el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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de la Iglesia que poseen <strong>el</strong> Espíritu Santo, tienen <strong>el</strong><br />
derecho de recibir.<br />
“… sí, cuando te acuestes por la noche, acuéstate en<br />
<strong>el</strong> Señor, <strong>para</strong> que él te cuide en tu sueño; y cuando<br />
te levantes por la mañana, rebose tu corazón de gratitud<br />
a Dios; y si haces estas cosas, serás enaltecido<br />
en <strong>el</strong> postrer día” (Alma 37:37). Si aprenden a valerse<br />
d<strong>el</strong> albedrío que Dios les ha concedido, si tratan de<br />
tomar sus propias decisiones, si logran llegar a conclusiones<br />
que sean buenas y correctas y si consultan<br />
con <strong>el</strong> Señor y obtienen Su aprobación respecto a las<br />
conclusiones a las que han llegado, entonces habrán<br />
recibido rev<strong>el</strong>ación, y por otra parte, obtendrán la<br />
gran recompensa de la vida eterna y serán exaltados<br />
en <strong>el</strong> postrer día. No piensen que somos todos iguales.<br />
Algunos poseen un talento o capacidad y otros<br />
poseen otro, pero si utilizamos los que poseemos, de<br />
alguna forma saldremos ad<strong>el</strong>ante.<br />
En un lunes que se c<strong>el</strong>ebraba <strong>el</strong> natalicio de<br />
[George] Washington, fui a casa de mi madre, y<br />
me encontraba serruchando un tronco en <strong>el</strong> patio<br />
cuando <strong>el</strong>la salió a darme algunas instrucciones y<br />
ver qué tal lo hacía. No le agradó mucho lo que vio<br />
porque estimó que yo debía hacerlo de otra forma.<br />
Se metió nuevamente en la casa, y unos minutos<br />
después llegó mi hermano menor. Ella le dijo: “Me<br />
parece que más vale que salgas al patio a darle una<br />
mano a Bruce <strong>para</strong> asegurarte que lo haga bien”. Y<br />
luego agregó: “Bruce es un poco falto de luces”.<br />
Capaz que es verdad, que me falta int<strong>el</strong>igencia. Así<br />
que parto desde este punto y me encamino hacia<br />
d<strong>el</strong>ante. Comienzo a utilizar los talentos que poseo<br />
y aplico a mi vida los principios de verdad eterna.<br />
Acudo al Señor y lo consulto, y dondequiera que<br />
me encuentre <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io me impulsa hacia ad<strong>el</strong>ante;<br />
así recibo bendiciones en esta vida, las que<br />
finalmente me darán gloria, honor y dignidad en la<br />
vida venidera.<br />
Poseemos <strong>el</strong> espíritu de rev<strong>el</strong>ación<br />
Creo que hemos explorado esto lo suficiente.<br />
Tenemos los principios ante nosotros. Permítanme,<br />
no obstante, hacer algo más, algo que haría mi<br />
amigo Alma. Después de predicar un sermón, dijo:<br />
“Y esto no es todo. ¿No suponéis que sé de estas<br />
cosas yo mismo?” (Alma 5:45). O en otras palabras,<br />
él les había presentado los ejemplos, había citado<br />
rev<strong>el</strong>aciones, había dicho lo que se requería y, acto<br />
E LECCIÓN DEL CÓNYUGE 129<br />
seguido, daba su testimonio personal. Eso es lo que<br />
debemos hacer en la Iglesia. Debemos aprender la<br />
manera de enseñar mediante <strong>el</strong> poder d<strong>el</strong> Espíritu, a<br />
fin de que cuando terminemos de hablar acerca de<br />
los temas d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io, sepamos si lo que hemos<br />
dicho es lo correcto, y nos encontremos en posición<br />
de testificar, no solamente de la veracidad y divinidad<br />
de la obra, sino también de que la doctrina que<br />
proclamamos y las verdades eternas que exponemos<br />
son correctas, que son la voluntad y la voz d<strong>el</strong><br />
Señor. Lo glorioso y maravilloso de esta obra y de<br />
estas doctrinas es que son verídicas. No existe nada<br />
en este mundo, ningún axioma en <strong>el</strong> que podamos<br />
pensar, que se compare a la certidumbre de que la<br />
obra en la que estamos embarcados es verdadera,<br />
que la influencia d<strong>el</strong> Señor está aquí. Es un hecho<br />
real <strong>el</strong> que tenemos <strong>el</strong> don y <strong>el</strong> poder d<strong>el</strong> Espíritu<br />
Santo. Poseemos <strong>el</strong> espíritu de rev<strong>el</strong>ación, de testimonio,<br />
de pr<strong>of</strong>ecía. Estas cosas deben ser así, o de lo<br />
contrario, no formamos parte de la Iglesia y d<strong>el</strong><br />
reino de Dios; no somos <strong>el</strong> pueblo d<strong>el</strong> Señor.<br />
El hecho es que los poseemos, que la rev<strong>el</strong>ación da<br />
resultado. No se priven de recibir rev<strong>el</strong>ación. José<br />
Smith declaró: “Dios no ha rev<strong>el</strong>ado nada a José que<br />
no hará saber a los Doce, y aun <strong>el</strong> menor de los santos<br />
podrá saber todas las cosas tan pronto como<br />
pueda soportarlas” (Enseñanzas d<strong>el</strong> Pr<strong>of</strong>eta José Smith,<br />
pág. 177). Tenemos <strong>el</strong> derecho al espíritu de rev<strong>el</strong>ación,<br />
pero lo que estoy tratando de enseñar es que<br />
existen un procedimiento y una manera adecuados, y<br />
hay algunas condiciones que debemos cumplir antes<br />
de recibirlo. Tenemos la obligación de esforzarnos<br />
por resolver nuestros problemas y luego consultar al<br />
Señor y obtener <strong>el</strong> s<strong>el</strong>lo ratificador d<strong>el</strong> Espíritu Santo<br />
en cuanto a las conclusiones a las que hemos llegado.<br />
Ese s<strong>el</strong>lo es <strong>el</strong> espíritu de rev<strong>el</strong>ación.<br />
Que Dios nos conceda sabiduría en estas cosas y<br />
que nos conceda <strong>el</strong> valor y la capacidad de permanecer<br />
firmes a fin de que hagamos buen uso de<br />
nuestro albedrío, así como de las facultades y capacidad<br />
que poseemos. Seamos lo suficientemente<br />
humildes y dóciles como <strong>para</strong> atender a la inspiración<br />
d<strong>el</strong> Espíritu, inclinarnos ante Su voluntad,<br />
obtener Su s<strong>el</strong>lo de aprobación e incorporar en<br />
nuestra vida, de esa manera, <strong>el</strong> espíritu de rev<strong>el</strong>ación.<br />
Si así lo hacemos, no hay duda en cuanto al<br />
resultado: paz en esta vida; gloria, honor y dignidad<br />
en la vida venidera.<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO