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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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144<br />

FINANZAS<br />

El tener riquezas o grandes<br />

ingresos no es señal de amparo<br />

c<strong>el</strong>estial, y <strong>el</strong> no tenerlos no es<br />

evidencia de desaprobación por<br />

parte de los ci<strong>el</strong>os.<br />

—Élder Dallin H. Oaks<br />

ENSEÑANZAS SELECCIONADAS<br />

Élder Dallin H. Oaks<br />

“El engaño que nos proporcionan las riquezas puede<br />

s<strong>of</strong>ocar los frutos d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io de muchas maneras.<br />

La persona que siente codicia por <strong>el</strong> caudal de otro<br />

sufrirá espiritualmente, mientras que <strong>el</strong> acaudalado<br />

que pierde su dinero y se llena de amargura y odio<br />

también es víctima d<strong>el</strong> engaño de las riquezas.<br />

“Por su parte, es víctima igualmente la persona que<br />

se resiente al ver a los inicuos con dinero. El pr<strong>of</strong>eta<br />

Jeremías expresó esa antiquísima pregunta de este<br />

modo: ‘¿Por qué es prosperado <strong>el</strong> camino de los<br />

impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente?’<br />

(Jeremías 12:1). Quienes pierden <strong>el</strong> sueño<br />

por causa de la prosperidad o aparente f<strong>el</strong>icidad de<br />

los inicuos le dan demasiada importancia a las cosas<br />

materiales, pudiendo así ser engañados debido a<br />

que sus prioridades se enfocan demasiado en la<br />

riqueza de este mundo.<br />

“Asimismo, es víctima d<strong>el</strong> engaño de las riquezas la<br />

persona que, de manera consciente o no, se siente<br />

culpable de no haber obtenido las posesiones o la<br />

prominencia que <strong>el</strong> mundo sostiene como indicadores<br />

d<strong>el</strong> éxito.<br />

“Las personas que enseñan <strong>el</strong> evang<strong>el</strong>io d<strong>el</strong> éxito y<br />

la teología de la prosperidad sufren <strong>el</strong> ‘engaño de las<br />

riquezas’ y ‘toman la piedad como fuente de ganancia’<br />

(1 Timoteo 6:5). El tener riquezas o grandes<br />

ingresos no es señal de aprobación c<strong>el</strong>estial, y <strong>el</strong> no<br />

tenerlos no es evidencia de desaprobación por parte<br />

de los ci<strong>el</strong>os. Claro que las riquezas pueden figurar<br />

como parte de las bendiciones que llegan a consecuencia<br />

d<strong>el</strong> accionar correcto —como en <strong>el</strong> caso d<strong>el</strong><br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />

pago de diezmos (Malaquías 3:9–12)— pero dichas<br />

riquezas también pueden ser <strong>el</strong> resultado de un<br />

golpe de suerte o ser frutos de la falta de honradez”<br />

(Pure in Heart, págs. 75–76).<br />

UNA GUÍA PARA LA ECONOMÍA<br />

FAMILIAR<br />

Élder Marvin J. Ashton<br />

D<strong>el</strong> Quórum de los Doce<br />

Apóstoles<br />

Véase Liahona, abril de 2000,<br />

págs. 42–47<br />

En la sesión de bienestar de la conferencia general de<br />

abril de 1975, <strong>el</strong> Élder Marvin J. Ashton, miembro d<strong>el</strong><br />

Quórum de los Doce Apóstoles, dio un discurso que sirve<br />

de base <strong>para</strong> este artículo. En la misma reunión, <strong>el</strong> presidente<br />

Spencer W. Kimball se puso de pie y dio respaldo<br />

al mensaje d<strong>el</strong> élder Ashton al decir:<br />

“He estado pensando en muchas cosas desde que llegué<br />

a esta reunión. Doy respaldo a las palabras d<strong>el</strong> hermano<br />

Ashton. Creo que si yo fuera joven y estuviera empezando<br />

a formar mi familia, me aseguraría de seguir estrictamente<br />

los doce puntos que presentó <strong>el</strong> hermano Ashton y<br />

también se los enseñaría a mis hijos, a mi familia y a<br />

quien fuera que se me cruzara por d<strong>el</strong>ante. Se trata de<br />

algo básico. Desde mi niñez, he escuchado durante todo<br />

<strong>el</strong> transcurso de mi vida a las Autoridades Generales<br />

decir: ‘Eliminen las deudas y no caigan en <strong>el</strong>las’. Trabajé<br />

algunos años en <strong>el</strong> sector bancario, y vi a muchas personas<br />

enfrentarse con situaciones terribles porque hicieron<br />

caso omiso de ese consejo tan importante.<br />

“Estoy de acuerdo con todo lo que <strong>el</strong> hermano Ashton<br />

expresó… en lo referente a la economía familiar. Toda<br />

familia debería tener un presupuesto. Fíjense que en la<br />

Iglesia, o incluso en cualquier empresa, a nadie se le<br />

ocurriría hacer nada sin haber establecido un presupuesto<br />

de antemano. Se debe tener una idea de cuánto<br />

va a entrar, y de seguro se debe saber cuánto se va a<br />

gastar. Me atrevo a decir que uno de los éxitos de la<br />

Iglesia es que la Primera Presidencia y <strong>el</strong> Quórum de los<br />

Doce Apóstoles cuidan las finanzas con mucha atención<br />

de modo tal que no gastemos lo que no tenemos”.<br />

Una vez tuve la oportunidad de conversar con una<br />

pareja extraordinaria de jóvenes, los cuales se iban a<br />

casar esa misma semana. Sus ojos brillaban de ilusión

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