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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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Señor y sobre los padres? ¿Entendemos <strong>el</strong> reto y<br />

<strong>el</strong> ataque que en la actualidad se dirigen contra<br />

la familia?<br />

Ejerzamos cuidado al planear actividades<br />

Al llevar a cabo actividades <strong>para</strong> la familia, fuera d<strong>el</strong><br />

hogar, debemos ejercer cuidado; de lo contrario,<br />

podríamos ser como <strong>el</strong> padre que se propone dar<br />

todo a los suyos, que dedica toda su energía a ese<br />

fin y lo logra sólo <strong>para</strong> darse cuenta después de que<br />

desatendió lo que más necesitaban: <strong>el</strong> estar todos<br />

juntos como familia. Y, como resultado de <strong>el</strong>lo,<br />

recoge pesar en vez de satisfacción.<br />

Cuán fácil resulta, en nuestros deseos de brindar una<br />

variedad de programas y actividades, pasar por alto las<br />

responsabilidades d<strong>el</strong> padre y de la madre y la necesidad<br />

esencial de que la familia pase tiempo junta.<br />

Debemos asegurarnos de que los programas y las<br />

actividades de la Iglesia no resulten una carga<br />

demasiado pesada <strong>para</strong> algunas familias. Los principios<br />

d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io, cuando se entienden y se llevan<br />

a la práctica, fortalecen y protegen tanto a cada persona<br />

individualmente como a las familias. La devoción<br />

a la familia y la devoción a la Iglesia no son<br />

cosas diferentes y se<strong>para</strong>das.<br />

La perspectiva correcta de la familia<br />

y la Iglesia<br />

Recientemente oí la reacción de una dama ante <strong>el</strong><br />

comentario que alguien hizo con respecto a una<br />

madre de familia, <strong>el</strong> cual fue: “Desde que nació su<br />

bebé, no está haciendo nada en la Iglesia”. Fue casi<br />

como ver que tenía al bebé en los brazos cuando<br />

respondió con marcada emoción: “Ella está<br />

haciendo algo en la Iglesia: le dio vida a ese niño, le<br />

enseña y lo cría con cariño; está haciendo lo más<br />

importante que puede hacer en la Iglesia”.<br />

¿Cómo responderían ustedes a esta pregunta?:<br />

“Debido a su hijo discapacitado, <strong>el</strong>la está confinada<br />

a la casa y él trabaja en dos empleos <strong>para</strong> hacer<br />

frente a los gastos extras. Rara vez asisten; ¿podemos<br />

contarlos como miembros activos de la Iglesia?”<br />

¿Han oído alguna vez a una hermana decir: “Mi<br />

marido es muy buen padre, pero nunca ha sido<br />

obispo ni presidente de estaca, ni ha hecho nada<br />

importante en la Iglesia”. En respuesta a <strong>el</strong>lo, <strong>el</strong><br />

padre dice vigorosamente: “¿Qué hay más importante<br />

en la Iglesia que ser un buen padre?”.<br />

P RIORIDADES Y EQUILIBRIO 353<br />

La asistencia fi<strong>el</strong> a la Iglesia, conjuntamente con la<br />

cuidadosa atención a las necesidades de la familia,<br />

constituye una combinación casi perfecta. En la<br />

Iglesia se nos enseña <strong>el</strong> gran plan de la f<strong>el</strong>icidad10 .<br />

En <strong>el</strong> hogar aplicamos lo que hemos aprendido.<br />

Todo llamamiento, todo servicio que prestamos en<br />

la Iglesia nos brinda experiencia y valiosos conocimientos<br />

que se llevan a la vida familiar.<br />

Tal vez nuestra perspectiva fuera más clara si pudiéramos,<br />

por un momento, considerar la paternidad y<br />

la maternidad como un llamamiento en la Iglesia.<br />

De hecho, es mucho más que eso, pero si pudiéramos<br />

verlos como tal por un momento, llegaríamos a<br />

tener más equilibrio en la forma de programar actividades<br />

en las que participen las familias.<br />

No agobiemos innecesariamente<br />

a la familia<br />

No quisiera que nadie se valiera de lo que yo digo<br />

como de una excusa <strong>para</strong> rechazar un llamamiento<br />

inspirado d<strong>el</strong> Señor. Lo que sí quiero es instar a los<br />

líderes a considerar más detenidamente <strong>el</strong> hogar<br />

<strong>para</strong> que no extiendan llamamientos ni programen<br />

actividades que impongan cargas innecesarias sobre<br />

los padres y las familias.<br />

Hace poco leí una carta de un <strong>matrimonio</strong> joven<br />

cuyos llamamientos en la Iglesia a menudo les<br />

requieren conseguir a alguien que les cuide a los<br />

niños pequeños <strong>para</strong> que <strong>el</strong>los puedan asistir a las<br />

reuniones. Esto hace que les resulte muy difícil a<br />

ambos estar en casa con sus hijos al mismo tiempo.<br />

¿Ven en esa situación algo que debe corregirse?<br />

Cada vez que se programa una actividad <strong>para</strong> los<br />

jóvenes, se [involucra] a la familia, particularmente<br />

a la madre.<br />

Tomemos como ejemplo a la madre que, además de<br />

su propio llamamiento en la Iglesia, así como <strong>el</strong> de<br />

su marido, debe pre<strong>para</strong>r a sus hijos y correr de una<br />

actividad a la otra. Hay madres que se desaniman y<br />

hasta se deprimen. Yo recibo cartas en las que se<br />

emplea la palabra culpable debido a que no se puede<br />

cumplir con todo.<br />

La asistencia a la Iglesia es, o debe ser, un descanso<br />

de los apremios de la vida cotidiana; debe<br />

ser motivo de paz y de satisfacción. Pero si en<br />

cambio acarrea presiones y desaliento, entonces<br />

hay algo que está mal.<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO

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