el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus
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que tratan de dejarle al Señor la tarea de tomar todas<br />
sus decisiones, y suplican recibir rev<strong>el</strong>ación ante cada<br />
una de <strong>el</strong>las, pronto encontrarán circunstancias en<br />
las que oran <strong>para</strong> recibir guía y no la reciben. Por<br />
ejemplo, es muy factible que esto ocurra en aqu<strong>el</strong>las<br />
numerosas situaciones en que las decisiones son<br />
triviales o en que cualquier decisión es aceptable.<br />
“Debemos estudiar las cosas en nuestra mente,<br />
valiéndonos d<strong>el</strong> raciocinio que nuestro Creador nos<br />
ha dado. Luego, debemos orar <strong>para</strong> recibir dirección,<br />
y tomar las medidas necesarias cuando la recibamos.<br />
Si no la recibimos, debemos actuar basándonos en<br />
nuestro mejor discernimiento. Hay temas sobre los<br />
que <strong>el</strong> Señor no nos ha dado ninguna orientación y<br />
si insistimos en buscar rev<strong>el</strong>ación sobre esos temas,<br />
quizás tramemos una respuesta basándonos en nuestras<br />
propias fantasías o prejuicios, o tal vez incluso<br />
recibamos una respuesta por medio de la rev<strong>el</strong>ación<br />
falsa. La rev<strong>el</strong>ación de Dios es una realidad sagrada,<br />
pero al igual que otras cosas sagradas, se debe atesorar<br />
y utilizar apropiadamente a fin de que uno de<br />
nuestros grandes puntos fuertes no se convierta en<br />
una debilidad que nos [incapacite]” (Liahona, mayo<br />
de 1995, pág. 15).<br />
Encontrar a la persona correcta<br />
Presidente Spencer W. Kimball<br />
“Si bien la vida matrimonial es difícil y es una realidad<br />
que hay muchos <strong>matrimonio</strong>s llenos de discordia<br />
y deshechos, la f<strong>el</strong>icidad duradera sí es posible.<br />
Más de lo que la mente humana puede imaginar, <strong>el</strong><br />
<strong>matrimonio</strong> puede ser una fuente de dicha que se<br />
encuentra al alcance de cada pareja, de cada individuo.<br />
El concepto de que hay ‘almas gem<strong>el</strong>as’ es una<br />
ficción y una ilusión, y si bien toda persona joven ha<br />
de procurar, con toda diligencia y oración, encontrar<br />
un compañero junto a quien la vida tenga mayor<br />
compatibilidad y b<strong>el</strong>leza, es cierto que prácticamente<br />
todo buen hombre y toda buena mujer pueden hallar<br />
la f<strong>el</strong>icidad y <strong>el</strong> éxito matrimonial si ambos están dispuestos<br />
a pagar <strong>el</strong> precio” (“Oneness in Marriage”<br />
Ensign, marzo de 1977, pág. 4).<br />
Élder Joseph Fi<strong>el</strong>ding Smith<br />
“No obstante, no existe evidencia en las Escrituras que<br />
respalde la creencia de que en <strong>el</strong> mundo espiritual<br />
tuvimos <strong>el</strong> privilegio de escoger a nuestros padres y<br />
a nuestros cónyuges. Algunos han expresado creer<br />
que así fue, y existe la posibilidad de que en ciertos<br />
casos haya ocurrido, pero se requiere demasiada<br />
E LECCIÓN DEL CÓNYUGE 123<br />
imaginación <strong>para</strong> creer que eso es lo que sucedió en<br />
todos los casos o, incluso, en la mayoría de <strong>el</strong>los. Lo<br />
más probable es que se nos haya enviado a donde<br />
los poseedores de la autoridad decidieron mandarnos.<br />
Nuestro albedrío puede no haberse ejercido al<br />
punto de decidir quiénes serían nuestros padres y<br />
nuestra posteridad” (Way to Perfection, pág. 44).<br />
La decisión entre la misión y <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong><br />
“Hay crecientes evidencias de que se está instando<br />
con mucha insistencia a algunas mujeres jóvenes a<br />
que cumplan con una misión regular. Aun cuando<br />
sean capaces y eficaces, las jóvenes no tienen la<br />
misma responsabilidad de ir a una misión regular que<br />
los jóvenes que poseen <strong>el</strong> sacerdocio. Agradecemos a<br />
aqu<strong>el</strong>las que tienen <strong>el</strong> deseo de ir a la misión, pero no<br />
se les debe hacer sentir que tienen la obligación de<br />
hacerlo. No se debe recomendar a una joven <strong>para</strong> que<br />
cumpla con una misión regular si la misión interfiriera<br />
con planes específicos de casamiento” (en<br />
Boletín, 1993, núm. 2, pág. 3).<br />
Presidente Gordon B. Hinckley<br />
“En seguida quisiera decir algo a los obispos y a los<br />
presidentes de estaca con respecto al servicio misional.<br />
Se trata de un asunto d<strong>el</strong>icado. Parece estar creciendo<br />
en la Iglesia la idea de que todas las mujeres<br />
jóvenes al igual que todos los hombres jóvenes deben<br />
ir a la misión. Necesitamos a algunas jóvenes; <strong>el</strong>las<br />
realizan un trabajo extraordinario y pueden llegar a<br />
los hogares a los que los élderes no pueden llegar.<br />
“Confieso que tengo dos nietas en <strong>el</strong> campo misional.<br />
Son jóvenes int<strong>el</strong>igentes y b<strong>el</strong>las; trabajan<br />
arduamente y realizan mucho bien. [Hablaron con]<br />
sus obispos y [con] sus padres, [y] <strong>el</strong>las mismas<br />
tomaron la decisión de ir a la misión. A mí no me<br />
lo dijeron sino hasta después de haber enviado los<br />
formularios <strong>para</strong> la misión. Yo no tuve nada que ver<br />
con esa decisión de <strong>el</strong>las.<br />
“Ahora bien, tras haber hecho esa confesión, deseo<br />
decir que los miembros de la Primera Presidencia y<br />
d<strong>el</strong> Consejo de los Doce estamos unidos al indicar a<br />
nuestras hermanas jóvenes que no tienen la obligación<br />
de ir al campo misional. Confío en que pueda<br />
decir lo que tengo que decir de tal manera que no<br />
[<strong>of</strong>enda a] nadie. Las mujeres jóvenes no deben<br />
pensar que tienen un deber com<strong>para</strong>ble al de los<br />
hombres jóvenes. Algunas tendrán muchos deseos<br />
de ir a la misión. De ser así, deben consultar con su<br />
obispo y con sus padres. Si la idea persiste, <strong>el</strong> obispo<br />
sabrá lo que ha de hacer.<br />
E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO