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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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obtener un aprovisionamiento constante de esta<br />

agua de vida eterna…<br />

“Estoy seguro de que si los padres leen <strong>el</strong> Libro de<br />

Mormón en forma regular y con oración, solos y<br />

con sus hijos, <strong>el</strong> gran espíritu de este libro penetrará<br />

en sus hogares y morará con <strong>el</strong>los; <strong>el</strong> espíritu de<br />

reverencia aumentará y <strong>el</strong> respeto y la consideración<br />

mutuos serán aún mayores, desvaneciéndose <strong>el</strong><br />

ánimo de contención; los padres aconsejarán a sus<br />

hijos con más amor y sabiduría, y los hijos serán<br />

más sumisos al consejo de sus padres; la justicia<br />

aumentará; la fe, la esperanza y la caridad, que<br />

constituyen <strong>el</strong> amor puro de Cristo, engalanarán sus<br />

hogares y sus vidas, llevándoles paz, gozo y f<strong>el</strong>icidad”<br />

(Liahona, julio de 1980, págs. 105–106, 109).<br />

Élder Mark E. Petersen<br />

“¿Qué están dispuestos a trocar los padres a cambio<br />

de las almas de sus hijitos, de estos pequeñitos que<br />

<strong>el</strong> Todopoderoso mismo les ha entregado <strong>para</strong> que<br />

se les enseñen los principios de la rectitud y a quienes<br />

los padres deben dirigir a los senderos apropiados<br />

de la vida?” (en Conference Report, octubre de<br />

1973, pág. 142; o Ensign, enero de 1974, pág. 111).<br />

Élder L. Tom Perry<br />

“Cuando fui padre por primera vez, <strong>el</strong> presidente<br />

David O. McKay presidía la Iglesia. Sus consejos<br />

eran claros y directos referentes a nuestras responsabilidades<br />

<strong>para</strong> con nuestros hijos. Él nos enseñó que<br />

la más preciosa dádiva que un hombre y una mujer<br />

pueden recibir es un hijo de Dios y que la crianza<br />

de un niño es básica, fundamental y exclusivamente<br />

un proceso espiritual.<br />

“Nos indicó los principios básicos que debemos<br />

enseñar a nuestros hijos. La primera y más importante<br />

cualidad d<strong>el</strong> alma que podemos inculcar en <strong>el</strong><br />

niño es la fe en Dios. La primera y más importante<br />

acción que <strong>el</strong> niño puede aprender es la obediencia.<br />

Y <strong>el</strong> medio más poderoso con que contamos <strong>para</strong><br />

enseñar al niño es <strong>el</strong> amor (véase Instructor, diciembre<br />

de 1949, pág. 620)” (Liahona, julio de 1983,<br />

págs. 119–120).<br />

Élder David B. Haight<br />

“Debemos enseñar y capacitar a nuestros hijos en los<br />

caminos d<strong>el</strong> Señor; no debemos permitir que aprendan<br />

[por su cuenta] en cuanto al carácter y a los<br />

valores familiares; no deben escuchar música ni<br />

mirar t<strong>el</strong>evisión ni ver p<strong>el</strong>ículas sin ninguna supervi-<br />

S ER PADRES: LA CREACIÓN DE UN HOGAR CENTRADO EN EL E VANGELIO 367<br />

sión ¡No debemos d<strong>el</strong>egar a los medios de comunicación<br />

la tarea de enseñarles cómo tienen que vivir!<br />

“El Señor ha mandado claramente a los padres<br />

que enseñen a sus hijos [a hacer <strong>el</strong> bien] (véase<br />

Alma 39:12), que les enseñen ‘la doctrina d<strong>el</strong> arrepentimiento,<br />

de la fe en Cristo, <strong>el</strong> Hijo d<strong>el</strong> Dios<br />

viviente, d<strong>el</strong> bautismo y d<strong>el</strong> don d<strong>el</strong> Espíritu<br />

Santo por la imposición de manos, al llegar a la<br />

edad de ocho años, [o] <strong>el</strong> pecado será sobre la<br />

cabeza de los padres…’ (D. y C. 68:25)” (Liahona,<br />

enero de 1993, pág. 85).<br />

Élder James E. Faust<br />

“Uno de los propósitos principales de la disciplina<br />

es enseñar obediencia. El presidente David O. McKay<br />

dijo: ‘Si los padres no enseñan obediencia a sus hijos,<br />

la sociedad la exigirá y la obtendrá. Por lo tanto, es<br />

mejor que, con bondad y comprensión, la enseñanza<br />

se imparta en <strong>el</strong> hogar y no se deje librada a<br />

la brutal e indiferente disciplina que la sociedad les<br />

impondrá, al no haber los padres cumplido con esa<br />

obligación’ (<strong>The</strong> Responsibility <strong>of</strong> Parents to <strong>The</strong>ir<br />

Children, pág. 3)” (Liahona, enero de 1991, pág. 38).<br />

Élder Joseph B. Wirthlin<br />

Los padres “deben enseñar y guiar a sus hijos ‘por<br />

persuasión, por longanimidad, benignidad, mansedumbre<br />

y por amor sincero; por bondad… reprendiendo<br />

en <strong>el</strong> momento oportuno con severidad,<br />

cuando lo induzca <strong>el</strong> Espíritu Santo; y entonces<br />

demostrando mayor amor’ (D. y C. 121:41–43). De<br />

esta manera los padres ganarán <strong>el</strong> respeto de sus<br />

hijos y éstos los honrarán, unificando a la familia”<br />

(Liahona, julio de 1993, pág. 81).<br />

Élder H. Verlan Andersen<br />

“A pesar de que <strong>el</strong> Señor reprendió a los hermanos<br />

dirigentes de la Iglesia, y de hecho a todos los padres<br />

de Sión, por ser negligentes como padres, ha indicado<br />

que es posible <strong>el</strong> arrepentimiento, pero también dijo<br />

que si no nos arrepentíamos, seríamos quitados de<br />

nuestros lugares (véase D. y C. 93:41–50).<br />

“Las Escrituras no sólo nos indican <strong>el</strong> momento<br />

más apropiado <strong>para</strong> enseñar mejor (véase D. y C.<br />

68:25–32; Deuteronomio 8:5–9), sino también qué<br />

se debe y no se debe enseñar (véase Moroni<br />

7:14–19; 2 Nefi 9:28–29) y quién debe y no debe<br />

enseñar (véase 2 Nefi 28:14, 31; Mosíah 23:14)”<br />

(Liahona, enero de 1992, pág. 91).<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO

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