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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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conocer a Dios. “…aprended de mí, que soy manso<br />

y humilde de corazón…” dijo. Debemos tenernos<br />

paciencia a nosotras mismas al vencer la debilidad,<br />

y debemos acordarnos de sentir gozo por todo lo<br />

bueno que llevamos dentro, lo cual fortalecerá<br />

nuestro ser interior y nos hará menos dependientes<br />

de la apariencia exterior. Cuando nuestras almas le<br />

hacen menos caso a los <strong>el</strong>ogios d<strong>el</strong> público, también<br />

les hacen menos caso a sus críticas. La competencia,<br />

los c<strong>el</strong>os y la envidia comienzan a carecer de significado.<br />

Imagínense <strong>el</strong> poderoso espíritu que reinaría<br />

en la sociedad femenina si por fin llegáramos al<br />

punto de tener, al igual que <strong>el</strong> Salvador, <strong>el</strong> deseo<br />

real de que se nos considerara la más pequeña entre<br />

nuestras hermanas. El galardón a este niv<strong>el</strong> se refleja<br />

en una fe tan pr<strong>of</strong>unda y poderosa con un triunfo<br />

tan callado que se nos lleva a una esfera más llena<br />

de luz. Así que a diferencia de las otras, la cuarta<br />

caja se abre al quebrarla, d<strong>el</strong> mismo modo en que <strong>el</strong><br />

corazón contrito se vu<strong>el</strong>ve quebrantado. Volvemos a<br />

nacer, igual que una flor quiebra la superficie de la<br />

tierra <strong>para</strong> crecer y florecer.<br />

A fin de compartir con ustedes lo que siento en<br />

cuanto a cómo abrir la quinta caja, debo com<strong>para</strong>r a<br />

nuestras almas con la santidad de nuestros templos.<br />

En ese sitio, en un entorno que no es de este mundo,<br />

en un lugar donde la moda y la posición social y la<br />

pr<strong>of</strong>esión no tienen validez, tenemos la oportunidad<br />

de hallar la paz, la serenidad y la quietud que anclarán<br />

nuestra alma por siempre, ya que en ese lugar<br />

podemos hallar a Dios. Quienes tengamos <strong>el</strong> valor<br />

que tuvo <strong>el</strong> hermano de Jared de penetrar <strong>el</strong> v<strong>el</strong>o y<br />

presenciar <strong>el</strong> centro de la existencia (véase Éter<br />

3:6–19), descubriremos que <strong>el</strong> resplandor de la<br />

última caja es más brillante que <strong>el</strong> sol al medio día.<br />

Allí encontramos la plenitud que es santidad. La tapa<br />

de la quinta caja tiene inscritas las siguientes palabras:<br />

Santidad al Señor. “¿No sabéis que sois templo<br />

de Dios…?” (1 Co. 3:16). Les testifico que ustedes son<br />

santas y que llevan la divinidad por dentro a la<br />

espera de que se la descubra <strong>para</strong> que se la desencadene,<br />

magnifique y demuestre.<br />

Me enteré que se ha dicho que la razón por la cual a<br />

las mujeres de la Iglesia les cuesta saber quiénes son<br />

realmente es porque no tienen un mod<strong>el</strong>o ejemplar<br />

femenino a quien seguir. ¡Sí lo tenemos! Creemos<br />

en la existencia de una madre c<strong>el</strong>estial. Permítanme<br />

citar lo que dijo <strong>el</strong> presidente Spencer W. Kimball<br />

en una conferencia general:<br />

F UNCIONES Y RESPONSABILIDADES DIVINAS DE LA MUJER 179<br />

“…cuando cantamos ese himno doctrinal… ‘Oh,<br />

mi Padre’, percibimos [la máxima expresión] de la<br />

modestia materna, de la suprema y restringida<br />

majestad de nuestra Madre C<strong>el</strong>estial, y comprendiendo<br />

cuán pr<strong>of</strong>undamente nos ha moldeado<br />

nuestra madre mortal, ¿habremos de suponer que<br />

sea menor la influencia de nuestra Madre C<strong>el</strong>estial<br />

sobre nosotros como individuos…? (Liahona, agosto<br />

de 1978, pág. 6).<br />

Debido a que creo que <strong>el</strong> Señor tiene Sus razones<br />

<strong>para</strong> rev<strong>el</strong>arnos muy poco al respecto, jamás he<br />

puesto en t<strong>el</strong>a de juicio <strong>el</strong> por qué parece que se<br />

nos esconde a nuestra madre en los ci<strong>el</strong>os. Es más,<br />

creo que sabemos mucho más sobre nuestra naturaleza<br />

divina de lo que creemos saber, y tenemos<br />

la obligación sagrada de expresar nuestro conocimiento,<br />

de enseñarlo a nuestras hermanas más<br />

jóvenes y a nuestras hijas, y cuando lo hagamos,<br />

les fortaleceremos la fe y las ayudaremos a navegar<br />

por entre las confusiones y falsificaciones de estos<br />

dificultosos últimos días. Permítanme ilustrarlo<br />

con algunos ejemplos.<br />

El Señor no nos ha mandado a este mundo solitario<br />

y hostil sin darnos indicaciones de cómo llevar la<br />

vida. En Doctrina y Convenios 52 encontramos las<br />

palabras d<strong>el</strong> Señor: “…os daré una norma en todas las<br />

cosas, <strong>para</strong> que no seáis engañados…” (vers. 14, cursiva<br />

agregada). Nos ha dado normas en la Biblia, <strong>el</strong> Libro<br />

de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran<br />

Precio; así como también en la ceremonia d<strong>el</strong> templo.<br />

Al estudiar estas normas, debemos preguntarnos<br />

una y otra vez: “¿Por qué <strong>el</strong> Señor decidió usar estas<br />

palabras específicas y presentarlas de este modo?”.<br />

Sabemos que <strong>para</strong> enseñarnos Sus senderos <strong>eterno</strong>s,<br />

<strong>el</strong> Señor se vale de metáforas, símbolos, parábolas y<br />

alegorías. Todas nos hemos dado cuenta que la r<strong>el</strong>ación<br />

entre Abraham e Isaac es <strong>para</strong>l<strong>el</strong>a a la angustia<br />

de Dios al sacrificar a Su Hijo Jesucristo, pero como<br />

mujeres, ¿nos esforzamos en indagar al respecto de<br />

las pruebas de Sara en esta experiencia? De esa forma<br />

debemos buscar, siempre tratando de hallar <strong>el</strong> significado<br />

más pr<strong>of</strong>undo. Debemos buscar <strong>para</strong>l<strong>el</strong>os y símbolos.<br />

D<strong>el</strong> mismo modo que lo haríamos con una<br />

composición de Bach o de Mozart, debemos buscar<br />

temas, motivos y patrones.<br />

Un patrón que se repite marcadamente tanto en la<br />

Biblia como en <strong>el</strong> Libro de Mormón es <strong>el</strong> tema de la<br />

familia y <strong>el</strong> conflicto familiar. Siempre ha sido mi<br />

parecer que eso representa algo sobre la naturaleza<br />

eterna de la familia, más allá d<strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato en sí de<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO

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