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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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374<br />

S ER PADRES: LA CREACIÓN DE UN HOGAR CENTRADO EN EL E VANGELIO<br />

La creación de hogares de éxito<br />

Si bien hay pocos desafíos que sean mayores que <strong>el</strong><br />

de la paternidad, pocas son las cosas que <strong>of</strong>recen un<br />

grado mayor de gozo. Sin duda no hay trabajo más<br />

importante en este mundo que <strong>el</strong> de pre<strong>para</strong>r a<br />

nuestros hijos <strong>para</strong> aprender <strong>el</strong> temor a Dios, ser f<strong>el</strong>ices,<br />

honrados y productivos. No hay f<strong>el</strong>icidad mayor<br />

<strong>para</strong> los padres que lograr que sus hijos los honren a<br />

<strong>el</strong>los y a sus enseñanzas. Ésa es en realidad la gloria<br />

de la paternidad. Juan testificó: “No tengo yo mayor<br />

gozo que este, <strong>el</strong> oír que mis hijos andan en la verdad”<br />

(3 Juan 1:4). En mi opinión, <strong>el</strong> enseñar, criar y<br />

capacitar a los hijos requiere más int<strong>el</strong>igencia, comprensión<br />

intuitiva, humildad, fortaleza, sabiduría,<br />

espiritualidad, perseverancia y mucho más trabajo<br />

que cualquier otra tarea que tengamos en la vida, en<br />

especial cuando las normas morales de honor y<br />

decencia decaen a nuestro alrededor. Para tener éxito<br />

en <strong>el</strong> hogar, se deben enseñar valores e imponerse<br />

reglas y normas constantes. Hay comunidades que<br />

no apoyan mucho a los padres en lo que respecta a<br />

enseñar y honrar normas morales. Hay<br />

culturas que las han perdido por completo<br />

y muchos de sus jóvenes tienen<br />

una actitud cínica ante lo que es moral.<br />

Ante <strong>el</strong> deterioro de la sociedad y la<br />

ruptura de la familia, lo mejor es prestar<br />

más atención y hacer un mayor<br />

esfuerzo <strong>para</strong> enseñar a la futura generación: nuestros<br />

hijos. Para <strong>el</strong>lo, primero debemos fortalecer a<br />

sus maestros primordiales. Los educadores más<br />

importantes son los padres y demás miembros de la<br />

familia, y <strong>el</strong> hogar es la mejor escu<strong>el</strong>a. De alguna<br />

manera debemos hacer un esfuerzo mayor por que<br />

<strong>el</strong> hogar sea como un santuario en contra de la<br />

dañina decadencia moral. La armonía, la f<strong>el</strong>icidad,<br />

la paz y <strong>el</strong> amor dan a los hijos la fortaleza interior<br />

necesaria <strong>para</strong> lidiar con los problemas de la vida.<br />

Hace unos meses, Barbara Bush, esposa d<strong>el</strong> presidente<br />

de los Estados Unidos, dijo a los graduados de<br />

una universidad en Massachussets:<br />

“Sea la época que sea, hay algo que no cambia.<br />

Padres y madres: los hijos están primero. Deben<br />

leerles a sus hijos, deben abrazarlos y deben amarlos.<br />

El éxito que logren como familia, así como <strong>el</strong> de<br />

la sociedad, no depende de lo que suceda en la Casa<br />

Blanca, sino de lo que suceda en nuestras casas”<br />

(Washington Post, 2 de junio de 1990).<br />

Para ser buenos padres hay que renunciar a sí<br />

mismos en favor de los hijos. Como consecuencia<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />

Para tener éxito en<br />

<strong>el</strong> hogar, se deben<br />

enseñar valores.<br />

de ese sacrificio, los padres devotos adquieren<br />

nobleza de carácter y aprenden a llevar a la práctica<br />

las verdades de abnegación que enseñó <strong>el</strong> Salvador.<br />

Respeto muchísimo a los padres que crían solos, sin<br />

su cónyuge, a sus hijos, esforzándose y sacrificándose,<br />

luchando contra grandes problemas <strong>para</strong><br />

mantenerlos unidos. Estas personas merecen respeto<br />

y ayuda por ese esfuerzo heroico. La labor de un<br />

padre o una madre se hace más fácil cuando ambos<br />

están en <strong>el</strong> hogar. Con frecuencia los hijos ponen a<br />

prueba la fortaleza y la sabiduría de ambos padres…<br />

Los padres deben dar <strong>el</strong> ejemplo<br />

Cuando los padres enseñan a sus hijos a evitar <strong>el</strong><br />

p<strong>el</strong>igro, no es apropiado que les digan: “Tenemos<br />

más experiencia y conocimiento que ustedes sobre<br />

las cosas d<strong>el</strong> mundo; nosotros podemos arriesgarnos<br />

más que ustedes”. La hipocresía de los padres puede<br />

hacer que los hijos… duden de lo que éstos les enseñen.<br />

Por ejemplo, cuando los padres van a ver p<strong>el</strong>ículas<br />

que prohíben a sus hijos, éstos luego dudan de<br />

las enseñanzas de sus progenitores. Si<br />

se espera que los hijos sean honrados,<br />

los padres también deben serlo. Si se<br />

espera que los hijos sean virtuosos,<br />

los padres también deben serlo. Si se<br />

espera que los hijos sean honorables,<br />

los padres deben serlo.<br />

Entre los valores que se deben enseñar a los hijos<br />

está <strong>el</strong> respetar a los demás, comenzando con sus<br />

padres y familiares; respetar las creencias r<strong>el</strong>igiosas<br />

y <strong>el</strong> patriotismo de otros; respetar la ley y <strong>el</strong> orden;<br />

respetar la propiedad ajena y respetar la autoridad.<br />

Pablo nos recuerda que los hijos primero deben<br />

aprender “a ser piadosos <strong>para</strong> con su propia familia”<br />

(1 Timoteo 5:4).<br />

La disciplina de los hijos<br />

Una de las cosas más difíciles que deben hacer los<br />

padres es disciplinar debidamente a los hijos, porque<br />

cada uno es diferente. Muchas veces cuando un<br />

método resulta con uno, falla con otro. Y no hay<br />

nadie mejor que los padres, los que más aman a los<br />

hijos, <strong>para</strong> determinar con precisión cuál es <strong>el</strong><br />

método disciplinario demasiado severo o demasiado<br />

indulgente <strong>para</strong> <strong>el</strong>los. Todo es cuestión de discernimiento<br />

y oración de parte de los padres. Por cierto<br />

que <strong>el</strong> principio fundamental que se aplica en todos<br />

los casos es que la disciplina debe ser motivada por <strong>el</strong><br />

amor y no por <strong>el</strong> castigo. Brigham Young aconsejó:

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