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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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¿ALBEDRÍO O INSPIRACIÓN?<br />

Élder Bruce R. McConkie<br />

D<strong>el</strong> Quórum de los Doce<br />

Apóstoles<br />

Véase Liahona, mayo de 1978,<br />

págs. 19–23<br />

Recientemente, mi esposa y yo tuvimos una seria<br />

conversación en la que contamos nuestras muchas<br />

bendiciones. Nombramos un sinnúmero de beneficios<br />

que hemos recibido a causa de la Iglesia, a<br />

causa de nuestra familia, a causa de la gloriosa restauración<br />

de la verdad eterna que se ha efectuado<br />

en esta época; y luego <strong>el</strong>la concluyó la conversación<br />

haciéndome la pregunta: “¿Cuál es la bendición<br />

mayor que ha llegado a tu vida?”<br />

Sin vacilar un momento, respondí: “La mayor bendición<br />

que ha llegado a mi vida ocurrió <strong>el</strong> 13 de<br />

octubre de 1937, a las 11:20 de la mañana, cuando<br />

tuve <strong>el</strong> privilegio de arrodillarme en <strong>el</strong> altar d<strong>el</strong><br />

Señor en <strong>el</strong> Templo de Salt Lake y recibirte como<br />

compañera eterna”.<br />

Ella dijo, “Bueno, pasaste la prueba”.<br />

Creo que <strong>el</strong> acto más importante que<br />

cualquier Santo de los Últimos Días<br />

realiza en este mundo es <strong>el</strong> de contraer<br />

nupcias con la persona adecuada, en <strong>el</strong><br />

lugar adecuado, mediante la debida<br />

autoridad; y luego —cuando ha sido<br />

debidamente s<strong>el</strong>lado a su cónyuge<br />

mediante <strong>el</strong> poder y la autoridad que<br />

restauró <strong>el</strong> pr<strong>of</strong>eta Elías— lo más<br />

importante que debe hacer es vivir de<br />

tal forma que los términos y las condiciones<br />

d<strong>el</strong> convenio de este modo establecido<br />

sean unificadores y efectivos<br />

por esta vida y la eternidad. De modo<br />

que me gustaría tener la inspiración<br />

<strong>para</strong> hacer algunas sugerencias que se<br />

aplican en todas las situaciones que nos requieran<br />

tomar una decisión —en todos los campos de actividad,<br />

por lo menos en los más importantes— pero<br />

particularmente en <strong>el</strong> d<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> <strong>eterno</strong>, destacándolo<br />

como uno de los acontecimientos que<br />

sobrepasa a todos los demás.<br />

Creo que <strong>el</strong> acto<br />

más importante que<br />

cualquier Santo de<br />

los Últimos Días<br />

realiza en este<br />

mundo es <strong>el</strong> de<br />

contraer nupcias<br />

con la persona<br />

adecuada, en <strong>el</strong><br />

lugar adecuado,<br />

mediante la debida<br />

autoridad.<br />

E LECCIÓN DEL CÓNYUGE 125<br />

Cuando morábamos en la presencia de Dios, nuestro<br />

Padre C<strong>el</strong>estial, fuimos investidos con <strong>el</strong> don d<strong>el</strong><br />

albedrío, lo cual nos proporcionó la oportunidad, <strong>el</strong><br />

privilegio, de <strong>el</strong>egir lo que haríamos, de hacer una<br />

<strong>el</strong>ección libre. Cuando a nuestro antepasado Adán<br />

se le colocó en <strong>el</strong> Huerto d<strong>el</strong> Edén, le fue concedido<br />

este mismo poder, <strong>el</strong> cual actualmente poseemos.<br />

Se espera que utilicemos los dones, talentos, facultades,<br />

sentido común, discernimiento y albedrío con<br />

los cuales hemos sido investidos.<br />

Pero por otra parte se nos manda que busquemos al<br />

Señor, que deseemos su Espíritu, que obtengamos<br />

en nuestra vida <strong>el</strong> espíritu de rev<strong>el</strong>ación e inspiración.<br />

Ingresamos a la Iglesia, y un poseedor autorizado<br />

d<strong>el</strong> sacerdocio impone sus manos sobre nuestra<br />

cabeza y dice: “Recibe <strong>el</strong> Espíritu Santo”. Es así que<br />

se nos concede <strong>el</strong> don d<strong>el</strong> Espíritu Santo, <strong>el</strong> cual,<br />

basándose en nuestra fid<strong>el</strong>idad, es <strong>el</strong> derecho a la<br />

compañía constante de ese miembro de la Trinidad.<br />

De manera que nos encontramos ante dos perspectivas.<br />

Una es que debemos ser guiados mediante <strong>el</strong><br />

espíritu de inspiración, <strong>el</strong> espíritu de rev<strong>el</strong>ación. La<br />

otra es que nos encontramos aquí con <strong>el</strong> fin de utilizar<br />

nuestro albedrío <strong>para</strong> determinar por nosotros<br />

mismos lo que debemos hacer. Entonces necesitamos<br />

establecer un equilibrio entre estas dos, <strong>para</strong> poder<br />

seguir <strong>el</strong> camino que nos proporcione<br />

gozo, satisfacción y paz en esta vida, y<br />

que nos conduzca a una recompensa<br />

eterna en <strong>el</strong> reino de nuestro Padre.<br />

Cuando nos encontrábamos con nuestro<br />

Padre en la vida premortal, con <strong>el</strong><br />

conocimiento de nuestra r<strong>el</strong>ación con<br />

Él y recibiendo Sus enseñanzas, Él nos<br />

observó, estudió y supo en qué manera<br />

respondíamos a sus leyes estando en Su<br />

presencia. Entonces andábamos por<br />

vista. Ahora está viendo cómo respondemos<br />

cuando andamos por fe, cuando<br />

estamos fuera de Su presencia y tenemos<br />

que depender de <strong>el</strong>ementos que no<br />

incluyen <strong>el</strong> consejo personal que en una<br />

ocasión recibimos directamente de Él.<br />

Me gustaría presentar tres ejemplos, de los cuales<br />

quizá podamos extraer varias conclusiones realistas<br />

y firmes en cuanto a lo que debemos hacer en nuestra<br />

vida. Tomaré estos ejemplos de las rev<strong>el</strong>aciones<br />

que <strong>el</strong> Señor nos ha dado.<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO

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