el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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22<br />
A MOR<br />
nir d<strong>el</strong> que es débil en este aspecto” (véase Liahona,<br />
enero de 1983, pág. 179).<br />
Poco amor es <strong>el</strong> que puede <strong>of</strong>recer la persona que<br />
no está en paz consigo misma ni con Dios. Tal<br />
como aprendió Enós, nadie puede preocuparse por<br />
<strong>el</strong> bienestar de otro y darle amor sin antes encargarse<br />
de su propia alma, por lo que, nuestra pre<strong>para</strong>ción<br />
<strong>para</strong> <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> <strong>eterno</strong> debe incluir <strong>el</strong><br />
arrepentirse, aprender, obtener fe y cimentar la<br />
seguridad que viene como resultado de percibir<br />
nuestro potencial como hijos d<strong>el</strong> Padre C<strong>el</strong>estial.<br />
Sólo al amar a Dios por sobre todos los demás,<br />
como enseñó <strong>el</strong> Salvador (véase Mateo 22:34–40),<br />
tendremos la capacidad de dar a nuestro compañero<br />
un amor puro y cristiano por toda la eternidad.<br />
La virtud ama a la virtud<br />
El siguiente pasaje describe una consecuencia por<br />
demás natural y maravillosa de convertirse en una<br />
persona con mayor capacidad de amar: “Porque la<br />
int<strong>el</strong>igencia se allega a la int<strong>el</strong>igencia;<br />
la sabiduría recibe a la sabiduría; la<br />
verdad abraza a la verdad; la virtud<br />
ama a la virtud; la luz se allega a la<br />
luz” (D. y C. 88:40).<br />
Si con pureza y con nuestra mente y<br />
nuestro corazón procuramos lograr la<br />
meta de un <strong>matrimonio</strong> <strong>eterno</strong>, creo<br />
que en la mayoría de los casos llegará<br />
<strong>el</strong> momento en que se nos premiará con un compañero<br />
que sea, cuanto menos, igual a nosotros en su<br />
fortaleza espiritual, que se allegará a la int<strong>el</strong>igencia<br />
y a la luz igual que nosotros, que recibirá sabiduría<br />
igual que nosotros y que amará la virtud así como<br />
nosotros la amamos. Una de las experiencias más<br />
satisfactorias <strong>para</strong> <strong>el</strong> alma que <strong>of</strong>rece <strong>el</strong> verdadero<br />
amor romántico es pasar las eternidades junto a un<br />
compañero que comparta con nosotros los valores<br />
más fundamentales, que hable de <strong>el</strong>los, que los viva<br />
y que nos ayude a enseñarlos a los hijos. Da mucho<br />
consu<strong>el</strong>o <strong>el</strong> saber que hay alguien que sigue <strong>el</strong><br />
mismo sendero de bondad y crecimiento a nuestro<br />
lado, anh<strong>el</strong>oso de cumplir con los mismos valores<br />
<strong>eterno</strong>s y recibir la misma f<strong>el</strong>icidad.<br />
Hace poco fui testigo de un ejemplo poderoso de<br />
este principio al s<strong>el</strong>lar a una pareja joven en <strong>el</strong><br />
Templo de Salt Lake. Al terminar de <strong>of</strong>iciar en la<br />
ceremonia de s<strong>el</strong>lamiento y una vez que la pareja<br />
hubo intercambiado anillos y abrazos, les pedí a los<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />
Poco amor es <strong>el</strong><br />
que puede <strong>of</strong>recer<br />
la persona que no<br />
está en paz consigo<br />
misma ni con Dios.<br />
jóvenes que compartieran lo que sentían <strong>el</strong> uno<br />
por <strong>el</strong> otro y por <strong>el</strong> Señor. Primero habló la novia,<br />
expresando en pocas palabras agradecimiento y<br />
emoción al r<strong>el</strong>atar que desde su tierna infancia<br />
deseó mantener su virtud y encontrar a un compañero<br />
que tuviera los mismos valores y las mismas<br />
aspiraciones justas. Dio fe de la bondad de su nuevo<br />
marido al testificar que él representaba todo lo que<br />
<strong>el</strong>la había anh<strong>el</strong>ado.<br />
Luego, con los ojos llenos de lágrimas, habló <strong>el</strong><br />
joven esposo que contó que a los catorce años<br />
empezó a orarle al Señor <strong>para</strong> pedirle que su futura<br />
esposa, fuera quien fuera, contara con la protección<br />
d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o y que <strong>el</strong>la guardara su virtud mientras se<br />
pre<strong>para</strong>ba <strong>para</strong> <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong> <strong>eterno</strong>. También<br />
contó que una y otra vez, con <strong>el</strong> correr de los años,<br />
él se había comprometido a seguir <strong>el</strong> mismo sendero<br />
de virtud. Después rev<strong>el</strong>ó sentirse lleno de<br />
gozo por haber conocido a la esposa de sus oraciones,<br />
y mencionó que tenía la gran expectativa de<br />
un <strong>matrimonio</strong> excepcional.<br />
El Padre C<strong>el</strong>estial desea que todos Sus<br />
hijos tengamos una r<strong>el</strong>ación de ese<br />
tipo, y ninguno de Sus hijos fi<strong>el</strong>es se<br />
quedará sin la oportunidad de tener un<br />
<strong>matrimonio</strong> <strong>eterno</strong> al lado de una persona<br />
igualmente pre<strong>para</strong>da <strong>para</strong> la vida<br />
eterna. ¡La virtud ama a la virtud! ¡La<br />
luz se allega a la luz!<br />
Refrenemos las pasiones<br />
Las semillas de una plena realización d<strong>el</strong> amor<br />
romántico se siembran durante <strong>el</strong> cortejo, periodo<br />
en <strong>el</strong> cual debemos recordar y apreciar la verdad y <strong>el</strong><br />
niv<strong>el</strong> de entendimiento evidenciado en <strong>el</strong> consejo<br />
inmortal que Alma dio a su hijo Shiblón: “…procura<br />
también refrenar todas tus pasiones <strong>para</strong> que<br />
estés lleno de amor…” (Alma 38:12).<br />
Los que se han criado entre caballos, monturas y<br />
frenos percibirán que Alma no le sugería a Shiblón<br />
que erradicara sus pasiones sino que las controlara y<br />
que las encauzara hacia <strong>el</strong> propósito digno de estar<br />
lleno de amor. Durante <strong>el</strong> cortejo, dicho control<br />
supone postergar las r<strong>el</strong>aciones sexuales hasta que<br />
puedan florecer adecuadamente dentro de los límites<br />
d<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong>, y aun dentro d<strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong>,<br />
se debe aplicar disciplina y moderación, puesto que<br />
<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io enseña que “…a cada reino se le ha