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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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El perdón d<strong>el</strong> Señor se logra mediante mucho<br />

esfuerzo personal. Requiere valor enfrentar la realidad<br />

d<strong>el</strong> pecado, aceptar <strong>el</strong> castigo requerido y dejar<br />

que pase <strong>el</strong> tiempo suficiente <strong>para</strong> que <strong>el</strong> proceso<br />

surta efecto, mas cuando hagan ustedes todo eso,<br />

serán nuevamente inocentes. El Señor ha declarado:<br />

“Yo, yo soy <strong>el</strong> que borro tus reb<strong>el</strong>iones por amor<br />

de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”<br />

(Isaías 43:25).<br />

Nunca más se acordará de<br />

nuestros pecados<br />

“Este es <strong>el</strong> pacto que haré con <strong>el</strong>los… Pondré mis<br />

leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré…<br />

Y nunca más me acordaré de sus pecados y<br />

transgresiones” (Hebreos 10:16–17).<br />

Alma, que en su juventud exhibió un espíritu reb<strong>el</strong>de,<br />

habló por experiencia propia cuando comentó<br />

acerca d<strong>el</strong> gran alivio que <strong>el</strong> arrepentimiento causa:<br />

“Y al concentrarse mi mente en este pensamiento,<br />

clamé dentro de mi corazón: ¡Oh Jesús, Hijo de<br />

Dios, ten misericordia de mí que estoy en la hi<strong>el</strong> de<br />

amargura, y ceñido con las eternas cadenas de la<br />

muerte! Y he aquí que cuando pensé esto, ya no me<br />

pude acordar más de mis dolores; sí, dejó de atormentarme<br />

<strong>el</strong> recuerdo de mis pecados. Y ¡oh qué<br />

gozo, y qué luz tan maravillosa fue la que vi! Sí, mi<br />

alma se llenó de un gozo tan pr<strong>of</strong>undo como lo<br />

había sido mi dolor” (Alma 36:18–20).<br />

En ocasiones la parte más difícil d<strong>el</strong> arrepentimiento,<br />

incluso después de haberse confesado y de haber<br />

recibido los castigos, es perdonarse a uno mismo.<br />

El presidente Joseph Fi<strong>el</strong>ding Smith r<strong>el</strong>ató la historia<br />

de una mujer que se había arrepentido de una conducta<br />

inmoral y se esmeraba por seguir <strong>el</strong> camino<br />

acertado. Ella le preguntó al Presidente qué debía<br />

hacer ahora, a lo que él le indicó que le leyera <strong>el</strong><br />

pasaje en <strong>el</strong> Antiguo Testamento sobre Sodoma y<br />

Gomorra, y sobre Lot y su esposa, la que se volvió<br />

estatua de sal (véase Génesis 19:26). Luego le preguntó<br />

qué lección encerraban esos versículos <strong>para</strong><br />

<strong>el</strong>la. Ella respondió:<br />

“El Señor destruirá a los inicuos”.<br />

“No”, dijo <strong>el</strong> presidente Smith a la mujer arrepentida.<br />

“La lección <strong>para</strong> usted es no mirar atrás”.<br />

El templo<br />

I NTIMIDAD FÍSICA EN EL MATRIMONIO 223<br />

Uso la palabra templo con reverencia, y al hacerlo<br />

recuerdo las palabras: “…quita tu calzado de tus<br />

pies, porque <strong>el</strong> lugar en que tú estás, tierra santa es”<br />

(Éxodo 3:5). Me imagino un salón de s<strong>el</strong>lamientos<br />

con una pareja arrodillada ante <strong>el</strong> altar, o tal vez<br />

con una pareja ya mayor que hace un año se unió a<br />

la Iglesia. Esa ordenanza sagrada d<strong>el</strong> templo es más,<br />

muchísimo más, que una boda, puesto que <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong><br />

así efectuado es s<strong>el</strong>lado por <strong>el</strong> Santo Espíritu<br />

de la promesa, y las Escrituras prometen a los contrayentes<br />

que si se guardan dignos, heredarán “tronos,<br />

reinos, principados, potestades y dominios”<br />

(D. y C. 132:19).<br />

Recuerdo las palabras de la ordenanza s<strong>el</strong>ladora, las<br />

cuales no se pueden escribir acá, y en pequeña<br />

medida comprendo la naturaleza sagrada de la<br />

fuente de vida que llevamos dentro. Asimismo veo<br />

<strong>el</strong> gozo que está a la espera de quienes aceptan este<br />

don divino y lo usan dignamente.<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO

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