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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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dinero; pero se requiere un hombre sabio <strong>para</strong> ahorrarlo<br />

y gastarlo <strong>para</strong> su propia ventaja. Entonces salgan<br />

a trabajar y ahorren todo, y confeccionen sus<br />

propios sombreros y ropa” (Journal <strong>of</strong> Discourses,<br />

tomo XI, pág. 201).<br />

En <strong>el</strong> mundo de hoy, en lugar de pedirles a ustedes<br />

que confeccionen sus propios sombreros, <strong>el</strong> presidente<br />

Young quizás les indicaría que pensaran detenidamente<br />

en lo que realmente necesitan con respecto<br />

a automóviles, ropa, recreación, casa, vacaciones y<br />

cualquier cosa que algún día quieran proveer <strong>para</strong><br />

sus hijos. Y quizás les indicaría que la diferencia en<br />

costo entre lo que <strong>el</strong> mundo dice que es necesario y<br />

lo que los hijos realmente necesitan podría darle al<br />

padre o a la madre <strong>el</strong> tiempo que necesita pasar con<br />

los hijos a fin de llevarlos de vu<strong>el</strong>ta al hogar con su<br />

Padre C<strong>el</strong>estial.<br />

Aun los hábitos adquisitivos más frugales y la planificación<br />

más cuidadosa en lo que respecta al empleo<br />

quizás no sea suficiente <strong>para</strong> garantizarles <strong>el</strong> éxito,<br />

pero eso podría bastar <strong>para</strong> darles la paz que resulta<br />

d<strong>el</strong> saber que dieron lo mejor de sí por proveer <strong>para</strong><br />

la familia y criar a los hijos.<br />

Hay otra manera de planificar, esta noche, <strong>para</strong> tener<br />

éxito, a pesar de las dificultades que podamos enfrentar.<br />

La proclamación nos impone una alta valla que<br />

saltar cuando describe la obligación que tenemos de<br />

enseñar a los hijos. De alguna manera debemos enseñarles<br />

<strong>para</strong> que se amen y se sirvan unos a otros,<br />

guarden los mandamientos y sean ciudadanos respetuosos<br />

de la ley. Si pensamos en las buenas familias<br />

que no han logrado esa meta, y son pocas las que la<br />

logran sin cierto grado de fracaso en <strong>el</strong> transcurso de<br />

una o dos generaciones, podríamos desanimarnos.<br />

No podemos controlar lo que otros deciden hacer;<br />

por lo tanto, no podemos obligar a nuestros hijos a<br />

ir al ci<strong>el</strong>o, pero sí podemos decidir lo que haremos<br />

nosotros, y podemos decidir esta misma noche<br />

hacer todo lo que esté de nuestra parte por invocar<br />

los poderes d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o <strong>para</strong> esa familia que tanto deseamos<br />

tener <strong>para</strong> siempre.<br />

Una clave <strong>para</strong> nosotros se encuentra en la siguiente<br />

oración de la proclamación: “Hay más posibilidades<br />

de lograr la f<strong>el</strong>icidad en la vida familiar cuando se<br />

basa en las enseñanzas d<strong>el</strong> Señor Jesucristo”.<br />

¿Qué haría más factible que los integrantes de una<br />

familia se amen y se sirvan unos a otros, observen<br />

los mandamientos de Dios y obedezcan la ley? No<br />

consiste solamente en enseñarles <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io, sino<br />

L A F AMILIA: UNA PROCLAMACIÓN PARA EL MUNDO 253<br />

en que escuchen la palabra de Dios y después la<br />

pongan a prueba con fe. Si lo hacen, su naturaleza<br />

cambiará de manera tal que producirá la f<strong>el</strong>icidad<br />

que buscan. Moroni expresó estas palabras que describen<br />

exactamente cómo ese cambio es <strong>el</strong> fruto<br />

natural de vivir <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io de Jesucristo:<br />

“Y las primicias d<strong>el</strong> arrepentimiento es <strong>el</strong> bautismo;<br />

y <strong>el</strong> bautismo viene por la fe <strong>para</strong> cumplir los mandamientos;<br />

y <strong>el</strong> cumplimiento de los mandamientos<br />

trae la remisión de los pecados;<br />

“y la remisión de los pecados trae la mansedumbre<br />

y la humildad de corazón y por motivo de la mansedumbre<br />

y la humildad de corazón viene la visitación<br />

d<strong>el</strong> Espíritu Santo, <strong>el</strong> cual Consolador llena de<br />

esperanza y de amor perfecto, amor que perdura por<br />

la diligencia en la oración, hasta que venga <strong>el</strong> fin,<br />

cuando todos los santos morarán con Dios”<br />

(Moroni 8:25–26).<br />

Cuando pre<strong>para</strong>mos a los niños <strong>para</strong> <strong>el</strong> bautismo,<br />

si lo hacemos bien, los pre<strong>para</strong>remos <strong>para</strong> <strong>el</strong> proceso<br />

que hará efectiva la Expiación en la vida de<br />

<strong>el</strong>los y que introducirá en nuestro hogar los poderes<br />

d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o. Piensen en <strong>el</strong> cambio que necesitamos:<br />

Precisamos contar con <strong>el</strong> Espíritu Santo <strong>para</strong><br />

llenarnos de esperanza y de amor perfecto a fin de<br />

poder perdurar por la diligencia en la oración, y<br />

entonces podremos morar <strong>para</strong> siempre con Dios<br />

en familia. ¿Cómo podemos recibirlo? Mediante la<br />

promesa sencilla que Mormón describió a su hijo<br />

Moroni: La fe en Jesucristo <strong>para</strong> arrepentimiento y<br />

después <strong>el</strong> bautismo por los que tienen autoridad<br />

conducen a la remisión de los pecados, la cual produce<br />

la mansedumbre y la humildad de corazón, y<br />

eso, a su vez, permite que contemos con la compañía<br />

d<strong>el</strong> Espíritu Santo, que nos llena de esperanza<br />

y de amor perfecto.<br />

Ustedes saben que es verdad; yo también sé que es<br />

verdad por las experiencias que he vivido así como<br />

las que mis familiares han vivido. Sabemos que<br />

existe la posibilidad de que un día, al llegar de un<br />

viaje de veinte horas atravesando <strong>el</strong> mundo, encontremos<br />

sobre nuestra colcha un cart<strong>el</strong> escrito a todo<br />

color por la mano de un niño con las palabras:<br />

“¡Deben estar muy cansados! ¡Acuéstense y r<strong>el</strong>ájense!<br />

¡Ya han vu<strong>el</strong>to a casa y nosotros nos haremos cargo<br />

de todo!”. También sabemos que no es pura habladuría<br />

si camino a casa llamamos desde <strong>el</strong> aeropuerto<br />

y la hermana mayor dice: “Ah, es que estoy aspirando<br />

la casa”.<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO

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