el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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C OMPROMISO Y DEDICACIÓN EN EL MATRIMONIO<br />
<strong>matrimonio</strong> y a cinco hijos que existen por causa de<br />
él y que son parte de su propia carne y sangre.<br />
Sin embargo, este problema no es nuevo. Supongo<br />
que es tan viejo como la raza humana y ciertamente<br />
existió entre los nefitas. Jacob, hijo de Nefi, habló<br />
como pr<strong>of</strong>eta a su pueblo y declaró:<br />
“Porque yo, <strong>el</strong> Señor, he visto <strong>el</strong> dolor y he oído <strong>el</strong><br />
lamento de las hijas de mi pueblo en la tierra de<br />
Jerusalén; sí, y en todas las tierras de mi pueblo, a<br />
causa de las iniquidades y abominaciones de sus<br />
maridos.<br />
“…Habéis quebrantado los corazones de vuestras<br />
tiernas esposas y perdido la confianza de vuestros<br />
hijos por causa de los malos ejemplos que les habéis<br />
dado; y los sollozos de sus corazones ascienden a<br />
Dios contra vosotros” (Jacob 2:31, 35).<br />
Se debe controlar <strong>el</strong> carácter violento<br />
Permítanme leerles otra carta. Quien escribió la<br />
carta dice: “Mi esposo es un buen hombre con<br />
muchas cualidades y rasgos de carácter sobresalientes,<br />
pero a pesar de esto, su carácter es muy dominante…<br />
Además, pierde <strong>el</strong> control fácilmente y<br />
cuando esto sucede, me recuerda de todo lo terrible<br />
que puede hacer.<br />
“Presidente Hinckley… le suplico que recuerde a los<br />
hermanos que <strong>el</strong> maltrato físico y verbal de las<br />
mujeres es imperdonable, que nunca es aceptable y<br />
que es una forma cobarde de solucionar los problemas,<br />
especialmente cuando <strong>el</strong> abusador es un poseedor<br />
d<strong>el</strong> sacerdocio”.<br />
Creo que la mayoría de los <strong>matrimonio</strong>s en la Iglesia<br />
son f<strong>el</strong>ices, que ambos cónyuges en esas uniones<br />
experimentan un sentido de seguridad, amor y dependencia<br />
mutua y que comparten las cargas igualmente.<br />
Estoy seguro que los niños en esos hogares, por lo<br />
menos en la mayoría de <strong>el</strong>los, crecen con un sentido<br />
de paz y seguridad, sabiendo que ambos padres les<br />
aprecian y aman y dándose cuenta que sus padres se<br />
aman mutuamente. No obstante, hermanos, estoy<br />
seguro de que hay suficientes hogares donde éste no<br />
es <strong>el</strong> caso como <strong>para</strong> justificar lo que voy a decir.<br />
¿Quién puede calcular las heridas, su pr<strong>of</strong>undidad y<br />
<strong>el</strong> dolor, causados por palabras expresadas con ira?<br />
Da lástima ver a un hombre, fuerte en muchos<br />
aspectos, perder control de sí mismo cuando deja<br />
que algo destruya su autocontrol, usualmente algo<br />
insignificante. En todo <strong>matrimonio</strong>, por supuesto,<br />
existen diferencias de cuando en cuando. Pero no<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
encuentro justificación <strong>para</strong> <strong>el</strong> temperamento que<br />
explota con la más mínima provocación.<br />
El autor d<strong>el</strong> libro de Proverbios dijo: “Cru<strong>el</strong> es la ira<br />
e impetuoso <strong>el</strong> furor” (Proverbios 27:4).<br />
El carácter violento es una cosa terrible y corrosiva,<br />
y lo trágico de <strong>el</strong>lo es que no produce nada bueno.<br />
Sólo alimenta <strong>el</strong> mal con <strong>el</strong> resentimiento, la reb<strong>el</strong>ión<br />
y <strong>el</strong> dolor. A todo hombre o joven que me<br />
escucha, que tiene problemas <strong>para</strong> controlar la lengua,<br />
le sugiero que implore al Señor <strong>para</strong> que le dé<br />
fuerza <strong>para</strong> vencer su debilidad, que pida disculpas a<br />
su esposa y a sus hijos y que desarrolle <strong>el</strong> poder de<br />
disciplinar la lengua.<br />
A los jovencitos que están aquí hoy, les sugiero que<br />
controlen su temperamento en estos años formativos<br />
de su vida, en estos tiempos de pre<strong>para</strong>ción.<br />
Tal como les ha recordado <strong>el</strong> hermano [David B.]<br />
Haight, ésta es la temporada <strong>para</strong> desarrollar <strong>el</strong><br />
poder y la capacidad de disciplinarse. Quizá piensen<br />
que es de “machos” <strong>el</strong> enojarse, decir brutalidades y<br />
pr<strong>of</strong>anar <strong>el</strong> nombre d<strong>el</strong> Señor. Eso no es ser macho.<br />
Es una indicación de debilidad. El enojo no es una<br />
expresión de fortaleza, sino que es una indicación<br />
de la incapacidad de controlar los pensamientos, las<br />
palabras y las emociones. Por supuesto, es fácil enojarse.<br />
Cuando la debilidad d<strong>el</strong> enojo nos controla, la<br />
fuerza de la razón nos abandona. Cultiven <strong>el</strong> maravilloso<br />
poder de la autodisciplina.<br />
La santidad de los convenios<br />
matrimoniales<br />
Ahora les hablaré de otro <strong>el</strong>emento que corrompe y<br />
aflige a muchos <strong>matrimonio</strong>s. Para mí es interesante<br />
notar que dos de los Diez Mandamientos tienen que<br />
ver con este tema: ‘No cometerás adulterio’ y ‘No<br />
codiciarás’ (Éxodo 20:14, 17). Ted Kopp<strong>el</strong>, locutor<br />
de t<strong>el</strong>evisión d<strong>el</strong> programa Nightline de la cadena<br />
ABC en los Estados Unidos, dijo a un grupo de estudiantes<br />
de la Universidad Duke, con respecto a los<br />
eslóganes que tenían <strong>el</strong> objeto de disminuir <strong>el</strong> uso<br />
de las drogas y la inmoralidad:<br />
“Hemos llegado a convencernos… de que los eslóganes<br />
nos salvarán… mas la respuesta es !NO! No porque<br />
no sea algo de estilo o esté de moda o porque<br />
tal vez termine en la cárc<strong>el</strong> o con SIDA, sino porque<br />
es incorrecto, porque hemos pasado 5.000 años<br />
como miembros de una raza de seres humanos int<strong>el</strong>igentes,<br />
tratando de salir de un estado inferior buscando<br />
la verdad y las normas morales absolutas. En<br />
su forma más pura, la verdad no es un golpecito en