el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
El riesgo es distraernos tanto en nuestra búsqueda<br />
obsesiva de identidad y autoestima que lleguemos a<br />
creer que <strong>para</strong> hallar lo que buscamos debemos tener<br />
la figura perfecta o un título académico o una posición<br />
privilegiada en nuestra pr<strong>of</strong>esión o incluso ser<br />
una madre netamente exitosa. Corremos <strong>el</strong> p<strong>el</strong>igro de<br />
que al buscar por afuera, se nos desprenda nuestro<br />
verdadero ser interior y <strong>eterno</strong>. A veces nos preocupamos<br />
tanto por agradar a los demás y desempeñarnos<br />
bien frente a <strong>el</strong>los que perdemos lo que nos hace únicas,<br />
esa aceptación completa y r<strong>el</strong>ajada de una misma<br />
como persona de valía e individualidad. Nos dejamos<br />
llevar a tal punto por <strong>el</strong> miedo y la inseguridad que<br />
se nos imposibilita tener una actitud generosa <strong>para</strong><br />
con la diversidad, la individualidad y, sí, los problemas<br />
d<strong>el</strong> prójimo. Hay demasiadas mujeres que sufren<br />
por causa de estas angustias y observan sin poder<br />
hacer nada cómo la vida se les desliga d<strong>el</strong> núcleo<br />
mismo que las centra y sustenta. Son demasiadas las<br />
que, cual navío perdido en <strong>el</strong> mar sin v<strong>el</strong>a y sin<br />
timón, se ven llevadas “por doquiera” como dijo <strong>el</strong><br />
apóstol Pablo (véase Ef. 4:14), hasta que llega <strong>el</strong><br />
momento en que cada vez hay más mujeres con<br />
debilitantes mareos.<br />
¿Dónde está la seguridad que nos permite navegar<br />
en nuestra barca, sin importar qué vientos soplen, a<br />
la par d<strong>el</strong> grito airoso d<strong>el</strong> experto marinero que<br />
dice: “Ad<strong>el</strong>ante con <strong>el</strong> mismo rumbo”? ¿Dónde está<br />
esa calma interior que tanto valoramos y por la cual<br />
se ha reconocido tradicionalmente a nuestro sexo?<br />
Creo que podemos hallar un curso seguro y también<br />
calma <strong>para</strong> <strong>el</strong> alma al dejar de preocuparnos por <strong>el</strong><br />
aspecto físico, por tener logros sobrehumanos y por<br />
ganar los interminables certámenes de popularidad,<br />
y así regresamos a la integridad d<strong>el</strong> alma, a la unidad<br />
en nuestro ser que nos permite equilibrar las<br />
exigencias y las inevitables diversidades de la vida.<br />
Me encantan los escritos de Anne Morrow Lindbergh,<br />
una mujer que no comparte nuestra fe. A propósito<br />
de la desesperación de las mujeres y <strong>el</strong> tormento generalizado<br />
de nuestros días, ha dicho:<br />
“Las feministas no miraron… [lo suficiente] hacia lo<br />
futuro; no establecieron normas de conducta. Les<br />
bastó con exigir los privilegios… y [como resultado]<br />
la mujer de hoy día se encuentra todavía en búsqueda.<br />
Estamos al tanto de nuestros apetitos y necesidades,<br />
pero carecemos d<strong>el</strong> conocimiento de cómo<br />
satisfacerlos. Con <strong>el</strong> tiempo libre que hemos cosechado,<br />
tenemos más inclinación por agotar nuestras<br />
vertientes creativas que por renovarlas. Con jarra<br />
F UNCIONES Y RESPONSABILIDADES DIVINAS DE LA MUJER 177<br />
[en mano] tratamos de… regar un campo [en lugar<br />
de] un jardín. Nos entregamos de forma indiscriminada<br />
a diferentes causas y comités, sin saber cómo<br />
nutrir <strong>el</strong> espíritu, por lo que con distracciones<br />
escondemos sus exigencias. En lugar de calmar <strong>el</strong><br />
centro, <strong>el</strong> eje de la rueda, agregamos más fuerza<br />
centrífuga a las actividades de nuestra vida, lo cual<br />
resulta en que perdamos [aun más] <strong>el</strong> equilibrio.<br />
“La última generación nos ha visto avanzar terreno<br />
en lo referente a lo tangible, pero en lo que a lo<br />
espiritual se refiere hemos… retrocedido”.<br />
La autora agrega que sin importar <strong>el</strong> período histórico,<br />
“<strong>el</strong> problema [de las mujeres] sigue siendo<br />
cómo alimentar <strong>el</strong> alma” (Gift from the Sea, 1975,<br />
págs. 51–52).<br />
He meditado seria y detenidamente acerca de la<br />
forma de alimentar nuestro verdadero yo en medio<br />
de tantos factores inquietantes. No es por coincidencia<br />
que se habla de alimentar <strong>el</strong> espíritu d<strong>el</strong> mismo<br />
modo en que se habla de alimentar <strong>el</strong> cuerpo… Hace<br />
poco, <strong>el</strong> presidente Benson dijo: “No hay ninguna<br />
duda de que la salud d<strong>el</strong> cuerpo afecta al espíritu;<br />
de lo contrario, <strong>el</strong> Señor jamás hubiera rev<strong>el</strong>ado la<br />
Palabra de Sabiduría. Dios nunca ha dado ningún<br />
mandamiento temporal… lo que afecta a nuestro<br />
cuerpo también afecta a nuestro espíritu”. Es mucho<br />
lo que necesitamos <strong>para</strong> que <strong>el</strong> cuerpo, la mente y <strong>el</strong><br />
espíritu se unifiquen en un alma saludable y estable.<br />
De cierto Dios es un ser equilibrado, así que quizá<br />
nos acercamos más a Él cuando nosotras también lo<br />
somos… Lograr un sentido de unidad dentro de<br />
nuestra alma –aquietar <strong>el</strong> centro– sin importar las<br />
diversas circunstancias en que nos encontramos,<br />
vale cualquier esfuerzo.<br />
A menudo olvidamos dar consideración a las<br />
gloriosas posibilidades que llevamos dentro d<strong>el</strong><br />
alma. Debemos recordar la promesa divina que<br />
“<strong>el</strong> reino de Dios está entre vosotros” (Lucas 17:21).<br />
Tal vez la razón por la que olvidamos que <strong>el</strong> reino<br />
de Dios está entre nosotros es porque dedicamos<br />
tanto tiempo a cuidar de la cáscara d<strong>el</strong> alma, este<br />
cuerpo humano que tenemos, y d<strong>el</strong> mundo frágil<br />
y poco sólido en que mora <strong>el</strong> cuerpo.<br />
Permítanme compartir con ustedes una analogía que<br />
derivé de algo que hace muchos años leí y que me sirvió<br />
en ese momento –e incluso me sirve todavía– al<br />
examinar mi fuerza interior y crecimiento espiritual.<br />
La analogía presenta a un alma –un alma humana<br />
en todo su esplendor– que se coloca dentro de una<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO