siguió la carrera de derecho,<br />
pero siempre se ha basado en las Escrituras<br />
<strong>para</strong> hacer sus fallos. Mi hermano menor Bob ha<br />
sido <strong>el</strong> de los intereses más bien redondeados. Tras<br />
llegar gateando, se sentó en la Biblia, se llevó <strong>el</strong><br />
biberón a la boca, luego tomó <strong>el</strong> juguete con una<br />
mano y, con la otra, tomó la alcancía.<br />
Alimento espiritual<br />
En esa entretenida actividad familiar, pienso que<br />
podemos hallar los principios fundamentales de la<br />
autosuficiencia. Primero, las Escrituras representan<br />
nuestra necesidad de alimentarnos espiritualmente.<br />
En las Escrituras <strong>el</strong> Señor rev<strong>el</strong>a a Sus hijos Su<br />
voluntad. Desde <strong>el</strong> principio d<strong>el</strong> tiempo, Él ha mandado<br />
a Sus pr<strong>of</strong>etas registrar lo que les ha hecho<br />
saber <strong>para</strong> <strong>el</strong> beneficio de Sus hijos. Las Santas<br />
Escrituras contienen valores <strong>eterno</strong>s; son <strong>el</strong> fundamento<br />
sólido sobre <strong>el</strong> cual podemos edificar una<br />
f<strong>el</strong>iz vida mortal. Nos volvemos más autosuficientes<br />
cuando estudiamos las Santas Escrituras, las cuales<br />
enseñan los principios que nos brindan un centro<br />
divino en esta vida terrenal.<br />
Debe consolarnos <strong>el</strong> que tengamos como guía <strong>el</strong><br />
mejor texto que se ha escrito o que jamás se escribirá.<br />
Podemos buscar 2 Reyes, capítulo 5, y aprender<br />
de la obediencia. Podemos estudiar la vida de<br />
Job y aprender de la integridad. El discurso d<strong>el</strong> rey<br />
Benjamín en Mosíah nos enseña de la laboriosidad.<br />
La vida de José, en Génesis, capítulo 39, nos indica<br />
lo que debemos hacer cuando nuestra norma de<br />
moralidad se pone a prueba.<br />
Esos son sólo unos pocos ejemplos de las lecciones<br />
que podemos aprender de las Santas Escrituras; son<br />
lecciones que han soportado la prueba d<strong>el</strong> tiempo.<br />
Nuestro cometido es hacerlas cobrar vida en <strong>el</strong> alma<br />
y la mente de nuestros hijos al asumir <strong>el</strong> deber<br />
de enseñarles.<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
Autosuficiencia temporal<br />
Segundo, <strong>el</strong> biberón lleno de leche simboliza la<br />
necesidad de alimentar <strong>el</strong> cuerpo físico. El Plan de<br />
Bienestar, utilizando un círculo dividido en sectores,<br />
nos ha enseñado a definir los aspectos esenciales<br />
de la autosuficiencia temporal, los cuales son: los<br />
estudios seculares, la salud física, la ocupación, <strong>el</strong><br />
almacenamiento en <strong>el</strong> hogar, la administración de los<br />
recursos y la fortaleza social, emocional y espiritual.<br />
Este verano mi esposa y yo tuvimos la oportunidad de<br />
conversar con un [señor] octogenario que ha atendido<br />
a todos esos aspectos en su vida; nació en un pueblo<br />
pequeño de Idaho, y trabajaba largas horas en <strong>el</strong><br />
campo <strong>para</strong> pagarse los estudios. Dedicó su vida pr<strong>of</strong>esional<br />
a enseñar inglés y español en una pequeña<br />
escu<strong>el</strong>a secundaria. A fin de ahorrar <strong>para</strong> la misión y<br />
la educación de sus varios hijos, se dedicó a cultivar<br />
fresas y frambuesas, las que vendía a los mercados<br />
locales. En ese trabajo se ocupaba los veranos.<br />
A causa de que <strong>el</strong> cultivo de esas frutas exige mucho<br />
trabajo, pocas personas las cultivaban. Pero la<br />
demanda de esas bayas era grande, por lo que sabía<br />
que vendería todas las que produjera. No satisfecho<br />
con la producción que conseguía, comenzó a estudiar<br />
otras variedades de arbustos <strong>para</strong> hallar los<br />
que producían más. Su huerto era literalmente un<br />
campo de cultivo experimental de diversos arbustos<br />
<strong>para</strong> descubrir los que producirían los frutos más<br />
dulces y más abundantes en ese clima en particular.<br />
Con sus esfuerzos logró una mayor producción. Ese<br />
trabajo le hizo conservar la salud. El campo de<br />
bayas significaba un empleo automático <strong>para</strong> sus<br />
hijos todos los veranos; a cambio de la fruta que llevaban<br />
al mercado recibían no sólo dinero en efectivo<br />
sino también otros productos <strong>para</strong> usar en casa.<br />
Administrando sabiamente sus recursos, se construyó<br />
una bonita casa a la vez que satisfacía las<br />
necesidades de su familia.<br />
Este [señor] se complacía en <strong>el</strong> plan d<strong>el</strong> Señor de<br />
multiplicar y henchir la tierra, lo cual le brindó<br />
fortaleza social, emocional y espiritual. Ya jubilado<br />
de su labor docente, sigue cultivando sus<br />
bayas, no por dinero sino por satisfacción. Seis<br />
mañanas a la semana, durante la temporada de la<br />
siega, se le ve al frente de una caravana de diez a<br />
doce vehículos salir de la ciudad en dirección al<br />
campo de cultivo. Van allí familias a recolectar<br />
los frutos <strong>para</strong> su propio almacenamiento. Le pregunté<br />
cuánto cobraba por caja si uno mismo reco-