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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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Cristo logró la perfección porque se puso en<br />

segundo plano; pidió que no se hiciera Su voluntad<br />

sino la d<strong>el</strong> Padre.<br />

El orgullo se caracteriza por preguntarse: “¿Qué<br />

quiero hacer con mi vida?” en lugar de preguntar<br />

“¿Qué desea Dios que haga con mi vida?” Es tratar<br />

de hacer la voluntad propia en lugar de la de Dios.<br />

Es temerles a los hombres más que a Dios.<br />

El humilde responde a la voluntad de Dios, teme<br />

Sus juicios y responde ante las necesidades de quienes<br />

le rodean. Al orgulloso le halaga la adulación<br />

d<strong>el</strong> mundo, mientras que al humilde <strong>el</strong> aplauso de<br />

los ci<strong>el</strong>os le llega al corazón.<br />

Alguien dijo: “El orgullo no encuentra placer en<br />

poseer algo, sino en poseerlo en mayor cantidad<br />

que <strong>el</strong> vecino”. El Señor dijo de un hermano: “…no<br />

estoy muy complacido con él, porque pretende<br />

sobresalir, y no es suficientemente manso d<strong>el</strong>ante<br />

de mí” (D. y C. 58:41).<br />

“Los instruidos y los ricos”<br />

Los dos grupos que en <strong>el</strong> Libro de Mormón parecen<br />

tener más dificultad con <strong>el</strong> orgullo son “los instruidos<br />

y los ricos” (2 Nefi 28:15), pero la palabra de<br />

Dios puede abatir <strong>el</strong> orgullo. (Véase Alma 4:19.)<br />

El orgullo acarrea muchas maldiciones; en cambio,<br />

son muchas las bendiciones de la humildad. Por<br />

ejemplo, se nos dice: “Sé humilde; y <strong>el</strong> Señor tu<br />

Dios te llevará de la mano y dará respuesta a tus<br />

oraciones” (D. y C. 112:10). Los humildes serán<br />

“…fortalecidos y bendecidos desde lo alto, y<br />

recibi[rán] conocimiento…” (D. y C. 1:28). El Señor<br />

es “…misericordioso con aqu<strong>el</strong>los que… confiesan<br />

[sus pecados] con corazones humildes” (D. y C.<br />

61:2). La humildad puede aplacar la ira de Dios.<br />

(Véase H<strong>el</strong>amán 11:11.)<br />

Debemos limpiar <strong>el</strong> interior d<strong>el</strong> vaso<br />

Mis amados hermanos y hermanas, a medida que<br />

limpiemos <strong>el</strong> interior d<strong>el</strong> vaso, tendrán que verificarse<br />

cambios en nuestra propia vida, en la de nuestra<br />

familia y en la Iglesia. Los orgullosos no cambian<br />

<strong>para</strong> ser mejores, sino que buscan excusas <strong>para</strong> justificar<br />

su manera de ser. Para arrepentirse es necesario<br />

cambiar, y <strong>para</strong> cambiar se necesita ser humilde.<br />

Pero podemos lograrlo.<br />

Hemos progresado muchísimo en lo pasado, y alargaremos<br />

nuestro paso en lo futuro; pero <strong>para</strong> hacerlo,<br />

primero tenemos que limpiar <strong>el</strong> interior d<strong>el</strong> vaso al<br />

despertar y <strong>el</strong>evarnos, siendo moralmente limpios,<br />

utilizando <strong>el</strong> Libro de Mormón de tal manera que<br />

Dios nos libre de la condenación y, finalmente, venciendo<br />

<strong>el</strong> orgullo por medio de la humildad.<br />

Podemos lograrlo. Yo sé que podemos. Ruego que<br />

sea así <strong>para</strong> todos nosotros, que Dios los bendiga<br />

por todo <strong>el</strong> bien que han hecho y <strong>el</strong> que llevarán a<br />

cabo. Dejo mis bendiciones con ustedes, en <strong>el</strong> nombre<br />

de Jesucristo. Amén.<br />

CUÍDENSE DEL ORGULLO<br />

Presidente Ezra Taft Benson<br />

Presidente de la Iglesia<br />

Véase Liahona, julio de1989,<br />

págs. 4–8<br />

Mis amados hermanos, me regocijo de estar con<br />

ustedes en otra gloriosa conferencia general de la<br />

Iglesia. Cuán agradecido estoy por <strong>el</strong> amor, las oraciones<br />

y <strong>el</strong> servicio de los devotos miembros de la<br />

Iglesia que hay en todo <strong>el</strong> mundo.<br />

Quisiera <strong>el</strong>ogiar a los santos fi<strong>el</strong>es que están esforzándose<br />

por inundar la tierra con <strong>el</strong> Libro de Mormón y<br />

por absorber sus enseñanzas <strong>el</strong>los mismos. No sólo<br />

debemos sacar a luz, de manera extraordinaria, más<br />

ejemplares de este libro, sino que debemos hacer<br />

penetrar en nuestra propia vida y en toda la tierra<br />

más de sus maravillosos mensajes.<br />

Este libro sagrado se escribió <strong>para</strong> nosotros, <strong>para</strong><br />

nuestros días. Debemos aplicar sus enseñanzas a<br />

nosotros mismos (véase 1 Nefi 19:23).<br />

El pecado d<strong>el</strong> orgullo<br />

O RGULLO 315<br />

Doctrina y Convenios nos dice que <strong>el</strong> Libro de<br />

Mormón es <strong>el</strong> registro de “un pueblo caído” (D. y C.<br />

20:9). ¿Y por qué cayó ese pueblo? Ese es uno de los<br />

mensajes principales d<strong>el</strong> Libro de Mormón. Mormón<br />

mismo da la respuesta en los últimos capítulos d<strong>el</strong><br />

libro con estas palabras: “…He aquí, <strong>el</strong> orgullo de<br />

esta nación, o sea, <strong>el</strong> pueblo de los nefitas, ha sido la<br />

causa de su destrucción” (Moroni 8:27). Y luego, no<br />

sea que perdamos <strong>el</strong> significativo mensaje d<strong>el</strong> Libro de<br />

Mormón que nos legó ese pueblo caído, <strong>el</strong> Señor nos<br />

advierte en Doctrina y Convenios: “…mas cuidaos<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO

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