el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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I NTIMIDAD FÍSICA EN EL MATRIMONIO<br />
queda preñada, la pareja se se<strong>para</strong>, por lo general<br />
dejando a la madre sola en lo que atañe a proteger<br />
y nutrir a su progenie. Tal es la manera de proceder<br />
de los animales, pero no de los humanos. La<br />
vida familiar entre los animales es muy inusual, y<br />
en la mayoría de los casos es de carácter temporal.<br />
Con muy pocas excepciones, como ocurre entre<br />
las aves, <strong>el</strong> vínculo entre los progenitores animales<br />
es pasajero; entre los progenitores y su progenie,<br />
casi inexistente.<br />
A los animales no se los puede atener a las mismas<br />
normas por las que se juzgará a los seres humanos<br />
puesto que aquéllos se rigen por las leyes físicas de<br />
la naturaleza. Por lo general son promiscuos cuando<br />
responden a sus instintos de reproducción, aunque<br />
sus ritos de apareamiento están establecidos y tiene<br />
límites precisos. Por ejemplo, los animales no se<br />
aparean con su propio sexo <strong>para</strong> satisfacer sus instintos<br />
de acoplamiento. Ni tampoco expresan esos<br />
instintos violando a su propia progenie.<br />
Los hijos de Dios se pueden entregar intencionalmente<br />
a su naturaleza carnal y, aparentemente sin<br />
remordimiento alguno, desafiar las leyes de la moralidad<br />
y degradarse a sí mismos a un niv<strong>el</strong> más bajo<br />
que los animales.<br />
El tentador<br />
Las tentaciones son omnipresentes en<br />
la vida terrenal. El adversario tiene<br />
c<strong>el</strong>os de todos los que tienen <strong>el</strong> poder<br />
de procrear. Él no puede engendrar<br />
vida: es impotente. Él, así como todos<br />
aqu<strong>el</strong>los que lo siguieron, fueron<br />
expulsados y perdieron <strong>el</strong> derecho de<br />
tener un cuerpo mortal, por lo que él,<br />
si se le permite, se apoderará d<strong>el</strong> cuerpo de ustedes y<br />
regirá <strong>el</strong> uso que le dan. Sus áng<strong>el</strong>es incluso imploraron<br />
poder habitar los cuerpos de los cerdos (véase<br />
Mateo 8:31). Él conoce <strong>el</strong> exc<strong>el</strong>so valor de nuestro<br />
poder de procreación y desea gobernar c<strong>el</strong>osamente<br />
a los que lo poseen. Y, según la rev<strong>el</strong>ación, lo que él<br />
quiere “es que todos los hombres sean miserables<br />
como él” (2 Nefi 2:27). Si puede, él los tentará a<br />
ustedes <strong>para</strong> que degraden, corrompan y, si es posible,<br />
destruyan <strong>el</strong> don por <strong>el</strong> cual podemos, si somos<br />
dignos, tener progenie (véase D. y C. 132:28–31).<br />
La obsesión<br />
La rápida y extensa deterioración de los valores morales<br />
se caracteriza por una preocupación —incluso<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
El saber que somos<br />
hijos de Dios es<br />
tener conocimiento<br />
de una verdad que<br />
refine e incluso<br />
exalta.<br />
una obsesión— con <strong>el</strong> acto procreativo. La abstinencia<br />
antes d<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> y la fid<strong>el</strong>idad dentro de él<br />
se ridiculizan abiertamente; <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> y la<br />
paternidad se ridiculizan como algo opresivo e innecesario.<br />
El recato, una virtud de personas o sociedades<br />
refinadas, prácticamente ha dejado de existir.<br />
En lo que se refiere a las figuras que los jóvenes tienen<br />
<strong>para</strong> emular —políticos, atletas, artistas— la<br />
moralidad ha dejado de ser una medida de carácter.<br />
Cada vez con menos excepciones, lo que vemos,<br />
leemos y oímos tiene como tema principal <strong>el</strong> acto<br />
sexual. Cualquier tipo de censura es tildada de ser<br />
una violación a la libertad d<strong>el</strong> individuo. Lo que<br />
debería ser absolutamente privado se expone y se<br />
representa abiertamente, mientras que, cada vez con<br />
mayor frecuencia, en las sombras hay drogas, pornografía,<br />
perversión, infid<strong>el</strong>idad, aborto y <strong>el</strong> pecado<br />
más horripilante de todos: <strong>el</strong> incesto y <strong>el</strong> abuso<br />
sexual. A todo esto se suma ahora una peste que,<br />
al igual que una plaga bíblica, amenaza a las razas<br />
humanas, e incluso, a toda la humanidad.<br />
Todas estas filos<strong>of</strong>ías convergen ahora con un <strong>el</strong>emento<br />
en común: ya sea implícita o explícitamente,<br />
todas rechazan a Dios como nuestro creador, Padre<br />
y regidor.<br />
La idea malvada<br />
El saber que somos hijos de Dios es<br />
tener conocimiento de una verdad que<br />
refine e incluso exalta. Por su parte,<br />
ninguna idea ha destruido más la f<strong>el</strong>icidad,<br />
ninguna filos<strong>of</strong>ía ha ocasionado<br />
más dolor, más aflicción y más daño;<br />
ninguna idea ha hecho más por destruir<br />
la familia que la idea que no<br />
somos progenie de Dios, sólo animales avanzados.<br />
De esa idea sale la percepción bastante clara de que<br />
estamos comp<strong>el</strong>idos a ceder a todo deseo carnal,<br />
estando sujetos sólo a la ley física y no a la moral.<br />
La teoría de que <strong>el</strong> hombre viene d<strong>el</strong> animal ha sido<br />
diseminada lo suficiente como <strong>para</strong> que se la considere<br />
correcta debido a su aceptación general. Por<br />
causa de que parece <strong>of</strong>recer explicaciones lógicas a<br />
algunas cosas, se enseña mucho y se su<strong>el</strong>e aceptar<br />
como la respuesta al misterio de la vida.<br />
Sé que hay dos versiones sobre <strong>el</strong> tema, pero no es<br />
lo mismo examinar la teoría ajustándose a normas<br />
puramente int<strong>el</strong>ectuales o académicas que examinarla<br />
ajustándose a normas morales, espirituales<br />
o doctrinales.