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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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“E hice que las mujeres hilaran y se afanaran, y trabajaran<br />

y tejieran toda suerte de linos finos; sí, y<br />

t<strong>el</strong>as de todas clases <strong>para</strong> que cubriéramos nuestra<br />

desnudez; y así prosperamos en la tierra, así gozamos<br />

de continua paz en la tierra por <strong>el</strong> espacio de<br />

veintidós años”.<br />

Doctrina y Convenios 42:42<br />

“No serás ocioso; porque <strong>el</strong> ocioso no comerá <strong>el</strong> pan<br />

ni vestirá la ropa d<strong>el</strong> trabajador”.<br />

Doctrina y Convenios 68:30–31<br />

“…se tendrá presente al ocioso ante <strong>el</strong> Señor. Ahora,<br />

yo, <strong>el</strong> Señor, no estoy bien complacido con los habitantes<br />

de Sión, porque hay ociosos entre <strong>el</strong>los”.<br />

Presidente Gordon B. Hinckley<br />

“En toda la tierra no hay substituto alguno d<strong>el</strong> trabajo<br />

productivo, que es <strong>el</strong> proceso por <strong>el</strong> cual los<br />

sueños se convierten en realidad y las visiones se<br />

convierten en dinámicos logros.<br />

“La mayoría de nosotros somos haraganes por naturaleza;<br />

preferimos divertirnos a trabajar… Un poco de<br />

diversión y un poco de ocio son buenos; pero lo que<br />

hace destacar la vida de una mujer o un hombre es <strong>el</strong><br />

trabajo… El trabajo es lo que nos provee <strong>el</strong> alimento<br />

que nos nutre, la ropa que usamos, la casa en la que<br />

vivimos… Si queremos progresar y prosperar [individual<br />

y colectivamente]… no podemos negar la<br />

importancia d<strong>el</strong> trabajo de manos diestras y de mentes<br />

instruidas” (Liahona, marzo de 1993, pág. 5).<br />

Élder Marvin J. Ashton<br />

“‘Con <strong>el</strong> sudor de tu rostro comerás <strong>el</strong> pan’ (Génesis<br />

3:19) no es un consejo anticuado, sino que es esencial<br />

<strong>para</strong> <strong>el</strong> bienestar personal. Uno de los favores más<br />

grandes que los padres pueden hacerles a sus hijos es<br />

enseñarles a trabajar. Con <strong>el</strong> transcurso de los años se<br />

ha dicho mucho sobre los niños y sus pagas mensuales,<br />

y tanto las opiniones como las recomendaciones<br />

varían grandemente. Yo pertenezco a la ‘vieja escu<strong>el</strong>a’<br />

y creo que los niños deben ganar su dinero por medio<br />

d<strong>el</strong> servicio y de las tareas apropiadas. Algunas recompensas<br />

económicas <strong>para</strong> los niños pueden estar sujetas<br />

al esfuerzo educativo y al logro de otras metas r<strong>el</strong>evantes.<br />

Considero desafortunado <strong>para</strong> un niño <strong>el</strong> que<br />

crezca en un hogar donde en su mente se plante la<br />

semilla de que hay un árbol que, de manera automática,<br />

produce dinero una vez a la semana o al mes”<br />

(Liahona, abril de 2000, págs. 45–46).<br />

L A F AMILIA: UNA PROCLAMACIÓN PARA EL MUNDO 237<br />

Élder L. Tom Perry<br />

“El enseñar a los hijos <strong>el</strong> gozo d<strong>el</strong> trabajo honrado<br />

es uno de los dones más grandes que podemos otorgarles.<br />

Estoy convencido de que una de las razones<br />

de la ruptura de tantos <strong>matrimonio</strong>s hoy día es que<br />

los padres no enseñan ni capacitan a sus hijos varones<br />

en cuanto a la responsabilidad de proveer y<br />

v<strong>el</strong>ar por sus familias, y a disfrutar <strong>el</strong> desafío que<br />

esta responsabilidad acarrea. Muchos de nosotros<br />

hemos fallado también en nuestro esfuerzo por<br />

inculcar en nuestras hijas <strong>el</strong> deseo de poner b<strong>el</strong>leza<br />

y orden en <strong>el</strong> hogar por medio de las labores<br />

domésticas”(Liahona, enero de 1987, pág. 61).<br />

“El <strong>matrimonio</strong> es una institución divina, ordenada<br />

por Dios. La tarea de lograr <strong>el</strong> éxito en <strong>el</strong> hogar es un<br />

cometido divino, y ningún otro éxito podrá substituirlo.<br />

Por otro lado, a menos que ambos cónyuges<br />

aprendan a esforzarse juntos por lograrlo, <strong>el</strong> <strong>matrimonio</strong><br />

podría resultar una experiencia infernal.<br />

Existen demasiados <strong>matrimonio</strong>s desdichados en <strong>el</strong><br />

mundo, demasiados <strong>matrimonio</strong>s que no mantienen<br />

<strong>el</strong> rumbo necesario y terminan prematuramente en<br />

<strong>el</strong> divorcio” (Liahona, julio de 1995, pág. 82).<br />

Élder David B. Haight<br />

“Nos preocupa no solamente que los productores y<br />

guionistas no presenten <strong>matrimonio</strong>s f<strong>el</strong>ices y productivos,<br />

sino que muchas parejas no toman su<br />

<strong>matrimonio</strong> tan en serio como <strong>para</strong> protegerlo,<br />

nutrirlo, cultivarlo día tras día, semana a semana,<br />

durante un año, un cuarto de siglo, medio siglo,<br />

<strong>para</strong> siempre” (Liahona, julio de 1984, pág. 17).<br />

Élder James E. Faust<br />

“Una parte esencial al enseñarles [a lo hijos] a ser disciplinados<br />

y responsables es enseñarles a trabajar. A<br />

medida que maduramos, muchos somos como <strong>el</strong><br />

hombre que dijo: ‘Me gusta <strong>el</strong> trabajo; me encanta.<br />

Puedo sentarme horas a contemplar a los que trabajan’<br />

(Jerome Klapka Jerome, en <strong>The</strong> International<br />

Dictionary <strong>of</strong> Thoughts, comp. por John P. Bradley, Leo<br />

F. Dani<strong>el</strong>s y Thomas C. Jones, pág. 782). Repito, los<br />

mejores maestros que pueden enseñar <strong>el</strong> principio<br />

d<strong>el</strong> trabajo son los padres. En mi caso, <strong>el</strong> comenzar a<br />

trabajar junto a mi padre y abu<strong>el</strong>o, tíos y hermanos,<br />

me brindó una gran satisfacción. Estoy seguro de que<br />

más de una vez fui más un estorbo que una ayuda,<br />

pero los recuerdos que guardo de esa época son hermosos<br />

y las lecciones que aprendí fueron realmente<br />

valiosas. Es imperante que los hijos aprendan<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO

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