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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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de tormentas, de las cuales han salido airosos. La<br />

mayoría de ustedes son madres, y muchas son abu<strong>el</strong>as<br />

y aun bisabu<strong>el</strong>as y han transitado los senderos a<br />

veces escabrosos, a veces gozosos, de la maternidad.<br />

Han caminado de la mano con Dios en <strong>el</strong> gran proceso<br />

de traer hijos al mundo <strong>para</strong> que pudieran vivir<br />

en este estado, en su camino hacia la inmortalidad y<br />

la vida eterna. No ha sido fácil criar una familia. La<br />

mayoría de ustedes ha tenido que sacrificarse, economizar<br />

y trabajar día y noche. Al pensar en ustedes<br />

y en las circunstancias que les ha tocado vivir,<br />

recuerdo las palabras de Ann Campb<strong>el</strong>l, quien,<br />

mientras observaba a sus hijos, escribió:<br />

Ustedes son <strong>el</strong> viaje que yo no hice;<br />

y son las joyas que comprar no puedo.<br />

Ustedes son mi lago azul italiano;<br />

y son mi pedazo de ci<strong>el</strong>o extranjero.<br />

(“To My Children”, citado en Charles L. Wallis, ed.,<br />

<strong>The</strong> Treasure Chest [1965], pág. 54).<br />

Hermanas, dondequiera que ustedes vivan, son las<br />

verdaderas arquitectas de su nación, porque han edificado<br />

hogares fuertes, donde hay paz y seguridad,<br />

que constituyen la fortaleza misma de toda patria.<br />

Una reprensión a los culpables de<br />

maltrato y abuso<br />

Lamentablemente, es posible que algunas de ustedes<br />

estén casadas con hombres abusadores. Algunos de<br />

<strong>el</strong>los aparentan ser muy buenos ante <strong>el</strong> mundo<br />

durante <strong>el</strong> día, pero al llegar a la casa por la noche<br />

se quitan la coraza d<strong>el</strong> autocontrol y ante la más<br />

insignificante provocación se dejan arrastrar por <strong>el</strong><br />

desenfreno.<br />

Ningún hombre que actúa de manera tan malvada e<br />

impropia es digno d<strong>el</strong> sacerdocio de Dios. Ningún<br />

hombre tan ruin es digno de los privilegios de la Casa<br />

d<strong>el</strong> Señor. Lamento que haya algunos hombres que<br />

no sean merecedores d<strong>el</strong> amor de su esposa y de sus<br />

hijos. Hay hijos que temen a su padre y mujeres que<br />

tienen miedo de su esposo. Si hubiere hombres tales<br />

entre quienes me escuchan, como siervo d<strong>el</strong> Señor los<br />

amonesto y los llamo al arrepentimiento. Tengan disciplina;<br />

controlen su temperamento. La mayoría de<br />

las cosas que les enceguecen son de muy poca importancia,<br />

mas cuán terrible <strong>el</strong> precio a pagar por ese<br />

enojo. Pidan al Señor que les perdone. Pidan a su<br />

esposa que les perdone y pidan perdón a sus hijos.<br />

F UNCIONES Y RESPONSABILIDADES DIVINAS DE LA MUJER 165<br />

Consejos a las solteras<br />

Hay entre nosotros muchas mujeres que son solteras.<br />

Por lo general, no se trata de un estado civil que<br />

<strong>el</strong>las hayan <strong>el</strong>egido. Algunas nunca han tenido la<br />

oportunidad de casarse con <strong>el</strong> hombre con <strong>el</strong> cual<br />

quisieran pasar la eternidad.<br />

A ustedes, hermanas solteras que desean casarse, reitero<br />

lo que dije recientemente en este Tabernáculo,<br />

en una reunión <strong>para</strong> miembros solteros:<br />

“No pierdan la esperanza, y no dejen de buscar un<br />

buen marido, pero eso sí, no estén obsesionadas con<br />

<strong>el</strong>lo. Casi con toda seguridad si se olvidan d<strong>el</strong><br />

asunto y se entregan a otras actividades, las posibilidades<br />

aumentarán en gran manera…<br />

“Creo que <strong>para</strong> la mayoría de las personas, <strong>el</strong> mejor<br />

remedio <strong>para</strong> la soledad es <strong>el</strong> trabajo y <strong>el</strong> prestar<br />

servicio al prójimo. De ninguna manera resto<br />

importancia a sus problemas, pero tampoco vacilo<br />

en decirles que hay muchas otras personas cuyos<br />

problemas son mucho más serios que los de ustedes.<br />

Encuentren maneras de dar servicio a esas personas,<br />

de ayudarlas y de animarlas. Hay muchos<br />

niños que fracasan en los estudios por falta de un<br />

poco de atención y de estímulo personales. Son<br />

tantos los ancianos que viven en la desdicha, la<br />

soledad y <strong>el</strong> temor, a quienes una simple visita les<br />

traería algo de esperanza y de f<strong>el</strong>icidad” (Charla<br />

fogonera <strong>para</strong> los adultos solteros d<strong>el</strong> Valle d<strong>el</strong> Lago<br />

Salado, 22 de septiembre de 1996).<br />

Presten ayuda a quienes han perdido a<br />

sus maridos<br />

Entre las mujeres de la Iglesia se encuentran muchas<br />

que han perdido a su marido como resultado d<strong>el</strong><br />

abandono, d<strong>el</strong> divorcio o de la muerte. Grande es<br />

nuestra obligación <strong>para</strong> con ustedes. Como lo declaran<br />

las Escrituras: “La r<strong>el</strong>igión pura y sin mácula<br />

d<strong>el</strong>ante de Dios <strong>el</strong> Padre es esta: Visitar a los huérfanos<br />

y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse<br />

sin mancha d<strong>el</strong> mundo” (Santiago 1:27).<br />

Recibí una carta de una hermana que se considera<br />

afortunada, y por cierto que lo es. Dice así:<br />

“A pesar de haber estado criando a mis cuatro hijos<br />

sin <strong>el</strong> apoyo de un marido,… no estoy sola, ya que<br />

cuento con la ayuda y <strong>el</strong> sostén de la maravillosa<br />

familia d<strong>el</strong> barrio que nos ha dado apoyo.<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO

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